La traducción como desafío y como pieza clave del entendimiento mutuo
Pieza fundamental a la hora de construir puentes de entendimiento entre los pueblos, la traducción de textos (literarios, pero también políticos, ensayos, tratados, etc.) fue el tema principal de uno de los dos paneles que ayer, en el marco de la 8va Conferencia del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, debatió las relaciones entre América Latina y China. Académicos del país asiático y argentinos señalaron en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA la importancia de avanzar en “traducciones directas”, “superar el eurocentrismo” a la hora de focalizar China, elegir materiales, traducirlos, y en “capacitar a técnicos propios e intereses propios” en la materia.
Lelia Gándara, de la Universidad de Buenos Aires, especializada en lingüística, fue una de las que más hizo hincapié en el sesgo que ha generado el eurocentrismo en las traducciones de autores chinos. Y habló de los universos tan disímiles en los orígenes remotos de las escrituras y grafías de las lenguas occidentales y la china (la primera con fines de contabilidad y propiedad, la segunda “adivinatoria”) los cuales han derivado desde el vamos en conceptos tan distintos en los idiomas.
Lou Yu, de la Comunidad de Estudios Chinos y Latinoamericanos (CECLA) y traductora de Ricardo Piglia, informó sobre las traducciones directas chinas de autores argentinos y latinoamericanos. Desde la fundación de la República Popular se hicieron 545 obras de 226 autores, además de 65 selecciones de cuentos y poemas. Hay 34 autores argentinos (el más traducido de todos los latinoamericanos y más mencionado en textos, Jorge Luis Borges) y en especial se viene avanzando en los últimos años.
Adriana Rodríguez Pérsico, de la UBA, se refirió justamente a Piglia y su larga relación con China, así como a los escritores viajeros e intelectuales latinoamericanos que desde los años ’50 se fueron acercando en diferentes momentos a la cultura y la política chinas.
Mercedes Giuffré, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, planteó varias dificultades de la traducción (además de experta en Oriente, ella es traductora pública del inglés) obviamente no sólo para los hispanos: citó el caso de los chinos cuando debieron traducir al budismo una vez esa corriente filosófica ingresó desde la India. Y propuso sobre todo capacitar para evitar que las traducciones de autores chinos en Latinoamérica caigan en giros propios de la lengua tal como se la habla en España, o el peso de Francia en la selección de autores y obras. “Falta incorporar más traductores latinoamericanos y trabajar en equipo”, señaló.
En una segunda parte de ese panel, Zhang Hongling, de la Shanghai International Studies University (SISU) explicó los métodos de enseñanza de lenguas extranjeras en “la China de la nueva era”, y de la importancia que en su país se le da a este tema porque “favorece la cooperación a nivel de gobiernos, empresas, academia, etc. Y dijo que esos aprendizajes “sirven además para conocerse más uno o reflexionar sobre ello a partir de conocimiento del otro”.
Patricia Funes, vicedecana de Sociales de la UBA, se concentró más bien en los problemas de identidad latinoamericana para abordar la cuestión china, y uno de los señalamientos fue la disputa reforma y revolución en la primera mitad del siglo XX en las figuras de los peruanos Víctor Haya de la Torre y Juan Carlos Mariátegui, ambos influenciados, cada uno a su modo, de las corrientes políticas chinas de entonces. También hizo alusión al “orientalismo” de otros escritores como Miguel Ángel Asturias o Pablo Neruda.
Lin Hua, del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales de China, contó la experiencia del Centro de Estudios Argentinos que funciona en el ILAS desde 2015. Si bien es más nuevo que otros (de Cuba, de México, de Brasil y de Centroamérica) viene produciendo “muchos materiales y con gran pasión”, aunque señaló que todavía están más bien recortados a política, economía y relaciones internacionales. Pero en pocos años ya ha realizado una cantidad notable de encuentros, foros y acaba de gestar el primer libro conjunto con una entidad argentina, el Grupo de Trabajos sobre China del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Ana Hosne, de la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet, historió el proceso de la era Ming cuando llegaron los jesuitas y tradujeron las primeras obras chinas. También ahí ya puede observarse, dijo, la influencia del eurocentrismo, y que los primeros textos locales llevados a China los eran de la América hispana colonial.
Cao Yufei, a cargo del Departamento de Español de SISU, cerró ese panel describiendo los programas de enseñanza de español en China. “Antes del año 2000, había sólo 12 centros y universidades que lo enseñaban. Hoy hay un centenar, exactamente 97. Hubo un gran salto y unos 15.000 chinos estudian español a nivel de grado y 300 en posgrado”, informó. SISU además ha incorporado el programa “Español +” (negocios, turismo, deportes, etc.), agregando valor a su programa.
Coordinaron las mesas el director del Centro de Estudios Argentina China de Sociales, Ignacio Villagrán, y su coordinadora académica, Verónica Flores.
Al final, fuera de programa, subió al escenario el mayor traductor, en China, del tango argentino. Habiendo vivido de sus 22 a sus 30 años en nuestro país, amante de ese género y director de la Escuela Carlos Gardel que propicia la Embajada argentina en Beijing, Ou Zhanming (“Gaviota”) se ganó el auditorio contando anécdotas del tango y las milongas en China, desmenuzando letras de Alfredo Le Pera y hablando de las dificultades que tuvo cuando tradujo libros y letras de Horacio Ferrer o la biografía de Astor Piazzolla, “pero en cuanto a la danza no hay problemas, es un idioma que entiende el corazón en China o en Argentina por igual”.
PUBLICAR COMENTARIOS