El gran Scola
En el verano de este año, DangDai entrevistó a Luis Scola para su edición impresa número 24. El gran basquetbolista argentino juega en China y acaba de terminar, allí mismo, el Mundial de Básquet con una actuación estupenda, él y toda la selección argentina, que se coronó subcampeona el domingo frente a España. Reproducimos aquella entrevista donde una de las figuras deportivas del momento contó su experiencia en el país asiático.
– Por Andrés Mazzeo
Considerado uno de los principales basquetbolistas argentinos de la historia, el exjugador de Ferro disputa su segunda temporada en la liga china después de actuar diez años en la NBA. Y cuenta esa experiencia en exclusiva para DangDai.
Desembarcó en China a mediados de 2017 con sus títulos y reconocimientos a cuestas como integrante principal de la Generación Dorada del básquetbol argentino que había logrado el subcampeonato mundial en Indianápolis 2002, el oro olímpico en Atenas 2004 y el bronce en Beijing 2008. Además, fue el abanderado de la delegación argentina en los Juegos de Río de Janeiro 2016 y es el capitán y último sobreviviente en la selección de esa excelente camada de jugadores que lideró junto a Emanuel Ginóbili y que ahora transmite sus experiencias y sus valores a los jóvenes que tratan de continuar con el legado heredado.
Después de competir 10 años en la NBA, Luis Scola definió un nuevo rumbo para su carrera deportiva: “Decidí jugar en China porque creo que es una potencia mundial, no sólo en el básquet, sino también como país, pero que está todavía en desarrollo. Era una gran oportunidad para ir a un lugar diferente, donde podía seguir jugando y aprovechar el potencial que tiene, tanto en lo económico, como en lo estructural y en la posibilidad de crecimiento”.
Su primer equipo fue Shanxi Brave Dragons, cuya sede está en la ciudad de Taiyuán. Allí transcurrió su primera temporada en la que debió adecuarse a una competencia y a una sociedad diferentes, aspectos que no parecen haber sido un obstáculo para Scola. “La adaptación fue bastante fácil, ya que la liga está muy preparada para que al jugador no le falte nada. Sus condiciones son muy buenas, no las tuve en ningún otro lugar salvo en la NBA. Tenemos traductor, chofer, todas las comodidades y todos los problemas solucionados. Obviamente, su cultura está muy distante de lo que es Argentina, Europa o Estados Unidos, pero también buscaba un poco eso. Disfruto el hecho de conocer una cultura desde adentro, muy diferente a lo que venía conociendo”, explica el ala pivot, que comenzó su carrera en Ferrocarril Oeste, club en el que debutó en la Liga Nacional a los 15 años, en 1995.
El idioma puede ser una barrera insalvable: “Es la diferencia más grande –dice- porque si bien todos los países en los que estuve tienen idiomas diferentes, el abecedario y una cierta cercanía con esos lugares hacen que por lo menos algunas palabras siempre sepas y más o menos te puedas desenvolver. Llegué a China sin siquiera saber decir sí o no en chino y esa es la diferencia más grande que encontré”. Pero también un desafío: “Estoy intentando aprender el idioma. Llevo alrededor de unas 400 palabras, lo cual suena bastante, pero sólo puedo pedir un café o una comida en un restaurante, un taxi, dar alguna indicación básica al taxista y algún que otro comentario basquetbolístico dentro de la cancha. Este año espero por lo menos tener la capacidad de hacer una conversación básica con alguna persona que no hable inglés”.
¿Y la comida? “Es muy diferente. Tuve momentos en los que disfruté probar distintas cosas y otros en los que comí más tradicional a lo que estamos acostumbrados nosotros, pero no fue un grave problema para mí. Algunas platos, incluso, me gustaron bastante, a pesar de que no es mi comida favorita”.
¿Qué le sorprende a Scola de su nuevo destino?
– Lo que más me llama la atención es la rapidez con la que están creciendo. La primera vez que llegué a China, hace más de diez años, no tenía absolutamente nada que ver con la China que veo ahora que tengo la posibilidad de vivir ahí y probablemente dentro de diez años no tenga nada que ver con lo que es actualmente. El tamaño de todo, la cantidad de gente, las ciudades, las autopistas y demás, es todo muy sorprendente. Si no es ya el centro del mundo, lo será en poco tiempo.
