Lucha contra la pobreza

14 octubre, 2020

La revista China Hoy dedica su número de octubre al combate a la pobreza con testimonios de Tan Wiping, subdirector de la Oficina para la Reducción de la Pobreza; Zhang Wenghuang, decano del Instituto de Administración Gubernamental, y del historiador y periodista Néstor Restivo, entre otros especialistas.

La edición incluye también -en otras notas- una entrevista al embajador argentino Luis María Kreckler, donde ratifica el ingreso de Argentina a la Iniciativa la Franja y la Ruta y habla de la apertura de mercados chinos para productos argentinos, la feria CIIE y la marcha del acuerdo para producción y exportación porcina.

Lo que sigue es el artículo del codirector periodístico de DangDai.

¿Un éxito trasladable a Latinoamérica?

Por qué tomar en cuenta los logros de China en la erradicación de la pobreza

Por Néstor Restivo (*) para China Hoy.

Para cualquier latinoamericano interesado y dolido por la pobreza en sus países, una calamidad estructural en el continente, agravada durante estas décadas neoliberales, la forma en que abordó China la problemática asombra, causa admiración y debería servir a la dirigencia de nuestra región como referencia para la acción.

Cada país tiene su historia, tradiciones, contexto. No es fácil el traslado mecánico de experiencias de un lugar a otro. Pero también es cierto que no hay muchos precedentes fuera de China, que además fue sin dudas muy exitoso, y que hay ciertas cuestiones “universales” que podrían adoptarse acomodándolas a la realidad política, social, educativa y económica local para enfrentar el drama.

Según el Banco Mundial, unas 800 millones de personas salieron de la pobreza desde la “Reforma y Apertura” lanzada por Deng Xiaoping y continuada por sus sucesores. Antes, Mao Zedong había sentado las bases para poder tener éxito, como la enorme campaña de alfabetización, la duplicación de la expectativa de vida, las primeras industrias y planes en ciencia y tecnología, entre otras medidas.

Deng exhortaba a sus camaradas a entender que “la pobreza no es socialismo, sino que el socialismo significa eliminar la pobreza”. El capitalismo es lo inverso, no lo tiene como meta. Y el neoliberalismo, su fase actual, mucho menos: su razón de ser ha sido restablecer una tasa de ganancia ilimitada, mayor incluso a la de pre guerras mundiales, atacando toda regulación estatal que acotara las “capacidades del mercado”, por otra parte cada vez más concentrado y dominado por el sector financiero, la peor combinación posible: “tormenta perfecta” para generar pobreza.

Volviendo a los estudios del Banco Mundial, institución insospechada de marxista, su director para China, Mongolia y Corea, Bert Hofman, informó que en 1981-2015 China logró “la tasa más rápida de reducción de la pobreza jamás registrada en la historia de la humanidad”. En las metas de la ONU –no cumplidas- para reducir la pobreza mundial, las mejoras ocurrieron justamente por el aporte chino. En el caso específico de la pobreza extrema o indigencia (falta de comida, por un ingreso inferior a 1.25 dólares por día), el BM dijo que mientras el mundo, entre 1981 y 2011, bajó de 1.938 a 1.011 millones de personas, China lo hizo de 838 a 84 millones. O sea, el mundo bajó menos de la mitad y China, diez veces. Para 2020 China espera eliminar totalmente la indigencia. No sabemos si por la recesión que tal magnitud provocó la pandemia del Covid-19 podrá lograrlo. Pero en cualquier caso, no tardará mucho y será una meta lograda, muy posiblemente, cuando el año que viene el Partido Comunista festeje un siglo de vida.

En distintos viajes a China pude conversar con varios analistas y estudiosos del tema. En una reunión organizada por el Instituto de Estudios de Latinoamérica de la Academia de Ciencias Sociales, varios investigadores de universidades asociadas me explicaron las bases del plan para erradicar pobreza.

El abordaje del plan es integral y multidisciplinario. Quiere decir que articula salud, educación, empleo, vivienda, infraestructura, finanzas y desarrollo industrial. Incluye capacitación, enseñanza de idioma mandarín a minorías étnicas y obras de infraestructura para movilizar la producción y sacarla de la mera subsistencia. Y están comprometidos en la tarea ministerios, organismos, cuadros partidarios, estudiantes y empresas estatales y privadas.

