China ya ganó, ¿y el resto?
La empresaria e intelectual china Lu Xia, quien vive en la Argentina, explica cómo China superó el brote de coronavirus y de qué manera nuestro país podría beneficiarse de ello.
Batalla contra el coronavirus
China ya ganó, ¿y el resto?
Lu Xia
paraevablanco@gmail.com
Un Cuento Chino.
Luego de dos meses de temor e incertidumbre, China pasó de recibir ayuda a ofrecerla. De casos de personas enfermas a nivel local, a casos importados. De importar material médico a exportarlo.
Durante esta semana, no registró ningún caso en veinte provincias.
Hasta el día 15 de marzo, el número de afectados era de ochenta y un mil, de los cuales se recuperaron sesenta y siete mil; murieron tres mil, y persisten nueve mil. De estos últimos, tres mil se encuentran en situación de gravedad, y hay cien casos importados. Recordemos que estamos hablando de un país de 1400 millones de personas, en el que cada provincia alberga el mismo número de habitantes de toda la Argentina.
La actitud del pueblo chino ante las medidas extremas de su gobierno registró casos de pánico, enojo; y al final agradecimiento y orgullo.
¿Cuál es el secreto de este éxito rápido que está consiguiendo este país? Su sistema de gobierno, sus políticas públicas. Una sola voz, el acatar las decisiones gubernamentales, y una enorme eficiencia.
Para China, lo peor ya pasó, finalmente está en condiciones de ofrecer su ayuda, conocimiento y expertise al mundo. Lleva donados veinte millones de dólares a la Organización Mundial de la Salud. Tampoco es casual que aquellos que están recibiendo ayuda hayan sido los primeros en apoyar públicamente el abordaje que implementó el país en lo que terminaría convirtiéndose en una pandemia. Italia, Irán, Iraq, Pakistán y nuestros vecinos de Corea del Sur y Japón recibieron ayuda de inmediato.
Argentina no acertó. Desaprovechó esa oportunidad. Es probable que la negociación con los acreedores externos haya nublado el panorama global.
Para el Estado y la población china, todo lo que se recibe se devuelve generosamente. Así reza el refrán chino de la dinastía Qing: “cuando recibimos una gota de agua de ayuda, la devolveremos con un mar”.
Análisis de errores
En primer lugar, la falta la transparencia y de comunicación de los funcionarios de Wuhan, la principal provincia afectada. Se ocultó información relevante al pueblo, que es soberano. Las consecuencias directas impactaron en tres mil médicos afectados, así como en que millones de habitantes salieran de la ciudad en una sola noche. El contagio fue inevitable.
Análisis de aciertos
El liderazgo del gobierno, del Partido Comunista, y de todos los dirigentes a nivel provincial y municipal, quienes pusieron en práctica de modo inmediato las directivas del Gobierno Central. El sistema funciona por el alto grado de acatamiento de todos los estamentos sociales. La gestión en políticas públicas es unívoca y de obediencia inmediata.
El pueblo chino tiene grabada en su memoria colectiva, que sólo la unión y la cooperación nos hará triunfar. El interés del colectivo predomina por sobre el comportamiento individual. Los intereses personales no cuadran con la herencia Confuciana. Como ejemplo sencillo se registra que todos los chinos de ultramar enviaron containers de barbijos, cuando el país más lo necesitó. A costa del sacrificio personal. Allí estuvieron presentes todos los rincones del mundo en los que habitan ciudadanos chinos. El mismo grado de acatamiento se registró en el momento en que China declaró la cuarentena. Mil cuatrocientas millones de personas se quedaron en sus hogares hasta que así lo decidieran las autoridades.
Todo se resolvió puertas adentro. Sólo cada tres días un integrante de la familia estaba autorizado a salir a comprar lo necesario.
Es un hecho extraordinario en la Historia de la humanidad. No creo que exista en la memoria colectiva una situación semejante.
Los niveles psicológicos de tolerancia constituyeron una prueba de fuego, si consideramos que en China casi no existe ayuda psicológica, ni pública ni privada.
Afortunadamente, ese tiempo coincidió con el Festival de la Primavera, también denominado el Año Nuevo Chino, y eso incluyó un larguísimo feriado, como es usual en China.
Es muy distinto el comportamiento emocional y psicológico en otros países, en que la asistencia psicológica está presente, pero no así la disposición de la población a un encierro prolongado.
Claro que no se pretende que cada cultura se comporte de la misma manera, ya que cada comunidad tiene valores, creencias y sistemas diferentes para abordar una crisis de esta magnitud.
En este momento, en China, el riesgo viene de afuera. Hemos tenido ya más que cien casos importados. Esto dio lugar a que se implementara la cuarentena en un hospital para quienes entren. Además se dispuso que fueran los mismos pasajeros quienes tengan que afrontar financieramente la cuarentena.
