La presencia china en Bolivia
El diario boliviano Los Tiempos publica un completo informe demostrando de qué manera “la presencia china en Bolivia continúa en crecimiento y, por lo previsto, mantendrá esa tendencia por los próximos años, como parte de las inversiones y participación de empresas del gigante asiático en obras estatales.”
– Incursión el desembarco Chino en Bolivia
Por Rafael Sagárnaga
En la avenida Monseñor Rivero de Santa Cruz acaba de estrenarse el Jiang Nan, y ahí cerca detrás de la corte de Justicia funciona otro negocio parecido. En el célebre Prado paceño, en pleno edificio Alameda funcionan tres chifas: Luquing, Joangho y Gabriela. Entre las dos fuentes de agua suman cinco. En Cochabamba, los renombrados Lai Lai y el Chen ya dejaron de ser islas asiáticas en medio de la Llajta, porque sus paisanos abrieron decenas de negocios desde Sacaba a Quillacollo.
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Su gastronomía dejó de ser la habitual tarjeta de presentación. Supermercados, gabinetes de medicinas diversas, artesanías, importadoras, agencias de turismo, estudios fotográficos, constructoras… Ahora traen virtualmente lo que se pida.
No pocos ya aprendieron a decir “elay” o “puej” y otros ensayan la pronunciación de “caselita”, chapuceando aún la “r”. Incluso, según relataba un funcionario de YPFB, varios de los jóvenes ingenieros de la petrolera Sinohydro aprendieron a acullicar en el Chaco. Luego se desató una discusión entre dos argumentos: “Hay una asimilación de valores culturales afines”, decía uno. “Les pagan poco”, sentenciaba el otro, “a cambio, en China entregan a sus familias cupos de alimentos. Entonces, estos jovencitos también aprendieron a paliar hambre con coca”.
Lo cierto es que hoy resulta posible verlos en las capitales de los nueve departamentos y en buena parte de sus provincias. Son el nuevo componente del paisaje étnico y demográfico de Bolivia, no se sabe si de manera pasajera o definitiva. Pero queda claro que vemos visitantes o inmigrantes chinos como nunca antes en nuestras calles.
SALTO DE MIL POR CIENTO
Es probablemente un fenómeno sin precedentes, aunque no sobrará recordar que algo similar pasa en varios países del entorno. Para empezar, la ola migratoria china a Bolivia ha dado un salto singular, literalmente, más del mil por ciento. Según registros de la Cancillería, en 2005 el país recibía mensualmente 500 solicitudes de visa de parte de ciudadanos chinos, y autorizaba, en promedio, 90.
De acuerdo a datos de la Dirección Nacional de Migración, entre 2015 y 2017, ingresaron a Bolivia 28.800 personas nacidas en el coloso asiático. Esto significa 1.200 por mes, 40 por día, o sea que casi dos chinos ingresan a Bolivia cada hora.
Significa, bajo cifras oficiales, un incremento del 1.333 por ciento. Migración, además, aclaró que de esas 28.800 personas que llegaron en el reciente bienio, sólo 3.490 retornaron a su país de origen. Pero no se dejarán extrañar demasiado por las previsibles cantidades de niños chino-bolivianos que las jóvenes parejas migrantes ya procrearon en esos 24 meses.
DINERO CHINO
Si algo ha arribado también por miles y miles son capitales chinos. Entre 2007 y 2017, la deuda externa bilateral con la República Popular China creció más de 21 veces, un 2.122 por ciento. Pasó de 75,4 millones de dólares a 1.600 millones de dólares en 2017.
Y así como llegarán más chifas, consultorios de acupuntura y escuelas de Taichichuan, también se anuncia la llegada de más yuanes traducidos en dólares. Las autoridades recuerdan con frecuencia que en 2015 aprobaron un crédito por $us 7.000 millones con China. Sin que lleguen aún los millones restantes, la potencia asiática ya constituye el mayor acreedor bilateral de Bolivia y el tercero en términos generales. Si se concretan, China será el mayor acreedor dentro de, además, la mayor deuda externa de la historia boliviana (más de 13 mil millones). Calma, las autoridades aseguran que la capacidad de endeudamiento se halla absolutamente garantizada.
Bajo ese marco, la presencia del gran dragón en Bolivia parece abarcar todos los rubros y áreas. En minería, por ejemplo, los inversores y empresas chinas apostaron a una vasta diversidad de minerales. Ya en 2015 se decidió organizar una Cámara de Minería Boliviano China, que entonces contaba con diez empresas, luego, crecieron a casi 40. Pero, además, surgieron polémicas por la emergencia de grupos de chinos que explotaban ilegalmente algunos yacimientos, por ejemplo, oro en el norte paceño o en el emblemático Illimani. Luego se ha denunciado que los capitales asiáticos ahora son el motor de decenas de cooperativas mineras.
MATERIAS PRIMAS
Matices y polémicas al margen, hoy, capitales y empresas chinas se embarcan en la explotación de diversas reservas minerales bolivianas. La lista suma desde cobre (en Turco, Oruro), oro (en Mayaya, La Paz), hasta el emblemático hierro de El Mutún (en Santa Cruz). De hecho, la construcción y puesta en marcha de aquella Planta Siderúrgica correrá por cuenta de la transnacional Sinosteel a un costo de $us 460 millones, bajo crédito chino. Será supervisada por su paisana Chongping Engineering Consulting. Vale recordar que El Mutún constituye la cuarta reserva mundial de hierro.
