El Profesor Dragón, la religión y la democracia

5 abril, 2018

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Por Gustavo Ng

Maestro de maestros, desde 1965 Lü Longgen traduce China al español. En esta entrevista con Dang Dai, en Beijing, usa la religiosidad para explicar la necesidad de comprender los fundamentos de la cultura china, y asegura que, antes que ideológico, el choque es cultural.


Cuando dije que había entrevistado al Profesor Dragón, muchos de los jóvenes académicos chinos dedicados a investigar temas latinoamericanos se dieron vuelta. “¿Cómo? ¡Conseguiste entrevistar al Profesor Dragón!” “¿Y habló mucho tiempo?”, “¿Qué te dijo?” En un momento estaban todos rodeándome. Fue entonces que tomé consciencia de que había estado hablando con una leyenda.

Lü Longgen, el Profesor Dragón, pertenece a la primera promoción de la carrera de Estudios Hispánicos de la Universidad de Beijing. Desde hace más de medio siglo está abocado no sólo a enseñar el idioma español, que habla con precisión impecable, con suficiencia y floridamente, sino a construir la imagen de China para ser transmitida al mundo Hispánico y capacitar a funcionarios, académicos, guías y otros profesionales que asumen dicha tarea.

“Es necesario presentar a China usando el lenguaje comprensible para los lectores de cada país”, dice, y explica que “hay que promover obras que analicen a China de una manera objetiva”.

— ¿Puede darnos un ejemplo?

— La cultura china es una cultura del colectivismo y la occidental, del individualismo, que enfatiza en “mis” derechos, “mis” libertades. En cambio, en la cultura china los intereses del Estado están por encima de todo. Y esto es motivo de choques culturales, no ideológicos sino culturales. En los Juegos Olímpicos de Beijing se derribaron muchas casas ancestrales y la gente apoyó sabiendo que era para un bien común. Hay que hacer que los argentinos conozcan la mentalidad china; no hay que tomar asuntos políticos, sino de cómo vive la comunidad china.

— Los medios de comunicación buscan resaltar el conflicto.

— Hablan de la amenaza china porque su economía alcanza el nivel mundial, ignorando que hasta la revolución industrial de Inglaterra, China mantuvo un predominio económico sobre el mundo, y aún así no estableció ninguna colonia en el extranjero. Aunque tenía el ejército más potente, no tuvo la política de conquistar países.

— Otro tema del que hablan los medios de Occidente es el de la libertad religiosa.

— Los chinos no somos fanáticos de ninguna religión, lo que en parte se debe a las enseñanzas de Confucio, que han sido el credo oficial durante 2000 años. ¿Cuál es la actitud de Confucio ante las religiones? Un discípulo le preguntó “¿qué es sabiduría?”. Y él respondió: “dedicarse al Bien del Pueblo y respetar a ánimas y espíritus, manteniéndolos a distancia”. Esa enseñanza influye todavía sobre toda China, donde se profesan tres religiones al mismo tiempo, el confucionismo, el taoísmo y el budismo, sin fanatismo. Si un hijo va a afrontar el examen de ingreso a la universidad, sus padres buscan deidades y encuentran en el taoísmo un dios que se llama Dios de la Prosperidad Literaria. Si alguien tiene un problema en su vida, busca un maestro de adivinanzas, un adivino. No conocemos bien cuántas escuelas hay en los círculos de adivinanzas, siempre hay alguien a quien recurrir. La sociedad china se caracteriza por ser práctica, la gente recurre a quién le sirva para el momento que están pasando. Cuando uno estudia las biografías de letrados famosos de tiempos antiguos de China, se llega a la conclusión de que todos son pragmatistas. Cuando las cosas marchaban bien en lo político, fueron confucionistas para ordenar la familia y a sí mismos. Pero si un confucionista queda frustrado en sus objetivos políticos, se convierten al taoísmo, porque enseña cómo acomodarse al desarrollo natural de las cosas, no interviniendo. Y se llega a un estado desesperante, porque lo echaron de su cargo o lo mandaron a la cárcel, se convierte al budismo, en el que la realidad tiene un estado puramente ideal. Por tanto, de acuerdo al momento que una persona esté pasando va eligiendo los recursos que le ofrecen distintas religiones. Si a esta persona que fue presa, las cosas le empiezan a ir bien, seguramente se convertirá nuevamente al confucionismo. Todas las religiones sirven como psicoterapia, no hay fanáticos religiosos.

— Quizás para entendernos, necesitemos ajustar la idea de religión.

— Los chinos no tenemos fe religiosa, tenemos fe cultural, dividida en tres religiones.

— ¿Por qué cree usted que las religiones de China tienen éxito en Occidente?

— Las élites de Occidente se encuentran en una situación difícil. Ganan mucho dinero pero no saben para qué viven. Son generaciones espiritualmente perdidas y buscan respuesta en otras culturas. Es una moda. El taoísmo, por ejemplo, ayuda para salir del apuro, no competir con nadie, apegarse al transcurso natural de las cosas. Les quita desesperación. Pero esto también pasa en China, algunos se hacen cristianos, o adhieren al budismo de Tailandia o de Birmania, otros hacen yoga. Buscan en otros lugares nuevos consuelos.

— ¿Qué encuentran en las religiones asiáticas?

— La armonía, que viene de la tradición taoísta y de la confucionista. Confucio decía: “el hidalgo cultiva la armonía, no la conformidad”. Construir una sociedad que viva en armonía se ha convertido en una prueba para el actual gobierno chino. Confucio habla de respetar las diferencias, culturales, religiosas, ideológicas. De la misma forma, se da cabida a las culturas foráneas, pero adaptándolas a la cultura china. Cuando los primeros jesuitas italianos llevaron el catolicismo a China, en el siglo XV, se vieron en la dificultad de traducirlo al mandarín. Entendieron que en el pensamiento confuciano hay una deidad y entonces hablaron de una religión del dios Cielo. En China se adaptan, no se adoptan, las religiones o lo que se toma del exterior. Aprendemos el modelo de Washington, pero no vamos a adoptarlo. Adaptamos el capitalismo al socialismo, creando un nuevo socialismo. El socialismo chino es uno de los mayores experimentos de la historia universal humana. El norteamericano John Naisbitt ha observado que en China existe la democracia, sólo que es diferente de la occidental. En Occidente existen diversos partidos que representan a diversos grupos de interés, mientras en China la democracia es de abajo hacia arriba y de arriba a abajo. Muchas de las decisiones políticas, las ideas de la reformas, vienen de abajo, desde las bases. El Partido las adopta y las distribuye por el resto de China. Es una democracia vertical, mientras la democracia occidental es horizontal. Es necesario entender los fundamentos para comprender las diferencias superficiales.

Categorías: Cultura

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