Cuestiones económicas
Se registran pérdidas por alrededor de unos ciento ochenta a doscientos mil millones de dólares, en la R.P China, durante Enero y Febrero del 2020. Cuantiosas quiebras para una economía vigorosa.
Países, culturas, estrategias
Ante esta crisis inédita en los sistemas de salud, al observar el comportamiento de cada cultura o país observamos dos estrategias generales:
La primera, un modelo riguroso que se manifestó en el comportamiento social de China, Corea de Sur e Italia.
Sus desventajas han sido sacrificios enormes, tanto para la economía como para el comportamiento social.
Un parate generalizado, que no ha considerado qué perjuicios le acarrearía al país. La idea de China fue: vamos a ganar esta batalla, sin importarnos los costos que tengamos que pagar.
La ventaja que obtuvimos fue la de salvar muchísimas vidas y traer paz a la población.
Pero, ojo, muy probablemente coronavirus vuelve el invierno próximo, o antes. Dicen que si vuelve, los chinos van a Wuhan, porque es la ciudad más afectada y resulta el lugar más seguro, porque mucha gente ya tiene anticuerpo. Y si vuelve coronavirus al China, va a hacer los mismos sacrificios.
Esta estrategia es como carrera de cien metros, la política hay que correr más rápido que coronavirus.
Otra estrategia adoptada fue, lo que se denomina “el modelo budista”, adoptado por Alemania, el Reino Unido, Singapur.
Algo así como bailar con el coronavirus.
Estos países, se han venido ocupando de salvar a los enfermos más graves, no se han realizado test a escala masiva, solo atienden a los que ya tienen síntomas. Es dejar al pueblo contagiar y recuperarse solo con la defensa, y a partir de allí, se genera anticuerpo solo. Entonces, aunque vuelve el coronavirus en el futuro, la gente ya forman como paredes que corta la circulación porque ya tiene el anticuerpo.
Si analizamos este fenómeno en términos matemáticos duros, es una práctica cruel, ya que, de los afectados, el veinte por ciento podrían ser enfermos de carácter grave. 0.8% es mortal. Claro, que como toda ecuación nos encontramos con diferentes porcentajes, de acuerdo con la situación de salud de cada infectado.
Esta estrategia es como maratón, va a durar meses. Parece que Europa está ganando tiempo mientras esperando el verano.
Estados Unidos ha cambiado del modelo budista, a un control estatal riguroso. Porque Estados Unidos tiene la capacidad de eliminarlo, pero dudaba, no tuvo la decisión firme en el principio cuando todo era más fácil para controlar.
El caso argentino, a pesar de los grandes profesionales en materia de salud, su sistema sanitario es débil y su situación económica es endeble. Sin guita, es más difícil. Porque cada política que hace cuesta dinero.
Hace pocos minutos Argentina ha virado su posición hacia un modelo dirigista y de control social más apretado. En un principio, se pensó que el verano y las altas temperaturas diferirían la aparición de la pandemia, razonamiento fallido que sorprendió a las autoridades.
La región no está preparada para la construcción de hospitales en diez días como en China, ni siquiera en diez meses. Tenemos otra realidad en este país hermoso.
Hoy estamos hablando de 50 casos, todavía es un numero controlable, manejable. Todavía no es tarde.
El Covid-19, un enemigo astuto.
Personas que pueden estar hasta quince días sin síntomas y, aun así, contagiar a otros.
Y nosotros, en Argentina… ¿qué hacemos?
Una buena noticia sería pedir y aceptar asistencia a China. Por ejemplo, Felipe Sola puede llamar a Wang Yi, el ministro de Relaciones exteriores para pedir la experiencia del éxito y la ayuda de materiales medicales. La producción de barbijos en China del hoy asciende a mil millones por día, por citar un ejemplo, cuando en febrero, era solamente 20 millones por día.
Si el número de afectados locales superara los doscientos, bien se podría solicitar una delegación de expertos chinos para que cooperara a Argentina en esta encrucijada, como lo que está haciendo con Italia.
El cierre de las fronteras del país. Argentina todavía es controlable porque la mayoría son casos importados. Cortar el fuente de la infección es lo más ideal para ahora. En Taiwan, China, el gobierno le pone un alarma para la gente que tiene que hacer cuarentena. Si sale de su casa, la alarma entrará en funcionamiento automaticamente.
Reducir las salidas al mínimo indispensable.
Home office es y será la tendencia, preparamos. Les recomiendo la aplicación DingTalk para el uso de la oficina(reuniones) y la educación online para escuelas primarias y secundarias, que están usando todas las escuelas en China y Japón en este momento. E-pago, se puede usar mercado pago para evitar el uso de efectivo.
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