El diplomático Eduardo R. Ablin, que cumplió funciones en China, fundamenta en una nota periodística su deseo de que “la visita pendiente del Presidente Fernández a Beijing en 2021, inevitablemente postergada, no culmine con la adhesión al programa denominado ‘Un cinturón, una ruta’”.

En una nota en El Economista, Ablin se suma a la alerta expresada por algunos sectores (contrarios a la postura oficial) de que Argentina se relacione con una China que es considera como un nuevo “imperio explotador”.

Ablin compara la Belt and Road Initiative con el Plan Marshall que “modeló las relaciones de EE.UU. con sus aliados de posguerra”, sosteniendo que el presidente “Xi apunta a que su macroproyecto de infraestructura y transportes defina los vínculos de la RPC en la era global del Siglo XXI con los estados vecinos del Sudeste Asiático y Rusia, llegando a través de la misma a Europa Oriental y Occidental”.

Ya esta semana, una organización “Profesores Republicanos” emitió el comunicado “Frente a una traición de la política exterior a nuestros valores constitucionales”, en el que expresaron, en la misma línea anti China y con firmas muy cercanas al PRO, incluso con exfuncionarios de su gestión, “gran preocupación” por “las posiciones adoptadas recientemente por las autoridades nacionales en materia de política exterior”, las cuales “muestran, a las claras, una total incompatibilidad con las más caras tradiciones argentinas y con el espíritu republicano consagrados en el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional”.

Tuvo eco en Infobae , que señala: “La alarma se encendió luego de tres hitos en las relaciones exteriores del país: la condena a Israel por ejercer su derecho de defensa ante el ataque de la organización terrorista Hamas; el apoyo al régimen de Nicolás Maduro al retirar a la Argentina de la denuncia en la Corte de La Haya por violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela; y por último el alineamiento con China y su estrategia internacional militar y tecnológica.”