La Embajada Argentina en Beijing y Wines of Argentina celebraron el Día Mundial del Malbec
Con importantes eventos en las principales ciudades chinas, la Embajada Argentina en Beijing y Wines of Argentina celebraron el Día Mundial del Malbec, la jornada de promoción a gran escala de la cepa emblemática de los vinos argentinos.
La celebración comenzó en un reconocido hotel de Beijing el 23 de abril y contó con la participación del Encargado de Negocios de la representación diplomática, Juan Manuel Navarro, y de tres expertos chinos en vino, incluida Fong Yee Walker, la reconocida master of wine de China.
Los invitados, entre los que se destacaban los principales importadores de vino argentino, dueños de restaurantes, gerentes de compra de las cadenas de hoteles que operan en Beijing, distribuidores y prensa especializada, recibieron una clase magistral sobre Malbec y degustaron 21 etiquetas nacionales.
La Argentina se mantiene entre los 10 primeros exportadores de vino a China, mientras gana terreno en los medios digitales. En 2018, por primera vez, cuenta con una tienda específica de T-Mall, uno de los grandes del comercio electrónico chino y mundial, dedicada exclusivamente al vino argentino.
Los orígenes de la cepa
El origen del Malbec se encuentra en el sudoeste de Francia. Allí se cultivaba este cepaje con el que se elaboraban vinos denominados de Cahors por el nombre de la región, reconocidos desde los tiempos del Imperio Romano. Estos vinos se consolidaron en la Edad Media y terminaron de fortalecerse en la modernidad.
El Malbec fue llevado de Francia a la Argentina en 1853 por Michel Aimé Pouget (1821-1875), un ingeniero agrónomo. El 17 de abril de ese año, con el apoyo del gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial, con vistas a fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. Este proyecto fue aprobado por la Cámara de Representantes el 6 de septiembre del mismo año.
A fines del siglo XIX y de la mano de los inmigrantes italianos y franceses, la vitivinicultura creció exponencialmente y con esta, el Malbec, que se adaptó rápidamente a los diversos terruños que proponía la geografía argentina, donde se desarrolló, incluso, mejor que en su región de origen. De esta forma, con el tiempo y con mucho trabajo, se perfiló como uva insignia del país.
El 17 de abril es, por tanto, no sólo el símbolo de la transformación de la vitivinicultura argentina, sino el punto de partida para el desarrollo de esta cepa, emblema de nuestro país a nivel mundial.
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