“Alertan sobre el desembarco de chinos en el mercado laboral argentino”, asegura Pablo Andrés Alvarez en el diario nacionalista de derecha La Nueva, asegurando que la “Unión Obrera de la Construcción Argentina (UOCRA) fue uno de los gremios que dio la voz de alerta hace pocos días atrás por las condiciones laborales e ingresos masivos de chinos, especialmente en el sur de nuestro país”. Pero no fundamenta nada. Sólo cita a Carlos Segundo Jongewaard de Boer, interventor de la seccional Bahía Blanca de la UOCRA, quien en cambio dice: “En Bahía Blanca no tenemos esta problemática. El único inconveniente que sí sufrimos nosotros en esta zona fue con una certificación que se exigía para montar la pala y el motor de los molinos eólicos, que en nuestro país no la tiene nadie. Por eso vinieron extranjeros para ese trabajo específico, aunque son normas estrictas de los fabricantes de los molinos”.

El argumento es que “el gobierno argentino busca cerrar convenios con China para intentar atravesar la situación económica y el estado chino es experto en precarizar la mano de obra.”

La nota sostiene que en 2015 y en 2016, ante contratos firmados con China por los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri “según se temía a la luz de cierta experiencia internacional (el resaltado es del editor), esos entendimientos comerciales podían ocasionar la llegada masiva de trabajadores asiáticos, generar una reducción de los salarios locales o flexibilizar los derechos laborales en nuestro país.”

También se cita al titular de la UOCRA a nivel nacional, Gerardo Martínez, quien cuenta que “en Neuquén, Tierra del Fuego y Santa Cruz”, “los que mandaban eran todos de nacionalidad china. En la hidroeléctrica de Santa Cruz, la tecnología y los mandos medios son de trabajadores chinos para garantizar el funcionamiento”.

Martínez dice a La Nueva que en 2015 criticó los acuerdos que Cristina Kirchner firmó con Xi Jinping, y admite que “tuve esa postura por las dudas”.