El Canciller boliviano contó sus experiencias como guerrero Shaolin
El canciller boliviano, Fernando Huanacuni, compartió detalles de su experiencia de tres años como guerrero Shaolin durante una conferencia magistral que forma parte de las jornadas organizadas por la Embajada de China en el marco de la Feria Internacional del Libro de La Paz.
“El año 1999 viajé a China para incorporarme al Templo de Shaolin y fui miembro durante tres años. Aprendí que la filosofía de la vida es la disciplina”, afirmó Huanacuni en el salón Illimani del campo ferial de La Paz.
El acto contó con la participación del embajador de China en Bolivia, Liang Yu, el agregado cultural, Liu Hebao, autoridades bolivianas e invitados especiales.
Ese año China obtuvo por primera vez el grado de “participación destacada” en la feria y para ello preparó un programa que incluye muestras gastronómicas, exhibición de películas, conferencias sobre la cultura del país, las relaciones internacionales y la literatura.
Interesado por la religión budista, Huanacuni viajó a China en diciembre de 1999 cuando tenía 33 años. Estuvo varias horas de rodillas a la entrada del famoso templo, ubicado en la provincia china de Henan, para poder ser aceptado.
Los monjes le permitieron finalmente ingresar y lo pusieron a prueba durante una semana. Uno de los requisitos fue superar las jornadas de extenuante ejercicio físico que duraban más de 12 horas diarias.
Durante tres años mejoró las técnicas de respiración, fundamental para pasar a la etapa de la meditación y “encontrar el equilibrio”, agregó.
Huanacuni citó la historia de un guerrero Shaolin que usó la respiración, la meditación y la disciplina para vivir. Explicó que la violencia no tiene cabida en el templo ni en el aprendizaje.
El canciller confesó que pudo demostrar una entereza que ni él mismo pensó tener. Vivó tres años en el templo alimentándose a diario solo de arroz, verdura, masa cocida y té verde, base de la dieta del monasterio.
Según el ministro boliviano sería de gran utilidad para el mundo replicar en la vida cotidiana las prácticas de los guerreros Shaolin.
“Para lograr un objetivo, cualquiera sea, es fundamental la disciplina y entrega”, afirmó a tiempo de considerar al Shaolin Kung Fu como uno de los tesoros culturales más preciados de China.
A Huanacuni, que ha ganado varias medallas en competencias internacionales de artes marciales, le impresionaron las similitudes entre las tradiciones de Bolivia y las de China y Tíbet. Contó, por ejemplo, que una costumbre de los monjes Shaolin es hacer una ofrenda a la naturaleza, que se cree que tiene “hambre” y “sed”, similar a la “khoa” (mesa) que los aymaras realizan en agosto en Bolivia.
La noticia en Xinhua
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