De literatura, crímenes, fugas y puentes culturales
Dang Dai presentó ayer en la Casa de la Cultura China de la Universidad de Congreso el libro Una pizca de maldad, del escritor chino Ah Yi, quien está por segunda vez en Buenos Aires. Publicado por la editorial Adriana Hidalgo, que viene haciendo una enorme tarea de difusión de nueva narrativa china, la novela policial (Ah mismo fue policía durante algunos años antes de dedicarse a la escritura) narra un crimen incomprensible y una fuga. Según Miguel Ángel Petrecca, su traductor al español y también presente ayer con Ah, esa huida es “la parte luminosa, lo feliz de la novela, esa fuga de un asesino se transforma en un relato de viaje y de algún modo es también un recorrido por China”. Los presentó el también escritor y periodista Gustavo Ng, para quien Ah tiene numerosos lazos con Argentina.
Entre ellos citó su amor incondicional a Jorge Luis Borges (“me dijo –contó- que si no lo lee seguido sufre el síndrome de abstinencia”), el hecho de que su agente literaria, Lulu, sea esposa del argentino Guillermo Bravo, fundador de la única librería dedicada a Argentina y al mundo hispanoemericano en Beijing y Shanghai o que haya acompañado hace ya varios años al escritor argentino Guillermo Martínez cuando presentara en China su novela Crímenes Perfectos.
“Todos estos nexos personales alimentan la construcción del puente entre las literaturas de nuestros dos países”, dijo Ng.
Para el codirector periodístico de Dang Dai, “la novela de Ah Yi está escrita en primera persona y así el lector está en la piel de un asesino, un adolescente en la plenitud de la energía, de la rebeldía y del ejercicio del poder. Un adolescente que lleva el juego del poder al máximo”.
Contó también que “Ah Yi (??) es el sudónimo de Ai Guozhu (???), que significa ‘puntal de la nación’, un nombre enorme, que recibió como homenaje a Mao Zedong y a Zhou Enlai, porque murieron en el año en que él nació —año del Dragón de 1976”.
Petrecca, el mayor traductor argentino de narrativa y poesía china, él mismo poeta, también hizo referencia a ese año clave en la historia contemporánea de China, al señalar que no sólo murieron Mao y Zhou sino que también “nació una nueva literatura en China”.
Ah Yi, quien nació y se crió en una ciudad a orillas del río Yangtzé, en la provincia de Jiangxi, se orientó hacia la palabra escrita tras su experiencia allí como agente de la policía local y ahora, según contó ayer al público presente, está buscando, como todo escritor, escribir “la gran novela, pero aún no hallo la manera. Me estoy preparando. El último boom literario fue el latinoamericano. Sé que el que se viene es el chino”.
Se agradecen las fotos, de Teresa Yuan y Laura Ma Qian
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