Un artículo publicado en Foreign Affairs y traducido en el blog Apóstrofe por Pablo Makovsky plantea que, en lugar de competir, los Estados Unidos y China harían mejor en cooperar.

La nota de Kurt M. Campbell y Rush Doshi plantea que “a medida que Washington vacila, Beijing se mueve rápida y hábilmente para aprovechar la apertura creada por los errores de Estados Unidos, llenando el vacío para posicionarse como el líder mundial en la respuesta a la pandemia.”

Los autores sostienen que el presidente Xi Jinping “entiende que proporcionar bienes globales puede pulir las credenciales de liderazgo de un poder en ascenso. Ha pasado los últimos años presionando al aparato de la política exterior china para que piense con mayor intensidad en liderar las reformas de la ‘gobernanza global’, y el coronavirus ofrece la oportunidad de poner en práctica esa teoría.”

En ese marco, entienden que el coronavirus podría estimular el progreso en otros desafíos globales que requieren la cooperación entre Estados Unidos y China, como el cambio climático. Tal paso no debería verse, y no sería visto por el resto del mundo, como una concesión al poder chino. Más bien, contribuiría de alguna manera a restaurar la fe en el futuro del liderazgo de los EEUU en la crisis actual”.