Una Franja Una Ruta, desafío asiático y global
Xi Jinping en una visita a Kashgar, Xinjiang, en 2014
Las dos preguntas que se hacen en Asia Central acerca del proyecto chino Una Franja Una Ruta son, una, si será consensuado y atento a necesidades de la región o si perseguirá sólo intereses de China, que lo impondría; y dos, cómo encajará la iniciativa con al menos 200 años de historia en común entre esa zona y Rusia. ¿Qué hará Moscú?¿Habrá ámbitos de cooperación o conflicto? Lo planteó ayer en un seminario en el CARI el especialista en el tema Paulo Botta, en tanto Jorge Malena, Carola Ramón Berjano y Miguel Velloso, del grupo de Trabajo sobre China en ese think tank, reflexionaron sobre la “gran estrategia” china y la región de Xinjiang, la más occidental del país y clave en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda porque es la más ligada geográficamente al centro asiático.
En el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, Botta, también presidente del CEMOC (Centro de Estudios del Medio Oriente Contemporáneo) dijo que Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán esperan no ser sólo “territorio de paso” del proyecto chino, en tanto sus poblaciones (más recelosas con China que sus élites) quieren ser consultadas. “Se trata de un proyecto básicamente económico, no de conquista, que el presidente Xi Jinping lanzó hace cuatro años justamente en una gira por Asia Central, pero que tiene implicancias políticas”, señaló.
El debate fue presentado por Eduardo Sadous, a cargo del comité de Asuntos Asiáticos del CARI, moderado por Patricio Giusto y al final Velloso hizo una síntesis y comentarios.
Por su parte, Ramón Berjano, quien hizo un viaje reciente por Xinjiang, destacó la relevancia estratégica de una región que abarca 17% de China, pero donde habita sólo 2% de la población, en este caso de mayoría uigur, musulmana. “Es una región autónoma con los mayores depósitos de carbón, gas y petróleo en China y muy rica también en algodón, frutas como la uva, vino, azúcar y recientemente, turismo. Por ahí pasan 3 de los 6 corredores de la Franja y la Ruta y son muy importantes porque parten desde Beijing, Shanghai y Guangdong” y luego se internan en Euroasia hacia Europa occidental. “La inversión en infraestructura y seguridad se ha disparado estos años, en una zona ‘caliente’ por la acción de grupos como el llamada de ‘liberación del Turquestán Oriental’”, comentó la economista y profesora de la Universidad del Salvador.
A su vez, Malena, coordinador del Grupo China en el CARI y director de la Tecnicatura en Estudios sobre China Contemporánea en la USAL, contextualizó la iniciativa Nueva Ruta de la Seda en la constante de la “gran estrategia” china, como la entendieron Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zamin, Hu Jintao y ahora Xi Jinping. Cada uno fue gradual y pragmático, indicó, y “si antes el crecimiento económico condicionaba la política exterior, ahora esta tiene un carácter más geopolítico”. Si tras la muerte de Mao y el contexto de la Guerra Fría, en el caso de Deng “se inició la apertura y reforma ocultándose la capacidad propia a la espera de un momento propicio para obtener logros cuando se pudiera” (una de las premisas de Deng), luego de la obra continuada y profundizada por Jiang y Hu, ahora Xi tiene como gran estrategia su “sueño chino”. En él China “ya no sigue la idea de Deng de buscar logros cuando se pueda, sino encararlos ya, aprovechando el desorden de Occidente, y con una perspectiva de asumir liderazgo continental, protagonismo global y desafío a la preminencia de Estados Unidos, en la cual usará todas las opciones posibles, desde el softpower a la fuerza”, afirmó.
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