Hace 20 años que Scola recorre el mundo de la mano de su deporte. Luego de jugar tres temporadas en Ferro, su único club profesional en la Argentina, Luifa pasó por Gijón y Tau Cerámica (actual Saski Baskonia), en España; y luego ingresó a la NBA en 2007. Su recorrido en la máxima expresión del básquetbol abarca Houston Rockets, Phoenix Suns, Indiana Pacers, Toronto Raptors y Brooklyn Nets. En esta, su segunda temporada en China, continuará su carrera en el Shanghai Sharks. “Me salió una muy buena oportunidad. Es un buen equipo, mejor que los Brave Dragons. Jugó playoffs los últimos años y tiene expectativas de volver a hacerlo este año, una posibilidad que en el Shanxi no tenía. Además, Shanghai es una ciudad mucho más bonita”, justifica como motivos del cambio.
Argentina enfrentó a China en dos competencias que fueron clave en la historia de la Generación Dorada: el Mundial de Indianápolis (95-71, en la segunda fase) y los Juegos de Atenas (82-57, en la primera ronda). “Nos fue bien las dos veces que jugamos, pero siempre les tuvimos mucho respeto. Da la sensación que China nunca termina de encontrarle la vuelta a las competencias de selecciones nacionales y le cuesta. Pero yo creo que tarde o temprano va a conseguir ser una potencia”, analiza Scola. China tendrá la posibilidad de demostrar su desarrollo deportivo en 2019 cuando sea sede del próximo Mundial de Básquetbol.
La competencia de la CBA (Asociación de Básquetbol Chino) está compuesta por 20 equipos que juegan todos contra todos en dos rondas y los mejores clasificados definen al campeón en cruces eliminatorios. Hace poco menos de diez años se inició una política de desarrollo del básquetbol profesional que estimuló la llegada de exjugadores de la NBA y de la Euroliga, pero las franquicias pueden contratar solo dos extranjeros cada una. Scola da su opinión acerca de la evolución de la liga, cuya temporada actual comenzó el 21 de octubre.
– Es un poco dispar la relación entre los extranjeros y los nacionales. Tienen muy buenos jugadores, lo que no tienen son 250 de nivel. China tiene un potencial tremendo y si llegan a decidir abrir las fronteras e incorporar a 3, 4 ó 5 extranjeros por equipo, la liga sería del mismo nivel que la Euroliga. Si te ponés a mirar, la mayoría de los mejores jugadores de la Euroliga terminan en China. Y los descartes de la NBA al primer lugar que miran es a China. El hecho de que el nivel esté un poco por debajo es que no tienen cupo para traer jugadores de otros países y tienen que jugar 200 y pico de jugadores chinos, que no son malos, pero todos no tienen nivel de Euroliga. Si subieran el cupo de extranjeros, seguramente estaríamos hablando de una de las ligas con más potencial del mundo”.
Scola compartió cuatro temporadas en Houston Rockets (2007/2011) con uno de los grandes deportistas chino, Yao Ming, aunque una serie de lesiones le impidió al ahora presidente de la CBA competir los últimos dos años. Su estadía en la NBA generó una gran repercusión en su país, donde se seguían los partidos de los Rockets por televisión. El actual jugador del Shanghai evoca aquellos años compartidos: “Tengo un gran recuerdo de Yao Ming, fue un muy buen compañero conmigo. Creo que hicimos una buena pareja. La pasamos muy bien tanto dentro como fuera de la cancha. Lo vi en China casi todas las veces que estuve y siempre que tengo la oportunidad de juntarme con él es un momento agradable”.
A principios de octubre, el máximo anotador en la historia de la selección argentina volvió a Houston con su nuevo equipo para disputar un encuentro amistoso de pretemporada. El recuerdo que dejó quedó reflejado en la ovación que recibió y en la proyección de un video en el entretiempo en el que le daban la bienvenida y se repasaba su etapa en los Rockets.
A los 38 años, ya cerca del retiro, Scola sigue disfrutando de su deporte con la misma pasión con que lo hizo toda su vida, ya sea con su querido Ferro, en el porteño Caballito, como en la lejana Shanghai.
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