¿Vuelve el tian xia?
La edición de junio de Review, que en Argentina distribuye Capital Intelectual, incluye el artículo “China: la recreación del imperio imaginario”, de Ian Johnson, autor de varios libros sobre el país asiático y corresponsal allí para varios medios estadounidenses. Este texto se basa sobre todo en los estudios de Howard French, periodista asimismo estadounidense quien afirma en su último libro que en la actualidad China busca “reafirmar sus antiguas prerrogativas y medios de controlar a sus vecinos” y eventualmente el mundo entero.
Basado en la idea del tian xia (todo bajo el cielo, la visión histórica de los antiguos emperadores chinos), French dice que el nacionalista Xi Jinping busca retomar ese camino, y Johnson hace suya la idea.
En el artículo de Review, el autor cita una frase de French sobre “apropiación” de territorio por parte de China, que sería “la mayor que el mundo haya visto desde las conquistas imperiales de Japón entre 1930 y 1940”. Es curioso que no hay una sola línea allí sobre las invasiones y apropiaciones que siguen haciendo su propio país, Estados Unidos, y sus aliados.
Johnson avanza luego con la muy compleja problemática en el Mar del Sur de la China y describe la política de Beijing de reafirmar derechos en islas del lugar así como la construcción de bancos de arena y arrecifes.
Pone como antecedentes de estos movimientos hacia el Sur, “hacia los trópicos”, las expediciones del almirante (no gobernador) Zheng He. Escribe que condujo grandes ejércitos conquistadores, contra la visión tradicional china que habla, según nos indica, de “un explorador pacifista que comerció con nativos”. Sólo problemas internos en la dinastía Ming habrían frenado esa expansión imperial militar, afirma.
También aborda la formación del Estado nación chino y el control de Xinjiang, Tíbet y territorios mongoles. Y señala que desde la formación de la República Popular, primero a Mao Zedong y luego a Deng Xiaoping no les interesaron estos asuntos, pero que la llegada al poder de Hu Jintao y ahora de Xi han acentuado un perfil de “nociones tradicionales de patriotismo e identidad” y recreado “el mito de tian xia”.
El autor, sin embargo, cree que al margen de la supuesta expansión militar hay otro campo fértil y ya trabajado de hecho en redes de “fermento cultural” e “interacciones independientes que apuntalan la verdadera influencia y la innovación” en los lazos históricos que China tiene con sus vecinos del sudeste asiático. Y que debería fortalecer ese camino, aconseja. “Mucho más sabia sería una China con un enfoque de no intervención”, afirma, quizá a propósito provocando con una premisa china de “no intervención” y coexistencia pacífica en su tradicional política exterior, justamente.
Para Johnson, esa postura sería más “magnánima” en forma de proyectos conjuntos, por ejemplo en exploración de gas o petróleo. Y avanza con otra propuesta que difícilmente aceptaría China ni ninguna otra potencia: declarar territorios en disputa “bajo jurisdicción internacional o alguna forma de jurisdicción conjunta”. Lo otro, concluye, sería “una línea dura de soberanía y grandeza nacional propia del siglo XIX”.
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