Debatieron el estado de la sinología en la región
Un nuevo conversatorio del CeChino de la UNLP sirvió para pasar revista por la sinología latinoamericana, con la participación de Lucas Pavez Rosales, Gustavo Ng y Néstor Restivo.
Como todos estos miércoles de julio, el Centro de Estudios Chinos de la Universidad Nacional de La Plata, que coordina María Francesca Staiano, organizó esta mesa que en el caso de ayer sirvió para evaluar el estado de la sinología en la región. Se puede ver en Youtube.
Pavez Rosales, del Centro, trazó un panorama sobre los “primeros pasos” de la academia latinoamericana en su abordaje de China y la “la interacción entre las universidades de América Latina con las chinas”, que –cuestionó- “está encausada por un alto flujo de intercambios para conocer la experiencia China, pero bajo un implícito acriticismo que empobrece los análisis y estudios que de ello emanen. Aunque cabe indicar este fenómeno no se deba a una censura de parte de las autoridades universitarias chinas hacia las latinoamericanas, sino que a una excesiva cautela mediante la cual estas últimas actúan, sea por su interés en sostener las alianzas con sus pares chinas o por los fondos que de sus acuerdos puedan emanar”.
DangDai ya había publicado el artículo completo en el que basó su exposición (ver aquí). Ayer, el investigador chileno añadió también otras reflexiones sobre el rol del intelectual y la asimetría latinoamericana respecto de tomar una postura común y una hoja de ruta para con China, como este país, en cambio, ha hecho con dos documentos conocidos como “libros blancos”, sobre su estrategia para con nuestra región, o con propuestas concretas para evaluar una mejor asociación como la que en su momento hiciera el ex primer ministro Wen Jiabao.
Por su parte, el periodista Ng sostuvo que “en las universidades más importantes de nuestra región, China es un tema secundario. En muy pocas universidades tiene entidad propia, mientras que en la mayoría se piensa a China como parte de Asia, que es lo otro, lejano, lo marginal. Se le otorga más importancia en las carreras relacionadas con política internacional y muy poca importancia en los demás, incluidas las humanísticas”.
Y agregó: “En las carreras de economía, China tiene lugar en las áreas de comercio internacional, en las que se la estudia como factor de comercio. Cuando la formación e investigaciones integran otros aspectos de China, estos aspectos son tratados como temas complementarios, decorativos y superficiales. Esta importancia lateral que tiene China en la educación superior en América Latina —mucho más en otros niveles de la educación— se condice con el estatus que tiene en la estructura de los gobiernos”.
Sobre la actual coyuntura, señaló que “más allá del ámbito académico, el ámbito social en que se enmarca la sinología, está determinado en este momento por la belicosidad de la estrategia de los Estados Unidos hacia China, desde que asumiera el presidente Trump. Esta ofensiva es amplificada por los medios de comunicación y otros generadores de contenidos, y de esta manera dominan la opinión pública”.
Finalmente, el historiador Restivo aludió a que en América Latina, salvo México, en el resto la sinología es un fenómeno bastante reciente pero “vivimos ahora una etapa de formación de una masa crítica de futuros estudiosos”, dando el ejemplo de Argentina, país del cual en estos últimos años han viajado a China para formarse en idioma u otras disciplinas universitarias entre 400y 500 jóvenes. En pocos años ya tendríamos una masa crítica apreciable para mejorar la relación y el mutuo entendimiento. Siempre ellos serán más, más recursos humanos, claro, pero esa es una asimetría inevitable”.
También juzgó oportuno que “sería muy útil que la sinología latinoamericana indague o trace ejes principales en temas de la agenda que le interesen por sus propias necesidades académicas, intelectuales o de desarrollo. En la medida que persistan tantas asimetrías con China y tanta debilidad dirigencial respecto de qué hacer con China –para qué nos sirve China, cómo abordar la asociación que nos propone todo el tiempo– el país asiático marca la agenda de la relación birregional e inclusive la agenda de los temas que deberíamos estudiar. Que no necesariamente deberían ser coincidentes en cuanto a los objetivos.”
Finalmente, criticó con dureza el rol del periodismo argentino y latinoamericano alineado con intereses de grupos económicos que trazan la línea editorial mayormente anti China y alimentando prejuicios y mentiras sobre ese país.
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