Harto de fake news, renuncia un corresponsal español en China
El hasta ahora corresponsal de la agencia de noticias española EFE en Beijing, Javier García, anunció el retiro de su jefatura en esa oficina con críticas a la manipulación informativa que los medios occidentales hacen de China.
Aquí los twits de @javihagen al respecto:
En pocos días dejaré el periodismo, al menos temporalmente, tras más de 30 años de profesión. La bochornosa guerra informativa contra #China se ha llevado buenas dosis de mi ilusión por este oficio, que hasta ahora había sobrevivido a no pocos conflictos y otras lindezas.
Llegué a China, como a cualquier otro destino, intentando mantener la mente abierta y libre de prejuicios e ideas preconcebidas. Siempre he creído que la curiosidad y la capacidad de asombro, junto al rigor y la lealtad a la verdad, son los mimbres básicos del periodismo.
Lo que me encontré me sorprendió. Por un lado, un país enorme, diverso y en constante transformación, repleto de historias que contar. Un lugar innovador, moderno y tradicional a la vez, en el que se vislumbra el futuro y se juega de algún modo el destino de la humanidad.
Por otro, un relato de la prensa extranjera -en su inmensa mayoría- profundamente sesgado, que sigue constantemente la estela de lo que los medios estadounidenses y el departamento de Estado de EEUU quieren contarnos, da igual lo que pase.
En esa información, llena de lugares comunes, no hay casi espacio para la sorpresa, ni para un mínimo análisis veraz de lo que ocurre aquí. No hay lugar para profundizar en las claves históricas, sociales o culturales. Todo lo que hace China debe ser por definición negativo.
La manipulación informativa es flagrante, con decenas de ejemplos a diario. Quien se atreva a confrontarla o a intentar mantener posturas medianamente objetivas e imparciales será acusado de estar a sueldo del gobierno chino o algo peor. No se tolera la menor discrepancia.
Los poderes que promueven la muy peligrosa deriva de confrontación con China no dejan nada al azar. Sus aparentemente invisibles hilos llegan a los lugares más insospechados. Cualquiera que se salga de la senda marcada será apartado o marginado.
El tan proclamado tótem occidental de “prensa libre” recibe así, paradójicamente reflejada, su más descarnada imagen en China: prensa libre para decir exactamente lo mismo, para no salirse del guion preestablecido, para recalcar una y otra vez lo malo que es el “comunismo”.
Hasta políticas que deberían servir de ejemplo, como la reforestación, sin parangón, o la salida de la pobreza de 800 millones de personas, llevan siempre la sempiterna coletilla del “but at what cost”, que usan hasta la saciedad los medios anglosajones al informar sobre China.
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