De qué hablamos cuando hablamos de democracia

24 agosto, 2017

Por Néstor Restivo

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Yu Keping, uno de los politólogos que discute la democracia en China

Lejos de la idea de que el sistema político chino, por ser de partido único, carece de discusiones sobre el modelo o sobre conceptos como democracia y legitimidad del poder, una charla de la experta Cristina Reigadas con presentación de Lucía Fernández y Julián Melo en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA mostró las diversas corrientes de pensamiento en la escena política y académica china. Y cómo los debates en torno al ejercicio del poder y a las formas de representación están a la orden del día en China. “Pensar la democracia en China y pensarla a nivel global es una misma cosa”, disparó Reigadas. En todo caso, esa forma de ejercicio del poder está en cuestión en todas partes.


Organizada por el Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Públicos (CEAP), en la charla Reigadas se preguntó por qué nos debería interesar la cuestión y los debates sobre democracia en China, de qué tipo de democracias hablamos y cuáles son sus retos. Reigadas es doctora en Filosofía, profesora consulta de la UBA, estudiosa de la democracia a nivel global y asociada como investigadora al Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad británica de Cambridge.

“La cuestión de la democracia en China nos debería interesar, como sociedad global, por el creciente posicionamiento de ese país en el mundo. Ya Jürgen Habermas (que justamente visitó China en 2001, generando un gran debate con sus ideas y conferencias) decía que no puede hablarse de democracia en algunos países sí y en otros no. Pensar la democracia en China y pensar la democracia global es una misma cosa y un punto clave”, más cuando, como señaló, hay crecientes disgustos con y resistencias a gobiernos occidentales que se precian de ejercer la democracia. Los debates sobre el tema en China no son ajenos ni exóticos, indicó, y estudiarlos ayuda frente a la crisis del pensamiento político contemporáneo. “No debería ser un estudio de área”, enfatizó.

Desde luego, hay quienes dicen, según desde donde se paren ideológicamente, que en China no hay democracia, y otros que sí. Pero, ¿de qué democracia hablamos?, fue en ese sentido otra pregunta al auditorio. Sólo para empezar, Fernández introdujo a la expositora diciendo que en China se habla de minzhu ?? (el pueblo manda) en forma diferente a demokelaxi, ?????, (transliteración de la palabra democracia, pero como otro concepto importado del vocablo occidental).

 “En el medio hay un amplio rango de preguntas y explicaciones sobre la cultura política china”, sostuvo Reigadas. Es que para quienes suponen que no la hay en China, ¿no es necesario allá? ¿no caen en el eurocentrismo? ¿creen que los chinos no están capacitados?. El clivaje en este caso sería universalismo vs. relativismo.

Sobre las teorías acerca de la democracia, no se detuvo en la crítica al modelo representativo (hoy han grandes descontentos en Occidente y si bien todos hablan de preservar el sistema, hay muchas encuestas con altos grados de insatisfacción, a diferencia de lo que piensa el pueblo chino de su modelo) porque son muy conocidas esas críticas. Pero sí reparó en la más reciente democracia directa, que debería concitar un análisis crítico, sugirió. También la teoría de la transición a la democracia (que se aplicó a España posfranquista, luego en América Latina tras las dictaduras, finalmente después del colapso del mundo soviético) también entró en crisis, como ya adelantó entre otros el argentino Guillermo O’Donnell. Más bien Reigadas habló de modelos híbridos. Y de las democracias normativas, entre las cuales citó 1) la liberal (con el voto, el individuo y una idea específica sobre “derechos humanos” como vectores de su legitimación) y 2) la comunitarista (donde juega más el Estado y su autoridad, lo colectivo), ambas monológicas, y 3) la deliberativa, donde lo que legitima es el diálogo y pesa la intersubjetividad.

“La discusión y las posturas sobre estas tres formas están en China. Sobre la liberal, por ejemplo, aún hoy un miembro del Partido como Yu Keping, de la Universidad de Beijing, la ha postulado estos años, durante el gobierno de Hu Jintao”. Se refería a un famoso texto suyo, “Democracy is a good thing”. La conferencista también recordó que a nivel local existe el voto en China, aunque algunos sectores quieren ampliarlo a estratos más amplios en lo jurisdiccional y en el partido de gobierno, que elige a sus dirigentes y a los funcionarios del Estado en un Congreso cerrado, aunque ha ido ampliando la representatividad.

Sobre la democracia comunitarista, ¿es más afín a China, dada la naturaleza de su gobierno y del Partido? En tal caso, cotejó las ideas de Valores Asiáticos vs Derechos Humanos, un concepto originado en Occidente. Y sobre democracia deliberativa, también podrían buscarse rastros en el confucionismo, pero la pregunta sería en ese sentido, dado el carácter meritocrático (de elite, por lo  tanto no de soberanía popular) y de los más sabios: ¿es democrático o autoritario? En todo caso este tipo de idea de democracia deliberativa tiene en Occidente pocas décadas de desarrollo, contra una antigüedad de siglos en China. 

A tal punto se ha ido globalizando y cobrando interés mundial el modelo chino que ya hay en algunos lejanos lugares, como Boston, donde ha surgido un “confucionismo bostoniano”, a partir de la llegada de profesores orientales a conocidas universidades de esa ciudad estadounidense, como Tu Weiming, de Harvard.

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Tu Weiming y el confucionismo bostoniano

“China es un experimento político en el cual confluyen todos los modos de los debates de democracia, además del confucionismo, y obviamente, desde la primera mitad del siglo pasado, el marxismo, que caló mucho en China por la idea, común en ellos, del materialismo y también del nacionalismo”, afirmó Reigadas. Justamente sostuvo que estos dos últimos conceptos, en particular la cuestión nacional, muy enfatizada por el actual líder Xi Jinping, fueron  legitimando el poder político chino, así como el bienestar alcanzado. “Después de todo ven a la Democracia no como un valor central sino instrumental, como han planteado otros autores chinos”, concluyó. Se refería a intelectuales como, entre otros, He Baogang, de la Universidad de Deakin, Australia.

En cuanto a los retos, finalmente, citó que el eventual quiebre del crecimiento económico, hasta ahora constante por décadas; un desborde de la crítica cuestión ecológica-ambiental, o un eventual daño al orgullo nacionalista, como sucedió en el siglo XIX, podrían ser algunos de los factores que, de darse, podrían socavar las bases de la legitimidad del poder político chino.

Categorías: Política

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