Vivir y trabajar en China: un doctorado de 14 años
El empresario Sergio Spadone, quien vivió con su familia catorce años en Beijing hasta fines de 2016, cuando se reinstaló en Buenos Aires, contó ayer en la Cámara Argentino China su experiencia en el país asiático en negocios y cultura mercantil, con muchos tips para quien quiera incursionar en ese gigantesco mercado. Entre otras características de los chinos, citó: “Tienen mucho (remarcó esa palabra) poder de negociación”, a diferencia de Argentina, que “por ejemplo en los acuerdos de 2015, cuando el anterior gobierno negoció también con mucha fuerza 25 convenios, sin embargo no hizo algo que yo hubiera hecho: a cambio de la base satelital en Neuquén o en las represas de Santa Cruz, haber obtenido más apertura al mercado de carnes”.
El sector cárnico fue uno de los que nombró como oportunidad para Argentina, ahora que, en mayo, el presidente Mauricio Macri firmará otros acuerdos con China. Argentina le exporta carnes congeladas, pero no refrigeradas, y “Uruguay -dio como ejemplo- exporta carne con hueso, nosotros todavía no. También lo hace Australia”.
Los australianos también “nos sacan 14 por ciento de ventaja en el precio de sus vinos, igual Chile, porque ambos países cuentan con tratados de libre comercio con China, en cambio nosotros no. Tenemos esas desventajas, debemos negociar mejor y nuestros gobiernos deberían promocionar mejor. Sin embargo, aun así tenemos oportunidades para aprovechar”.
Spadone se instaló en Beijing en 2002 luego de haber ido con su padre Carlos (presidente de la Cámara) el año anterior para ver posibilidades para exportar vino de su marca San Huberto. Compraron una bodega, contó, y a los meses comprendió que era difícil manejarla desde Buenos Aires, así fuera viajando dos veces al año. Convenció a su esposa y a sus dos hijos pequeños (en China tendría al tercero) y se instaló en una ciudad como la capital china con temperaturas extremas en verano e invierno y una gran polución. Manejó varios años la bodega a 140 kilómetros al norte de Beijing, luego hizo otros negocios, vio la enorme transformación de China (cuyo PBI pasó en esos años de 1,6 a 11,2 billones de dólares) y aprendió muchos secretos de la cultura empresaria de los chinos. Por ejemplo, la necesidad de tener un socio local si se instala una empresa. Y de entenderlo.
“En 2014 –señaló- compramos una editorial con Jorge Fontevechia (NdeR: quien quiso llevar allí la revista Caras) y tuvimos un gerente de ventas muy capaz, pero no un socio. Fue un error. Debimos vender en 2016. Fue un buen arreglo, pero no pudimos instalarnos con ese negocio”.
Spadone también dio otras pistas del sector empresarios chino:
–Respetan fuertemente los horarios y los protocolos. Por ejemplo, la puntualidad. Son pragmáticos, y no dejan nada librado al azar
–Es muy importante saber el idioma. Hablan poco inglés. O se habla chino, para lo cual es necesaria una educación constante y sistemática, o debe contarse con un buen intérprete.
–Los trámites para radicar de una empresa (citó muy pocos casos argentinos) son relativamente fáciles, pero la clave es elegir bien el personal, que además rota muy seguido porque busca el progreso.
–Los chinos priorizan su progreso económico, en la vida en su clan y en la de su familia. No les interesa mucho la política si esas tres cosas andan bien. Hoy están orgullosos del estado de su país. Y observa cierto crecimiento del orgullo nacionalista, que también expresa el presidente Xi Jinping.
–Los sueldos van creciendo. En torno a 10% al año pese a que prácticamente no hay inflación. En una empresa privada de Shanghai o Beijing, una recepcionista gana el equivalente a 1.000 dólares, una secretaria 1.200 y un gerente de ventas 3.000 sin contar comisiones. En el Estado, ganan menos, pero tienen otras ventajas, por ejemplo más accesibilidad a crédito hipotecario.
–En una mesa de negociación no les gusta confrontar, no ponen todas las cartas arriba de la mesa de entrada, se requieren muchas horas, y al final se terminan cerrando negocios no necesariamente en la empresa sino en lugares de esparcimiento o en un restaurante.
–¿Se hacen amigos? En el mundo de los negocios, algunos pero no muchos. Distinto es el caso de quien se educa allí o vive de más joven, y puede con más facilidad hacer amistades.
–La urbanización y el crecimiento del consumo y del mercado interno son los grandes motores de su economía, como antes lo fueron la inversión externa y las exportaciones.
–Hay un boom del comercio electrónico. Hoy cubre casi 20% del total y estiman que será de 50% en 20 años.
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