Cómo funcionan y para qué sirven los hubs argentinos
El de Shanghai es el único de los 8 centros mundiales de almacenamiento y distribución de productos argentinos anunciados hace tres años que funciona a pleno. El incentivo a las exportaciones Pymes depende de la sofisticación, el valor agregado incorporado y el fraccionamiento de los productos a colocar, dice Rubén Chorny en esta nota del número 31 de la revista DangDai, que acaba de aparecer.
Por Rubén Chorny
Luisa Lu está en pleno cambio de oficina del primer hub (el G-Hub) que radicó Argentina en Shanghai. Se trata del único que funciona a pleno de los 8 que estratégicamente dispusiera la Cancillería, a través de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI), de sur a norte del planeta.
China concentra 3: en los puertos de Shanghai, Guangzhou (al noroeste de Hong Kong) y Tianjin (cerca de Beijing), más en rigor un cuarto, en otro país vecino y de habla china como Singapur que también es acceso al mismo mercado.
Los restantes se establecieron en la zona franca de Panamá, Dubai (Emiratos), Amberes (Bélgica) y Recife (Brasil).
Estos centros de distribución sirven de plataforma a aquellas Pymes que no cuentan con la capacidad de explorar de manera independiente el mercado internacional. En la práctica muchos obstáculos impidieron que se pudieran poner en marcha.
De dos años a esta parte, el consulado argentino en Shanghai, que conduce Pablo Obregón, registró la presencia efectiva de 33 empresas nacionales, 22 de las cuales son bodegas, que en total facturaron por un monto largamente superior a los 10 millones de dólares en el ejercicio.
La reubicación de oficinas en ciernes del hub argentino deja al descubierto el devenir de su corta trayectoria: empezó en el puerto comercial global de la firma estatal de real estate “Groenlandia” frente al edificio en el que todos los años se lleva a cabo la feria China International Import Expo (CIIE), inspiradora de su fundación y una de las principales fuentes de contactos.
Y ahora, con una base de los almacenes ya cubierta, se mudan a “The Bund”, en el centro de la ciudad, donde compartirá instalaciones con el flagship store que abrirá “Xibarita”, la marca de la cadena de retails del grupo operador, en el distrito de Huangpu.
Una curiosidad: queda a 5 minutos del consulado argentino yendo a pie.
La joven ejecutiva Luisa Lu, incorporada desde principios de este año como gerenta de Marketing y Comunicación de Juerui Group, es en esta etapa la cara humana visible del único de los 8 hubs argentinos que se encuentra operativo a full.
De hecho, en tiempos de restricciones presenciales se reúne semanal o mensualmente por zoom o WhatsApp con los empresarios y juntos resumen las tareas realizadas.
Sinergias público-privadas
Su tarjeta ya empezó a circular en las ferias temáticas que inundan el calendario chino y ofician de imanes para la oferta y demanda de cada mercado.
En total, se organizan 429 al año en 27 ciudades, 29 son alimenticias. Per se constituye un “punto de conexión”, traducción literal del inglés de hub.
Las empresas no asistirán a estas ferias porque tienen que cumplir con los 14 días de cuarentena, lo que cuesta como 1.000 dólares adicionales a los pasajes con una escala en las compañías Lufthansa o KLM Air France, más la estadía.
Pero como la expo CIIE, que por sí sola había atraído 25 empresas argentinas de vinos, aceite de oliva y otros, lácteos, productos de pesca, carnes, maní y algunos otros productos, este año se celebrará recién en noviembre, podría suceder que, para ese momento, se aflojen las restricciones y puedan asistir representantes de las empresas argentinas.
“Hoy aparecen oportunidades para las Pymes argentinas que producen frutas, frutos secos, leche, queso, maíz y soja”, puntualiza a DangDai el cónsul adjunto en Shanghai, Federico Nahuel López Brusau, quien también se encarga oficialmente de conseguir compradores y posicionarles los productos a las empresas connacionales.
Por eso impulsa ante la Agencia y la Cancillería que el consulado instale un stand en la feria internacional alimentaria SIAL, con la idea de “identificar oportunidades comerciales en carnes, yerba mate, lácteos, miel, frutas secas y frescas”.
Es que en el actual intercambio comercial bilateral resultan casi excluyentes las transacciones con commodities entre las grandes corporaciones cerealeras y el gobierno de Beijing. Lo corrobora un informe del Indec sobre complejos agroindustriales: hasta 2017 apenas 17 de ellos concentraban 82% de las ventas externas totales.
Pero el dato cualitativamente más significativo para modificar esa realidad sería que en 2019 se contabilizaron 783 exportadores a China, 87 más que en el año anterior, lo cual significa que en cantidad las Pymes crecieron en participación.
La ejecutiva de la firma operadora destaca que “el hub es un proyecto a largo plazo, y por lo tanto, la estrategia comercial que aplican se circunscribe a “proveer las funciones de bonded warehouse (depósito), tal como almacenamiento, showroom, declaración aduanera, inspección aduanera, transacciones, etc”.
Y, en una etapa inicial, hasta podrían financiar una parte de inversión para conectar las pymes argentinas con potenciales importadores y distribuidores chinos.
Este apoyo creditico privado se añade a la que brinda el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) para cubrir el período de stockeo de las mercaderías.
Cuarentena y evaluaciones
El año del confinamiento más intenso, 2020, ha sido en realidad sabático para la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI), presidida por un funcionario con pasado en la Fundación ExportAr, Juan Usandivaras.
“Llevamos adelante una evaluación exhaustiva de los programas, acciones y herramientas que estaban en funcionamiento. Entre ellos el rendimiento de los llamados hubs logísticos”, admiten desde la entidad en una declaración de prensa entregada a DangDai.
Concluyen que, “mientras algunos, como el localizado en Shanghai, mostraron cierto dinamismo, el resto no tuvo el nivel de operaciones esperadas o deseadas, situación que se profundizó durante la pandemia”.
El otro hub argentino en China, el del puerto Guangzhou, cerca de Hong Kong y Macao, se activó hace muy poco, y aisladamente, con la participación de una quincena de empresas del país.
El de Tianjin, en el mayor puerto en el norte de China y principal acceso marítimo a Beijing y Hebei, que además sirve a 11 provincias del norte y a Mongolia, sigue sin dar señales de vida.
El cuarto, de Singapur, no pasó aún del papeleo.
La AAICI aclara que, al ser China un mercado que compra fundamentalmente a Argentina productos que se venden a granel, los hubs recién podrían cobrar mayor importancia a medida que se vaya sofisticando la exportación, aumente su valor agregado y se fraccionen más productos. “No es casualidad que hoy los principales utilizadores de esta solución sean las bodegas”, completó.
Es que para cualquier argentino, en especial el que representa a una pequeña y mediana empresa, la República Popular China queda geográficamente muy lejos: 13 mil kilómetros punto a punto, dos continentes y 4 mares de por medio, el huso horario en las antípodas, 45 días de barco, más de 40 dólares por cada tonelada de mercaderías que carga, 30 horas de avión, 500 mil pesos como mínimo de ticket ida y vuelta y en un barco.
De modo que el consulado de Shanghai y Juerui Group se empezaron a juntar para compartir un call con la Secretaría de las PyMEs y con las propias empresas interesadas a fin de ver cómo se podría saltar semejante abismo.
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