El sabio traductor

14 junio, 2021

Juan Forn cuenta en Página 12 la asombrosa historia de Arthur Waley, que a principios del siglo XX habilitó como autodidacta la poesía china para Inglaterra.

En la nota “El transmisor”, el escritor argentino cuenta que Waley, considerado “un sabio” antes de cumplir los 30 años, mientras trabajaba en “la sección manuscritos, subsección asiáticos” del Museo Británico aprendió por su cuenta el idioma chino, imprimió “veinte ejemplares de un puñado de poemitas chinos que había traducido para regalar a sus amigos en la Navidad de 1913” y entonces un joven Ezra Pound “anunció que Waley había descubierto, en la estructura del ideograma chino, el modelo para integrar elementos dispares en un solo objeto de arte”.

Pound publicó “una docena de esos poemas en la Little Review”, un editor “rastreó a Waley en el museo y le preguntó si tenía más material, y así fue como apareció 170 Poemas Chinos, el libro que por sí solo demostró al mundo occidental que existía la poesía china.”

Waley también “tradujo las Analectas de Confucio, el Tao Te King de Lao Tsé y los 33 capítulos de Chuang Tzu y devolvió a Meng Tzu su nombre y sus ideas originales (cristianizadas por los jesuitas, que lo habían rebautizado Mencio)”.

Forn refiere que Waley nunca conoció la China ni “mostró particular interés en tratar a chinos”, y que pese a las falencias que traductores posteriores encontraron en sus trabajos, “hay algo en sus textos que sigue siendo tan confiable, por no decir hipnótico, que los especialistas de hoy siguen apelando a ellos”.

Categorías: Cultura

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