Vicentin, lo que realmente importa

15 junio, 2020

Desde el anuncio de intervención pública de la cerealera, escribe Néstor Restivo, nada se dice de que la clave del potencial agroalimentario exportador es China,

país con el que muchas veces se habló de la necesidad de tener un comercio directo Estado-Estado.

Por Néstor Restivo

Desde que el gobierno argentino anunció la intervención de Vicentin y su intención de expropiarla, tras el escandaloso nivel de incumplimiento como deudor y contribuyente del Estado, es un poco insólito que se opina y se escribe de todos los aspectos del caso sin decirse que en el potencial agroalimentario exportador del país -donde esa empresa juega fuerte y es una de las pocas nacionales del negocio- la clave está en China.

En mayo de 2013, el vicepresidente de ese país, Li Yuanchao, visitó la Argentina y fue recibido por la jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner (foto), y su vice Amado Boudou. También por otros funcionarios. Li firmó acuerdos de distinto tipos, entre ellos de cooperación agropecuaria, y visitó empresas y campos. Uno de los memorándums de entendimiento firmados señalaba la voluntad de “explorar formas de intercambio directo”.

En una entrevista que concedió a DangDai unos meses después el entonces consejero comercial chino en Buenos Aires, Yang Shidi, dijo que había que buscar “nuevas vías de intercambio”. Eran los días en que el mayor grupo chino de la actividad, Cofco, estaba comprando Nidera (Revista DangDai Nº9, otoño de 2019).

Entonces era ministro del área Norberto Yahuar. Tanto él como su sucesor, Julián Domínguez, en diversos contactos aquí y en Beijing, evaluaron la idea de que Argentina creara una empresa nacional de granos para facilitar el comercio bilateral de cereales y oleaginosas, ya pujante desde los acuerdos de asociación estratégica que en 2004 rubricaron los presidentes Néstor Kirchner y Hu Jintao. Eso evitaría el rol encarecedor y dominante del oligopolio multinacional estadounidense y europeo que siempre manejó el negocio global. Lo mismo ocurrió en la gestión del ministro Carlos Casamiquela también con Cristina, cuando el secretario del área fue Gabriel Delgado, uno de los mejores cuadros técnicos del INTA. También en una columna que publicó DangDai, el mismo Delgado escribió: “Somos uno de los proveedores principales de alimentos de China y China es un gran proveedor de bienes de capital, manufacturas e inversiones”, tras lo cual destacó la “complementariedad”, la “cooperación tecnológica” y los acuerdos fitosanitarios para abrir mercados alcanzados o en marcha (Revista DangDai Nº 12, otoño 2015).

Esa política de Estado (que abarcó cereales, frutas, carnes, etc.) continuó sin pausa y con algunos éxitos desde el ciclo 2003/15 hasta ahora con Alberto Fernández, pasando por el gobierno de Macri, cuando la relación con China fue zigzagueante, pero en materia de acuerdos agropecuarios y fitosanitarios también se avanzó. Ahora, la dinámica política coloca a Delgado de nuevo en un cargo importantísimo como interventor de Vicentin, que podría jugar un papel fundamental en los lazos con China, sea en el comercio bilateral o, dentro de él, en el potencial negocio de la carne porcina.

Por lo que se sabe hasta ahora, YPF Agro será la firma que cobije a la empresa intervenida y así ampliará el manejo que ya tiene del sector de la bioeconomía y, en lo referido al vínculo con China, el tema cerdos.

En estos meses se conocieron numerosos rumores de grandes inversiones de China en ese sector. Allí, una epidemia le redujo a la mitad su stock de cerdos, que era 50% del total mundial y cayó a 25%. China necesita importar 10 millones de toneladas por año (Argentina está muy lejos de eso, sólo produce hoy 700 mil, pero con inversiones podría ir aumentando ese total). Y China también necesita importadores confiables: no puede arriesgarse a que rebrote otra enfermedad de esa escala que ya le disparó los precios internos al doble, en un insumo clave de la dieta de sus 1.400 millones de habitantes, dijo para esta nota el experto en temas agropecuarios y director del Programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la UBA, Fernando Vilella.

El aparato productor e importador de agroalimentos en China está formado por un conjunto de jugadores del Estado como el líder, Cofco, y luego Sinograin, Jiusan, Shandong Bohi o Herun Zhonghai. También Wilmar, con base en Singapur, pero que juega fuerte en toda Asia.

Argentina sólo conoce a Cofco -que aterrizó comprando la holando-argentina Nidera y luego otra mega firma con base en Hong Kong, Noble- y a ChemChina, que absorbió a la suiza Syngenta. Después, todo confluyó en una integración que lidera Cofco, cuyo nombre completo es China Oil and Foodstuffs Corporation, tiene 160 mil empleados en China y 11 mil en el resto del mundo e ingresos anuales de 60 a 70 mil millones de dólares.

