Debatieron los retos y nuevos escenarios del gigante asiático
Fernández Taboada, Santa Cruz y Ramón Berjano, algunos de los panelistas
Se realizó esta mañana en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales el segundo de los tres encuentros previstos para este año por el Grupo de Trabajo sobre China, en el cual algunos de sus integrantes expusieron sobre las relaciones bilaterales, la actualidad china en materia de política exterior, desarrollo productivo, nuevas tendencias del consumo y la realidad del país asiático en cuanto a su diversidad étnica y la cuestión religiosa. El seminario, China y sus nuevos escenarios: externo e interno, fue abierto para el público y participó un alto número de diplomáticos, académicos, militares, estudiantes y especialistas en China.
El Grupo reúne a un buen número de estudiosos del país que hoy ocupa el segundo puesto entre las potencias económicas. Esta vez, sus expositores fueron Miguel Velloso, el coordinador del Grupo, ex cónsul general en Shanghai; Carlos Moneta, de la Untref; Gustavo Ng y Néstor Restivo, coeditores de Dang Dai; Guillermo Santa Cruz, del ICBC, y Ernesto Fernández Taboada, de la Cámara Argentina China, con presentaciones de Jorge Malena y Carola Ramón Berjano, ambos de la USAL, y una introducción general del director del Comité de Asuntos Asiáticos del CARI, Eduardo Sadous.
Velloso habló de las principales zonas de conflicto y tensión geopolítica que enfrenta China en su expansión, de las “zonas calientes” que la rodean y de la reconfiguración que se vive tanto en el espacio euroasiático como en el Pacífico y a nivel global por el crecimiento chino. Una parte de su intervención, y también luego en las preguntas, reparó en el conflicto entre Corea del Norte y Estados Unidos, y si bien el diplomático y académico no auguró un desenlace bélico más allá de la retórica guerrera, sí señaló que hay una escalada y una “nueva carrera armamentística” en la zona a partir del despliegue de Estados Unidos y de las recientes novedades de defensa del Ejército Popular de Liberación de China, ambos contrincantes de fondo de la pelea por el control del territorio circundante. Sostuvo que los objetivos que el gobierno de Xi Jinping ha planteado son la multipolaridad, la defensa de la globalización económica y la democratización de las instituciones de la gobernanza global y las relaciones internacionales. En tanto, sus desafíos son el dominio global de EE.UU., la resistencia a la globalización y su limitada influencia en los asuntos mundiales.
Moneta habló de la nueva globalización que impulsa China y de sus planes, ya augurados por Deng Xiaoping en 1978, para mediados del siglo actual. Usó la metáfora del snorkel como forma que usó el país asiático para avanzar en el mundo sin recibir presiones externas pero ahora, ya desde Hu Jintao y sobre todo por el rol de Xi, como un jugador que se ha asomado sin tapujos y discute abiertamente “el liderazgo y el poder”. Y citó el “Sueño Chino”, eje de la actual período como un vector para alcanzarlo, en lo que involucra también proyectos como la Franja y la Ruta, o Nueva Ruta de la Seda (OBOR), que “reformateará toda Eurasia en pocos años pese a que América Latina no lo está entendiendo”, lamentó.
Velloso, Sadous y Malena en la apertura
Ng ofreció un amplio panorama de la diversidad étnica del país y de las políticas del gobierno central tanto para mantener la unidad nacional como para apoyar y sostener el desarrollo de las 55 etnias minoritarias, una realidad que muchas veces pasan por alto algunos análisis simplistas sobre el fenómeno chino. Y Restivo complementó ese cuadro sociocultural considerando el desarrollo religioso del último siglo, y las tensiones que se han generado, no sólo desde la perspectiva occidental y oficial china (en las cuales parecerían dominar una población atea o agnóstica) sino de las tradiciones y de las formas de causalismo moral y trascendencia que profesan y organizan la vida cotidiana de una importante porción de la población.
Santa Cruz, enfocado en la economía china, habló de la “nueva normalidad”, que si bien para algunos medios y analistaas supone una desaceleración del PBI chino, aclaró que se pasó de una tasa de crecimiento promedio de 10% en 2000 a 2011 a otro de 6,5/7 por ciento estos últimos años, “pero si antes ese agregado suponía cada año un promedio de 120.000 millones de dólares, ahora, dado el crecimiento del PIB, aun con menor tasa, agrega cada año en promedio 672.000 millones de dólares”. China hoy supone 40% del crecimiento global y 20% de la Investigación y Desarrollo, dijo, para aludir luego a los desafíos que también enfrenta en ese plano. “El impacto de la Nueva Normalidad en Argentina y América Latina es de difícil respuesta, dependerá en gran medida de cuál será nuestra propia nueva normalidad”, señaló.
Fernández Taboada, quien coincidió con el anterior panelista sobre las responsabilidades propias, argentinas, en el tipo de vínculo con China, cerró los paneles hablando de las nuevas tendencias del consumo chino, en el cual es relevante el creciente desarrollo de sus emergentes clases medias urbanizadas. Citó proyecciones según las cuales para 2030 habrá 1.450 millones de chinos y de ellos, ya para 2022, más de la mitad de los que sean urbanos (hoy son 730 millones) tendrán ingresos anuales de entre 20 y 40 mil dólares anuales. La clase media es la que más crece y consume más carne (“pero estamos atrás, hasta nos ha superado Uruguay que va como sexto proveedor, nosotros vamos novenos”, informó), más tecnología y más novedades, y los jóvenes son ávidos y altamente consumidores. Afirmó que China puede importar todo tipo de bienes y alentó al sector público y privado argentinos a invertir más en ese reto.
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