“Ha sido mi deseo que la medicina de mis ancestros pudiera traer beneficios a la vida de los argentinos”, dijo ayer el doctor Ching Chung al ser homenajeado en el Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires “por su trabajo y difusión de la medicina tradicional china”. El acto fue promovido por Asia TV y presentado por el diputado Javier Andrade, quien expresó su compromiso en profundizar la legalización de la práctica de la Medicina Tradicional China. El doctor y su familia fundaron y dirigen en Buenos Aires el Instituto de la Medicina Tradicional China (IMTC), que funciona como centro terapéutico y educativo. El lugar estaba a pleno, con la presencia de pacientes, amigos, practicantes, miembros de la comunidad china, legisladores y periodistas.

El doctor Ching Chung es la novena generación de una familia de médicos de China. Realizó prácticas, investigaciones y carrera docente de Medicina Tradicional China en Taiwan y Japón. Fundó en la Argentina el Instituto de la Medicina Tradicional China en 1993 y la Fundación para el Desarrollo de la Cultura China en 1996, con el apoyo de la Embajada de República Popular China y profesionales de distintas áreas como asesores y miembros de la misma institución. En Septiembre de 2003 recibió un reconocimiento de la China Association of Chinese Medicine por su labor en la difusión de la MTC. En 2010 la World Academic Society of Medical Qigong lo premió por su contribución a expandir el Chi Gong medicinal en el mundo y por su labor en mejorar la calidad de vida de la humanidad.

En el acto de ayer Marcelo Ramírez, director de Asia TV, explicó los amplios beneficios de la MTC. “Es otra visión, que conecta con el ambiente, cubre lo que la medicina alopática no atiende porque no conviene económicamente y trabaja sin fármacos”.

Celebró la presencia de Chung en Argentina la empresaria Ana Chen, representante de la comunidad china ante la Federación Argentina de Colectividades, y estuvieron presentes los hijos del doctor Chung, Ting Wen Chung, continuador de su padre en el IMTC, y Ángela, quien explicó que “mi papá no ha necesitado comprender el idioma para leer el pulso, porque lo que está por dentro es lo mismo en todos los humanos”.