Bionegocios con China

13 enero, 2018

Hay un “nuevo concepto de Seguridad Alimentaria china, que pasó de ‘vivir con lo nuestro’ a generar acuerdos a largo plazo con proveedores internacionales confiables”, explica Fernando Vilella, especialista en agronegocios con el país asiático, en un artículo publicado hoy por La Nación. Propone como ejemplo la reducción de aranceles en diciembre pasado, a más de 180 productos, 38 agroindustriales, “varios importantes para nuestro país.” En este marco, Vilella enfatiza la necesidad de reactivar el Mercosur como bloque que negocie con China. “La próxima reunión del G-20 deberían ayudar a generar una visión común sudamericana que permita equilibrar simetría en la negociación y mayores logros en comercio e inversiones.”


 – El collar de perlas, la ruta de la seda y los bionegocios en China

Por Fernando Vilella

El hecho político internacional más relevante de 2017 fue el XIX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), que impactará fuertemente en nuestro futuro. Sus decisiones reconfiguran y aggiornan los objetivos políticos, económicos y sociales de la nación más poblada del planeta, con la mayor clase media mundial (300 millones) que ahora propone que en 2035 toda su población sea clase media (1300 millones). Xi Xinping logró introducir en el Estatuto del PCCh una nueva contradicción principal: “Entre las necesidades crecientes del pueblo de una vida mejor y un desarrollo desequilibrado e insuficiente”. Esta conlleva el gran desafío de superar la gran heterogeneidad de calidad de vida, donde el primer cambio es acceder a alimentos de mayor calidad, imposible con los recursos naturales propios. Esa contradicción entre propósitos y posibilidad material es esencial para entender el nuevo concepto de Seguridad Alimentaria china, que pasó de “vivir con lo nuestro” a generar acuerdos a largo plazo con proveedores internacionales confiables.

Xi plantea la reformulación del modelo socialista de estilo chino, que combina en lo político la presencia excluyente del PCCh y en lo económico una defensa a fondo de la globalización y el libre mercado. Para dar el ejemplo propone reducir todas las restricciones comerciales y de flujo de inversiones. A principios de diciembre dio el primer paso, reduciendo aranceles a más de 180 productos, 38 agroindustriales, varios importantes para nuestro país.

Desde los años 70, el consumo anual de carnes per cápita pasó de 7 a más de 70 kg, más otros 35 kg de piscicultura, es decir, pasar de consumir 8 millones de toneladas a 143 millones, multiplicando por 18 el mismo. Estas carnes se producen con maíz y soja. De la soja importada, un 65% es del Mercosur.

Si con la mitad de los chinos incorporados al mercado se generó una demanda en cantidad y calidad de alimentos que cambió fuertemente los términos de intercambio y valor de los mismos en los últimos años. ¿Qué pasará en el futuro con 600 millones adicionales, duplicando su actual consumo de proteínas animales?

Estas demandas serán aumentadas por diversos productos de la bioeconomía, la demanda de la Asean y los beneficiados por la estrategia del collar de perlas y la nueva ruta de la seda, OBOR (One belt, one road). Este es un muy ambicioso esfuerzo de acuerdos y generación de infraestructura que involucra a 60 países por rutas terrestre y marítimas, dueños del 75% de las reservas de energías fósiles conocidas, con 70% de la población mundial y generan el 55% del PBI mundial. Cuando Xi le dijo a Macri que el OBOR termina en el Mercosur, seguramente no estaba pensando que lo proveeríamos de zapatillas o tablets?

En un contexto de fracaso de la reciente reunión ministerial de la OMC, por la acción antiglobalización y antilibre mercado de los EE.UU., reaparece la necesidad de acuerdos de libre comercio intrarregionales o país-país, con su componente de servicios e inversiones. Se consolida la visión del gobierno argentino de avanzar estratégicamente en acuerdos del Mercosur ya sea con la UE como con la Alianza del Pacífico. También como recordó China hace seis años que propuso un acuerdo al Mercosur del que aún no tuvo respuesta. La próxima reunión del G-20 deberían ayudar a generar una visión común sudamericana que permita equilibrar simetría en la negociación y mayores logros en comercio e inversiones.

Como nunca el ciclo de estabilidad de políticas chinas que coinciden con las propias, según parece emerger de la última elección, habilita un espacio para pensar un futuro de ganancias mutuas, “¡Argentinos a las cosas, a las cosas!”.

Categorías: Economía Negocios

PUBLICAR COMENTARIOS