Cofco fue creciendo y compró desde campos de soja en Brasil hasta campos de caña de azúcar en Australia y elevadores de granos en EE.UU. Y en Argentina ya está a la cabeza del complejo exportador.

Los expertos creen que la empresa que surja de Vicentin podría ser un jugador clave en cerdos. Porque si bien no es productor directo, es el proveedor líder en el alimento de ese ganado, harina de soja y -ahora junto a YPF- maíz.

Esto quiere decir que en el comercio exterior argentino-chino, la nueva empresa con participación Estado podría articular todo el negocio y ser la cara argentina del fundamental lazo rural con China.

Además de harinas y aceites, donde Vicentin asociada a la suiza Glencore maneja la mayor planta del país, Renova, de biodiesel, glicerina y molienda de soja cerca de Rosario, tiene otros negocios: textil, frigoríficos, activos en el exterior, etc.

El mes pasado, antes de viajar a China para asumir como segundo de la embajada en Beijing, Sabino Vaca Narvaja participó de una conferencia virtual con la Cámara Argentina China y dijo que China busca “invertir en granjas argentinas para ganado porcino de 10 mil madres. Las más grandes aquí tienen 5 mil. Si eso avanza supondrá más inversión, más trabajo y más valor agregado para producción de exportación”. También trascendió una carta de intención de las asociaciones Argentina de Productores Porcinos y China para Promoción y Desarrollo Industrial en la cual está involucrado el grupo Insud, accionista de Biogénesis Bagó, que es parte de un joint venture llamado Jinhai y produce vacunas antiaftosa en Yangling, Shaanxi.

¿Cómo incidiría la nueva empresa en el sector? En Argentina, como en casi todo el mundo, domina el negocio un oligopolio integrado por gigantes como Cargill, ADM y Bunge de EE.UU., Dreyfus de Francia y las locales Molinos, Aceitera General Deheza, Bunge y la cooperativa ACA, además de Vicentin, un jugador más reciente como el grupo brasileño de Blairo Maggi y la mencionada Cofco.

Eso podría cambiar con comercio directo Estado-Estado. El director del mayor acreedor de Vincentin, el Banco Nación, Claudio Lozano, quien llevó adelante la investigación sobre el escándalo de los créditos de esa institución otorgados a la empresa, calculó por ejemplo que el Grupo Vicentín exportó 6,3 millones de toneladas de granos y ACA, importante acreedor de Vicentín, colocó por su parte, 3,6 millones de toneladas. Una sociedad mixta que incluya a ambos actores (y también a AFA, Agricultores Federados Argentinos) implicaría crear una empresa pública con un potencial exportador equivalente al de los principales jugadores del comercio de granos” (sitio web El Destape, 14/06/2020).

La idea del gobierno argentino obviamente no es que salgan del juego las traders multinacionales, pese a tanta estupidez que dice la oposición más recalcitrante, pero equilibraría el negocio y, sobre todo, la provisión de divisas para Argentina, que es el punto crítico de todo esto, el que siempre escamotean los privados por las vías como las que justamente usaba Vicentin, o sea triangulando operaciones, subfacturando exportaciones para pagar menos impuestos, fugando divisas a guaridas fiscales, creando sellos subsidiarios para manipular precios de transferencia, etc.

No se sabe cómo seguirá la película, porque debe votar el Congreso de la Nación, aunque el gobierno por ahora mantiene la idea de expropiar y acaso crear una empresa mixta en la órbita de YPF Agro. Hay varias posibilidades. Hace unos años, por ejemplo, la Federación Agraria Argentina propuso crear una Agencia Federal de Estímulo y Promoción que daba más protagonismo al Estado y participación a cooperativa, cuya parte en las exportaciones cayó de un máximo de 10 al actual 4,5% del total. Pero China es clave.

El país asiático viene desplazando a Brasil como principal socio comercial de Argentina, que le vende casi 90% de las exportaciones de soja (en competencia con EE.UU. y Brasil), 70% de las de carne bovina (que para China es casi 25% del total que importa, también de Australia, Brasil, Nueva Zelanda y Uruguay) –que a su vez es un 20% de la producción- y más de 20% de las porcinas (las de perspectiva de mayor auge). Todo lo cual es el mayor aporte de divisas genuinas para la Argentina.

Con estos números, pensar en Vicentin y pensar en el comercio exterior agroalimentario argentino es pensar en China.

El peronismo, nacido en 1945, y la República Popular China, nacida casi al mismo tiempo en 1949, tienen una larga historia de vínculos, en especial en materia rural. En pleno boicot occidental a Mao, en 1952, desde Buenos Aires salieron cereales rumbo al Pacífico. Esa historia podría tener un nuevo y provechoso capítulo con la nueva empresa agroalimentaria.

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