Lucha contra el Covid: China y sus opciones

23 noviembre, 2020

El analista Jorge Molinero echa luz sobre el modo en que China superó la pandemia de COVID 19 en el marco de una disputa con Estados Unidos y una revolución tecnológica.

China “ha superado el coronavirus en una combinación de ataque temprano con la utilización de todas las herramientas disponibles: controles de movimientos poblacionales con programas de Inteligencia Artificial incorporados a celulares, estrictas cuarentenas, construcción acelerada de hospitales, uso intensivo de testeos de respuestas casi instantáneas, eficientes y tecnificadas atenciones a enfermos, uso masivo de recursos en higiene preventiva y la repetición de las medidas con todo rigor ante el mínimo rebrote”, escribe Jorge Molinero.

En un artículo para El Cohete a la Luna, agrega: “cero privacidad, total intrusión, fortísima colaboración ciudadana, resultado excelente. La conciencia social china sobre el individualismo americano rindió sus frutos. Esto le ha permitido superar la caída de la actividad en el primer trimestre, con resultados positivos en el segundo y tercero, que la harán cerrar el año con un crecimiento superior al 1% mientras los países de Occidente, según el FMI, tendrán caídas de entre el 4 y el 10% en 2020 y la segunda ola de coronavirus, alejando su esperada recuperación para bien entrado 2021”.

Y dice: “Pero no todas son mieles. La presión de Estados Unidos, que venía desde 2018 con una disputa estratégica disfrazada de guerra comercial, la ha obligado a firmar en enero pasado la Fase 1 del acuerdo, simplemente para que no apliquen parte de los elevados derechos de importación sobre mercaderías chinas. Hasta el momento el cumplimiento por parte de China de acelerar las importaciones de granos y otros productos norteamericanos se ha acercado a lo pactado. Pero la parte más dañina de las sanciones son las prohibiciones de actividades de sus empresas líderes en Estados Unidos, caso Huawei y Tic Toc, entre otras, y la prohibición de vender microchips avanzados a la primera, tanto de producción americana como de empresas extranjeras (la taiwanesa TSMC) que utilicen componentes americanos”.

Molinero se pregunta: “¿Por qué esta sanción es importante? Porque en el campo de la complejidad y producción de microchips avanzados la distancia tecnológica de Estados Unidos sobre China es significativa, y sin esos semiconductores avanzados está en peligro gran parte de la arquitectura que Huawei ha montado con sus avances en la quinta generación (5G) de comunicaciones. Para todo el aparato productivo y en especial para la defensa, contar con microprocesadores avanzados es crítico”.

“China ha ingresado de lleno -señala luego- en la Revolución Industrial 4.0, término generado en Alemania hace pocos años que comprende ciber sistemas físicos en servicios y fabricación inteligente, integración de la infraestructura tecnológica incluyendo robotización, aprendizaje automático, impresión 3D, computación en la nube, internet de las cosas, nueva generación de semiconductores. Estados Unidos tiene una ventaja en investigación básica mientras China lo supera en aplicación industrial de los avances científicos, notoriamente en Big Data que otorga un mercado de 900 millones de usuarios de internet en una población de 1.400 millones. Otros sectores industriales son más heterogéneos, con algunos líderes cercanos a la frontera tecnológica y otros más atrasados. El proceso de poner al día esos sectores (catch up) es la explicación del crecimiento acelerado de la productividad en China, que en este siglo ha sido parejo al aumento de los salarios reales.

Volviendo a los semiconductores, de los diez primeros productores mundiales seis son americanos, liderados por Intel; el tercero es taiwanés (TSMC), dos coreanos y uno solo de China. Este país está acelerando la producción, liderada por SMIC, pero su experiencia, nivel de producción y complejidad tecnológica está por debajo de sus competidores. Los expertos calculan cinco años para cerrar la brecha, con todos los peligros imaginables en ese período tanto por la presión americana para que otros países no acepten los sistemas y productos Huawei como en la definición de reglas 5G, donde esa empresa china lleva claramente la delantera.

Mientras EEUU marca récords en contagios de Covid 19 y continúa su desorden político post electoral, China ha contrarrestado parte de las dificultades con Huawei y todo el sector tecnológico al firmar el pasado domingo 15 la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) para formar la zona de libre comercio de mayor población mundial junto a 14 países, que incluye a Japón, Corea del Sur, Australia, Indonesia, Tailandia, Filipinas, Singapur, Malasia, Vietnam, Nueva Zelandia, Myanmar, Camboya, Laos y Borneo. Comprende 2.200 millones de habitantes, el 29,3% del PBI mundial y el 27,4 % del comercio mundial, en el área geográfica de mayor crecimiento en lo que va del siglo. Varios de los países signatarios son aliados políticos y protegidos militares de Estados Unidos, pero los beneficios que otorga la posibilidad de participar del creciente mercado chino ha prevalecido –hasta ahora– sobre las presiones de aquel país. Las tratativas comenzaron en 2011 y no es casual que se hayan firmado los acuerdos en el momento de mayor desorden político en Estados Unidos.

No será sencilla la implementación de los mismos por la presión que ejercerá Estados Unidos, que en 2018 se retiró del TTP, proyecto de libre comercio de los países asiáticos con aquel país excluyendo a China. Dos ausencias son significativas entre los firmantes: la provincia china de Taiwán y la India. La primera ha venido coqueteando con declaraciones independistas con apoyo explícito de Estados Unidos, provocando una elevada tensión militar en el Estrecho de Taiwán. Los indios resisten un acuerdo de libre comercio en función de sus fundados temores de que su atraso industrial, la falta de infraestructura y la diferencia de capacitación de su mano de obra no compensen la diferencia salarial que tienen a su favor frente a los chinos. De allí la posición beligerante del primer ministro Narendra Modi. Las concesiones comerciales de China no lograron disuadirlos, hasta ahora”, concluye.

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Categorías: China

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