La capacitación es un eje central, en especial para poblaciones más retrasadas en su desarrollo hacia la modernidad, como en Tíbet o zonas remotas de provincias como Sichuan o Yunnan, con terrenos áridos y muy montañosos. Incluso, en provincias costeras, más desarrolladas, pero con áreas alejadas de sus centros urbanos. En ellas, autoridades y cuadros técnicos del Partido capacitan a los pobladores a que superen su pura subsistencia para pasar a producir excedentes para el mercado, así como la construcción de obras para poder colocarlos allí (carreteras, centros de acopio, puentes, túneles). Las actividades pueden ir desde la enseñanza de oficios (guías turísticos, criaderos de ganado, peluqueros) hasta más complejos, como producir y aun aprender a instalar dispositivos de paneles solares en sus hogares, pero también con un plus para vender en China o exportar, o sembrar y cosechar productos orgánicos que puedan consumirse y también venderse online vía celulares, un furor en China.

Estas prácticas combinan con algunos subsidios directos (que al principio eran más corrientes), en especial a las personas ancianas.

¿Puede aprender América Latina de estas experiencias? Una forma indirecta de cooperación en la materia es la Iniciativa La Franja y la Ruta, pues si bien no es un programa social, incluye entre sus objetivos el desarrollo socioeconómico, que a su turno ayuda a combatir la pobreza y, como posible consecuencia de ella, a frenar o evitar la desestabilización o aun la violencia.

Otra vía es el intercambio directo de experiencias. África, donde China ya desarrolló una decena de Conferencias de Desarrollo y Reducción de la Pobreza, es un ejemplo. Cuando visitó Buenos Aires para presentar el potencial turístico y económico de Guizhou (una provincia pobre, pero que está dando saltos gigantes en modernización y lo que llama una “eco-civilización” por la limpieza y sustentabilidad de sus paisajes), el ministro y jefe del Comité Permanente Provincial del PCCh, Mu Degui, me dijo que “doce países de África ya visitaron Guizhou a ver nuestro modelo contra la pobreza. Lo mismo hicieron ya varias veces misiones del Banco Mundial”. Las autoridades de Guizhou participaron en agosto de este año en un seminario virtual con dirigentes del Partido Justicialista (Peronista) argentino, que gobierna el país. Y dialogaron del tema.

En cuanto a América Latina y el Caribe, también hablé con Wu Min, subdirector general de la Oficina de Alivio de la Pobreza, quien vino a Buenos Aires en 2018 para presentar el libro del presidente Xi Jinping “Liberarse de la pobreza”. Wu abordó la posibilidad de que América Latina reciba algunas lecciones.

El tema, por lo demás, figura en el Plan de Acción Conjunto de Cooperación en Áreas Prioritarias CELAC-China (2019-2021), acordado en Chile en 2018: “Intensificar en mayor medida los diálogos de alto nivel y los intercambios de buenas prácticas en los temas de la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones”.

Se habló entonces de celebrar un Foro de Desarrollo Social y Erradicación de la Pobreza China-CELAC y a “considerar los estudios sobre el carácter multidimensional del tratamiento de la pobreza, realizados por los think tanks, que permitan formular sugerencias para políticas públicas según las condiciones socioeconómicas y niveles de pobreza de los países de la región, así como compartir buenas prácticas y medidas para erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones, en particular dirigidas a grupos especialmente vulnerables.”

Lamentablemente, nuestra región está fragmentada políticamente, sus democracias en crisis y peor aún su frustrante proceso de integración y coordinación de acciones. Pero al menos, entre tanto, es de esperar que en las relaciones bilaterales de cada país con China surjan acciones concretas que emulen aquí -o tomen algunas aristas cuanto menos- lo que hizo tan exitosamente se hizo al otro lado del mundo.

(*) Historiador (UBA), director periodístico de DangDai

Coautor de “Todo lo que necesitas saber sobre China” (Paidós, 2016) y “China, el aliado inesperado: Presente y Futuro de las relaciones entre Argentina y la República Popular China” (Univ. Nacional de Villa María, Córdoba, 2015).

Integrante del Grupo Chino del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI)

Docente e investigador de la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad de Congreso en los campos de estudio sobre China.

Categorías: China

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