Casamenteros en Shanghai
“La búsqueda de un marido para las hijas en China es una tarea diaria, pero los fines de semana las posibilidades se potencian y la labor se intensifica”, escribe para Clarín desde Shanghai la argentina Lucila Carzoglio. “A la salida de la línea 1 del subte, se ven paraguas enfilados con datos personales colgando, atriles que ofrecen números de teléfonos y hasta un par de solteros exhibidos de pie. En pleno siglo XXI, un mercado matrimonial tiene lugar en el centro de la ciudad más cosmopolita de China.”
Carzoglio estudió las carreras de Letras y de Periodismo en Buenos Aires, está cursando un doctorado en Literatura en la Universidad de Shanghái. Edita junto con el escritor Salvador Marinaro y la productora ALWorks la revista Chopsuey.
Sobre el mercado de los novios, agrega que “funciona como un Tinder analógico a cielo abierto, donde la tradición se pone al servicio de las citas a ciegas. Quienes asisten saben a la perfección lo que están buscando, pero no arreglan ni fuerzan casamientos (algo prohibido desde una ley de 1950, en épocas de Mao); sólo quieren organizar una salida para que sus hijos se conozcan.”
También explica que como la gente joven no suele ir a la plaza, “fotos, peso, altura, título, lugar de nacimiento, residencia, signo zodiacal y salario son las referencias que se intercambian para saber si hay o no un candidato. A pesar de que es imposible tener un número a ciencia cierta, se calcula que hasta ahora se han formado casi 3.000 parejas en el mercado. Muchas de ellas, además, se niegan a aceptar que se conocieron por intermedio de sus padres.”
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