La presencia china también llegó a otro recurso estratégico boliviano. Sabido es que dos de los proyectos de explotación del litio en el salar de Uyuni, la mayor reserva mundial, están a cargo de empresas provenientes del coloso oriental: la Camce y Machinery Engineering Corporation. En la zona también se habla de la presencia de otras empresas chinas que exploran la posibilidad de producir ulexita.
Y por supuesto que estas dinámicas personas no podrían estar ajenas a la principal fuente de ingresos que Bolivia tiene en la actualidad. Sinohydro y Sinopec se hallan en el Chaco y Tariquía en busca de reservas de gas. Sí, están ahí donde algunos de sus ingenieros ya acullican coca.
Mientras tanto, la, por muy diversas razones, más afamada empresa china en Bolivia, Camce, demuestra que el dragón también ingresó en la agroindustria. Esta empresa ejecutó el polémico ingenio azucarero de San Buenaventura en el norte paceño a un costo de $us 250 millones. Mientras que en la consolidada agroindustria cruceña la presencia china tiene otra característica: se va convirtiendo en la principal proveedora del complemento de la soya transgénica; es decir, el glifosato.
Pero no sólo agrónomos e ingenieros petroleros o químicos nacidos en China recorren Bolivia, también abundan los ingenieros civiles. Al menos cuatro carreteras estratégicas del país y una ferrovía son responsabilidad de estas empresas asiáticas. Nuclear Industry Nanjing Construction Group ganó la licitación para ejecutar la doble vía Oruro-Cochabamba. Mientras que la Harzone Industry Corporatión tiene a su cargo las vías Rurrenabaque–Riberalta, en Beni, y Porvenir–Puerto Rico, en Pando. A ellas se suman decenas de obras de infraestructura de diversas dimensiones, desde puentes hasta represas hidroeléctricas, como la de Rositas (Santa Cruz). Tantas que las cámaras de la construcción realizaron sendos, como ninguneados, reclamos ante las autoridades.
También llegaron ingenieros militares porque el gobierno de Beijing es quien más ha aportado a las Fuerzas Armadas Bolivianas en las últimas décadas. Bolivia renovó sus flotillas de cazas, de helicópteros y blindados con material chino. Además, adquirió aviones de transporte. Y las tres fuerzas castrenses se hallarían contentas, si es que no se hubiera desatado el escándalo de las barcazas chinas, pero ése es otro tema.
MADE IN CHINA
Los aportes tecnológicos no podían faltar. Desde equipos de vigilancia, identificación y seguridad, hasta el célebre satélite Tupaj Katari, son parte del paquete donado o adquirido. En suma, parecen abarcarlo todo, tanto que hasta artesanías y chocolates bolivianos resultaron ser “Made in China”.
Tal cual, en 2016, organizaciones de artesanos paceños denunciaron que diversas artesanías turísticas eran ya producidas industrialmente en China y comerciadas en Bolivia. De los plagios no se libraron ni tradicionales aguayos ni adornos con imágenes del pepino carnavalero. Mientras, ejecutivos de la conocida chocolatera sucrense Para Ti denunciaron en 2016 a la empresa china Risen Industrial Group Limited, por falsificar sus productos.
Y claro, en el lado más oscuro de los recién llegados destacaron los sucesivos casos de tráfico de especies que afectan especialmente al jaguar amazónico boliviano. Las denuncias de mafias dedicadas a este tipo de actividades repercutieron en el exterior del país. Con dos ciudadanos chinos ingresando cada hora a Bolivia, no faltarán algunos de muy malos hábitos. Efectos de este histórico desembarco.
De acuerdo al Observatorio de Inversiones en Ultramar (OFDI) de China en el Acuerdo de Libre Comercio Asia – Pacífico, Brasil ha sido el destino preferido de las inversiones chinas. Beijing no ha dejado de invertir, ni siquiera en medio de la turbulencia política brasileña o ante el debilitamiento de la izquierda latinoamericana. Al contrario: ha aumentado su apuesta en México, Argentina, Perú, entre otros.
Durante los últimos años, en las obras que son ejecutadas por empresas del gigante asiático hay cientos de trabajadores chinos, que en algunos casos vienen acompañados de sus familias.
EL DRAGÓN EN LATINOAMÉRICA
La participación china en Latinoamérica va en aumento a paso acelerado. Según datos del Foro Económico Mundial, hoy, China es el primer socio comercial de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay, y el segundo de México.
El comercio bilateral entre China y Latinoamérica se ha multiplicado por 26 veces entre 2000 a 2016, y ha invertido más de $us 110 mil millones en la región desde 2003, la mayoría en los últimos cinco años.
El 65 por ciento de las inversiones chinas desde 2001 fueron destinadas al sector de las materias primas, en el que también se creó la mitad del empleo por inversión china.
TAMBIÉN HAY COOPERACIÓN
China en sus renovadas relaciones diplomáticas con Bolivia también ha potenciado su cooperación en diversas áreas.
Se ha resaltado, por ejemplo, decenas de becas para estudiantes, artesanos y deportistas bolivianos. En el primer caso, las ayudas provienen tanto del gobierno de Beijing como de algunas empresas como Huawei.
En el apoyo a los deportistas, destacó el traslado de 160 atletas bolivianos a un centro de alto rendimiento durante tres meses, como respaldo a su participación en los Juegos Sudamericanos 2018 que se desarrollarán en Cochabamba.
En definitiva, la presencia china en Bolivia continúa en crecimiento y, por lo previsto, mantendrá esa tendencia por los próximos años, como parte de las inversiones y participación de empresas del gigante asiático en obras estatales.
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