¿Qué busca China en la Antártida?
Por Nicolás Damin (*), para DangDai
El lunes 1ro. de abril, en el Salón Rojo de la Facultad de Derecho de la UBA, se organizó el Simposio Internacional China y el Tratado Antártico. El investigador Nengyne Liu, de la Universidad de Adelaide, resumió sus investigaciones con el objetivo de comprender los intereses de China en el continente austral y pensar posiciones que permitan avanzar con la cooperación. Liu mencionó que la mayor presencia de China en la región es correlato directo de que el país alcanzó el segundo puesto económico mundial y que desea tener participación en todos los asuntos mundiales.
La RPCh ya cuenta con treinta y cinco campañas antárticas ininterrumpidas, cuatro bases edificadas y una quinta en construcción. Liu explicó que el inicio tardío de la participación se debió a que “el país estaba enfocado en sus asuntos internos hasta la década del ochenta”. Sin embargo, desde que en 1985 se fundara la base Gran Muralla a 2 kilómetros de la base chilena Frei y en el Sector Antártico Argentino, la política china ha sido de una fuerte inversión.
En 1989 se edificó la base Zhongshan en la Antártida Oriental, en 2009 la base Kulun, a 4.087 metros sobre el nivel del mar y en el centro de la Antártida y, en 2014,la base Taishan, en el extremo oriental. En la actualidad, China está construyendo en la Bahía de Terra Nova, en el Mar de Ross, su quinta instalación permanente (ver este informe de Xinhua), igualando a los Estados Unidos.
El investigador afirmó que China ya es el segundo emisor de turistas en la Antártida y que hay un gran interés al respecto, aunque la principal preocupación del país continúa siendo el Mar de China. La RPCh publicó, en 2017, un documento sobre la Antártida (ver aquí), pero Liu opinó que el texto sobre la política pública específica aún no fue difundido. Según explicó al auditorio, China no desea perder la posibilidad de realizar actividad económica en el futuro. Liu detalló las actividades de pesca china en la región, foco de conflicto con los otros países miembros del Tratado Antártico, porque demora en acompañar los acuerdos de protección ambiental, por ejemplo, el propuesto entre Argentina y Chile, fruto de una colaboración desde 2012 entre ambos países. (Ver al respecto este comunicado de la Cancillería argentina).
El evento en la UBA contó con la presentación de las anfitrionas, la profesoras Silvia Nonna, secretaria académica de la Facultad, Leila Devia y Beatriz Krom, las tres titulares de las cátedras de Derecho de los Recursos Naturales y Protección Ambiental y autoras de este reciente manual sobre el tema .
Nonna propuso explorar las áreas en las cuales se puede encontrar consensos, aún en un tema tan sensible como la Antártida. También, destacó, ante las críticas de miembros de asociaciones conservacionistas sobre la postura china, que Liu expuso sus investigaciones a título personal y de forma científica y no como representante del gobierno del país asiático, y que la Universidad de Buenos Aires tiene una política de puertas abiertas para el debate fundamentado.
Por su parte, la profesora Devia detalló el estado legal del Protocolo de Madrid que, desde 1998, regula -y prohíbe- la utilización comercial de recursos naturales y protege a la región para fines científicos hasta el 2048. Mencionó la exitosa cooperación entre el INTI con la Base Marambio para desarrollar instalaciones que tengan un uso más eficiente de la energía en base a fuentes y materiales renovables (ver aquí).
La experta del INTI explicó que la política de eficiencia energética es una política de Estado y que varios institutos y ministerios participan de búsqueda de soluciones con energías renovables. Este tipo de iniciativas puede ser ampliada a la cooperación con otros países bajo la legislación internacional vigente y es coherente con los objetivos nacionales. Por su parte, la profesora Krom, directora de la prestigiosa Carrera de Especialización en Derecho y Política de los Recursos Naturales y del Ambiente, remarcó que no hay mención a la extracción de minerales en el Tratado Antártico, pero si en el Protocolo de Madrid (1998), que forma parte del TA, y prohíbe expresamente la minería que no tenga fines científicos. Para la académica en derecho minero, si alguna vez se resuelve el uso económico de los recursos naturales de la Antártida, será por decisión colectiva y ante el agotamiento de otras áreas del planeta, postura compartida por Liu. Mencionó que la ecuación actual de tecnología disponible y rendimiento económico no es viable, pero que en las próximas décadas puede cambiar. Las tres profesoras afirmaron que el interés científico en el estudio de la Antártida, la protección ambiental y el uso racional de los recursos a nivel mundial está creciendo a medida que se extiende la conciencia del deterioro planetario.
El panel tuvo la moderación de la doctora María Victoria Zarabazo Mila y la organización de Mariano Ferro, de la Universidad de la Defensa Nacional. Ambos detallaron las actividades que sus grupos de investigación realizan con diversas instituciones sobre esta temática y lograron una convocatoria que colmó el auditorio.
Es de destacar, que, como afirma la web de la Cancillería, “la Argentina es uno de los países pioneros en la Antártida, ya que en 1904 estableció la Base Orcadas, la primera de carácter permanente. Entre las décadas de 1940 y 1950, la Argentina planteó su reclamo de soberanía, delimitado por los 25°O, los 74°O, los 60°S y el Polo Sur, denominándolo Sector Antártico Argentino.En 1959, se adoptó el Tratado Antártico, del que la Argentina fue uno de los doce signatarios originales (Washington, 1/12/1959). El Tratado Antártico produjo un cambio de paradigma: instauró un régimen internacional con pilares en la cooperación científica, el uso pacífico del continente y más recientemente la preservación del medio ambiente, creando un modus vivendi cooperativo para un escenario en el que, de otra manera, sólo habría primado la competencia territorial.El Sistema del Tratado Antártico regula todas las actividades en la Antártida, y la base de la toma de decisiones se afirma en los resultados de la actividad científica. Por ello, el foco de las actividades de todos los países no es la presencia sino el desarrollo de la ciencia antártica. Para influir en el proceso de toma de decisiones en el marco del Tratado es necesario desarrollar actividad científica de calidad. Todos los grandes países antárticos desarrollan ciencia altamente relevante, y la Argentina no es la excepción. De esta manera, la Argentina sostiene sus objetivos políticos en su condición de reclamante de soberanía, y como tal busca mantener su influencia en las decisiones de las Partes en el Tratado Antártico. El Instituto Antártico Argentino es la herramienta más clara de nuestra política de Estado antártica.”
Para que estos objetivos se cumplan, es necesaria una política pública de financiamiento a la investigación. La completa actividad de los científicos en el Sector Antártico Argentino puede seguirse en este link.
(*)Doctor en Ciencias Sociales UBA
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