¿Excepcionalismo chino?
Desde el mundo de las finanzas, el chino malasio Andrew Sheng plantea que 2020 podría ser “el fin del excepcionalismo estadounidense y el surgimiento del excepcionalismo chino”.
“¿Qué tiene de excepcional la cosmovisión china?”, se pregunta este ex banquero y regulador financiero, actualmente miembro distinguido del Asia Global Institute de la Universidad de Hong Kong.
Comienza advirtiendo contra las generalizaciones, desde que “la China moderna ha sido moldeada por su tumultuoso compromiso con el Occidente naciente desde el siglo XVII”. En este razonamiento, recuerda que “en el primer milenio, el budismo vino de la India. En los últimos 300 años, China absorbió el comunismo y la ciencia y la tecnología de Occidente. Tanto el budismo como el comunismo ya no prevalecen en sus países de origen.”
Hecha la advertencia, abre la cuestión: “¿Qué tiene de especial el pensamiento correlativo chino?” y responde: “Es orgánico, sistémico e indeterminado, reconociendo el azar, las contradicciones y paradojas, los diferentes ciclos de tiempo y la inseparabilidad del observador y observado. Compare esto con el análisis económico estándar que es parcial y libre de contexto y, en igualdad de condiciones, atemporal, aleatorio pero predecible, que depende del hombre racional como agente en un mercado libre.”
“El pensamiento chino antiguo”, indica en una columna en The South China Morning Post, “era de naturaleza dialéctica, siempre buscando contradicciones: los buenos eventos pueden tener malos resultados, los fracasos pueden terminar en éxitos. Los revolucionarios chinos adoptaron el comunismo debido a la metodología dialéctica marxista que resonaba con la cosmovisión correlativa taoísta.”
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