Análisis sobre la situación en Hong Kong
En un nuevo Conversatorio de los Miércoles, el Centro de Estudios Chinos del IRI¨- UNLP presentó ayer exposiciones de sus investigadores Diego Riddick y David Castrillon sobre la situación en Hong Kong.
Moderados por Francesca Staiano y Laura Bogado Bordazar, los analistas del Centro que funciona en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, cuyo director es el profesor Norberto Consani, Riddick -secretario del CeChino- y Castrillon -profesor de la Universidad Externado de Colombia- abordaron la complejidad del escenario en el archipiélago.
Este último historió el conflicto, las “movilizaciones y turbulencias” de los últimos años hasta llegar a la “mala situación actual, junto a la guerra comercial con Estados Unidos y la pandemia”.
Dijo que hay un “triángulo de contradicciones” entre China, Hong Kong y EE.UU. que condiciona las soluciones posibles. “No hay salida fácil porque cada actor entiende el territorio de modo diferente”, sostuvo. China lo ve “inalienable” a su identidad y nación (por el pasado colonial, lo que ve es cómo le robaron geografía, no ve la perspectiva de una lucha de derechos sobre los hongkoneses), y a la vez “talón de Aquiles” de su entidad nacional, si llega a generar un “efecto dominó” de reclamos, afirmó. Por eso busca reformar algunas pautas educativas en Hong Kong para influir en el pensamiento de los jóvenes, explicó. En Hong Kong, en cambio, discuten la idea de “un país, dos sistemas”, como propuso –y mantiene Beijing- Deng Xiaoping cuando Gran Bretaña debió devolver el territorio. Unos quieren más autonomía, otros lo ven bajo el control de China (aunque ahí juega el peso económico de Hong Kong sobre China, que bajó de casi 20% a menos de 3% desde entonces, lo que le quita fuerza al archipiélago). Hay grupos llamados “pro-democrácticos” y grupos terroristas, aunque minoritarios. Hay fragmentación y mucha presencia del tema identitario: se ven más como hongkoneses que como chinos. Y finalmente en EE.UU., el interés es indisimulablemente frenar el ascenso chino. No está dispuesto a ceder. También está fragmentado, pero hay consenso en que China es una “amenaza existencial”, según su burocracia y reflejado en muchos documentos nacionales. Y coinciden Republicanos y Demócratas. Hong Kong no le importa tanto, pero usa ese tema en aquél cometido, dijo Castrillon.
Como conclusión, estimó que “China no cederá a las presiones autonomistas y pagará el precio que sea necesario” para defender “seguridad e identidad”.
Por su parte, Riddick aludió a las posibilidades de “normalización” de Hong Kong. Detalló su estatus de ciertas autonomías desde que regresó a la RPCh y cómo fue debilitándose en su estructura económica, cómo impactó la carestía de la vivienda esencialmente en su pequeño territorio, cómo se disparó la desigualdad entre ricos (muchas fortunas llegadas de China) y pobres, como aumentó la interdependencia con el continente y regulaciones crecientes sobre su estilo de vida que van cambiando desde que hay soberanía china, todo esto visto como “amenaza”. Desde ese punto de vista, los hongkoneses verían una “normalización” negativa, convertirse en una ciudad china más. El impacto de la mayor conectividad con el continente se percibe asimismo como negativa, a pesar de que Greater Bay Area es un mega territorio donde China ha invertido muchísimo en modernización e infraestructura para integrar el área de la gran Bahía de Guangdong, Hong Kong y Macao.
Riddick también explicó el particular sistema electoral en el archipiélago, los debates sobre la ley de seguridad, que disparó el último choque con el continente, y otras variables para tener un panorama más acabado de la situación de Hong Kong en 2020.
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