Moneta y Castro analizan la estrategia para con China
Con motivo de celebrarse hace unos días el 45 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Argentina y la República Popular China, el diario China Daily publicó una edición especial del suplemento China Watch que aparece habitualmente en El Cronista, El Litoral y Uno de Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza. Entre otros, escribieron los especialistas Carlos Moneta y Jorge Castro. Para Moneta, quien reclama una “agenda futura”, China es “cada vez en mayor grado percibida como un actor clave tanto a nivel nacional como regional, asumiendo un carácter de socio en alto grado necesario para otorgar viabilidad a nuestro crecimiento económico y desarrollo”. Y según Castro, quien analiza la economía global, la moneda china y su impresionante nivel comercial y sobre todo inversor, China “es el país que constituye para la Argentina la relación prioritaria en el siglo XXI.” En Leer más, ambos comentarios.
–Las relaciones diplomáticas sino-argentinas: una mirada desde el presente hacia el futuro
Por Carlos Moneta, Universidad Nacional de Tres de Febrero
Celebramos el 19 de febrero el 45 aniversario de las relaciones diplomáticas sino-argentinas. Estas cubren un período de profundos cambios en el sistema internacional y en la evolución de ambos países.
En 1972, las Naciones Unidas resuelven a favor de la República Popular China (RPC) la denominada “Cuestión China”, reconociendo como legítimo al Estado constituido por la RPC el 1ro de Octubre de 1949. Este relevante hecho condujo al gobierno “de facto” del Gral. Lanusse a normalizar las relaciones diplomáticas con Beijing por medio de un “Comunicado Conjunto”, el 19 de febrero de 1972.
En esos días, en nuestra tierra se le asignaba a China un papel político importante en su carácter de miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y por sus esfuerzos en favor de las denominadas naciones del “Tercer Mundo”. No obstante, otras dimensiones –las correspondientes al proceso de transformación integral de China y de su papel en el mundo que lanzara Deng Xiaoping a fines de la década del sesenta– eran relativamente poco conocidas. El llamado a ponerlo en valor y la incitación a lograr una rápida y amplia vinculación económica y política de Argentina con China, que surgía de nuestros trabajos como miembros de un reducido grupo de jóvenes académicos interesados en Asia, alcanzaba un eco muy limitado.
Con el pasar de los años, esa situación se ha modificado sustancialmente, en particular a partir de la década pasada. En la actualidad, como lo señala el Embajador Yang Wanming en un artículo recientemente publicado, los intercambios de alto nivel entre sus respectivos gobiernos, partidos políticos y distintos actores sociales han permitido un notable crecimiento de las interacciones, tanto en el plano político y económico como en el académico, cultural, científico-tecnológico y deportivo. La profundidad de los vínculos se incrementa, hasta alcanzar en el 2014 la dimensión de una “Asociación Estratégica Integral”. Su importancia ha sido confirmada por el Presidente Macri en distintas oportunidades.
El crecimiento de los flujos de comercio (China es el 2do socio comercial global de Argentina) y las inversiones (3ra posición, como inversor) en áreas claves como energía, alimentos, materias primas e infraestructura, da lugar al surgimiento de sectores empresariales y grupos de interés que promueven avanzar en pos de una asociación más profunda y activa con la RPC. La cooperación política fortalece las actividades económico-comerciales y financieras. China es cada vez en mayor grado percibida como un actor clave tanto a nivel nacional como regional, asumiendo un carácter de socio en alto grado necesario para otorgar viabilidad a nuestro crecimiento económico y desarrollo.
En el marco delineado por estos elementos, teniendo en cuenta la diversidad de actores e intereses en juego, es lógico esperar que surjan diferentes puntos de vista con referencia a la configuración de los objetivos y políticas de mediano y largo plazo que nuestro país procurará llevar a cabo con China. Como hemos sostenido con anterioridad, asumir las relaciones con China como “Política de Estado”, significa otorgar una alta jerarquía a un actor percibido como central en la orientación que asuma la matriz productiva nacional y las reglas y espacios económicos en los cuales Argentina determina su vinculación con el mundo.
Por lo expuesto y mirando al futuro, un amplio y esclarecedor debate sobre la influencia del “factor China” que permita concertar posiciones internas, representa una asignatura pendiente en nuestro país.
En este marco los futuros son abiertos. A modo de ejemplo: la actual fase de globalización muestra ya procesos disruptivos de alta intensidad (nueva Administración en EEUU; BREXIT, cambio en los regímenes políticos, lento crecimiento de la economía mundial). Los requerimientos de alimentos, energía y materias primas por parte de China pueden sufrir importantes variaciones. En cuanto a su desarrollo industrial, China alcanzará en las próximas décadas altos niveles de valor agregado e innovación, modificando positivamente su capacidad competitiva, mientras las transformaciones impuestas por los avances tecnológicos alterarán profundamente los actuales paradigmas de producción, comercio y distribución, con incidencia sobre todos los miembros del sistema global.
Resulta necesario entonces diseñar conjuntamente con China la “Agenda Futura” de nuestras relaciones. Eso requiere ampliar y profundizar el análisis de las lógicas bilaterales, subregionales, regionales y transpacíficas de vinculación con China, incluyendo temas que en el pasado fueron voluntariamente marginados (ej: Acuerdo Comercial Preferencial China-MERCOSUR) y sentar estratégicamente las bases para la cooperación 2017-2030.
Como señala acertadamente Wen-Tzu en una de sus obras: “Si el proyecto es oportuno, recibe el apoyo del pueblo; cuando el momento apropiado arriba, no debe esperarse un solo instante”.
–El vínculo con China es prioritario para la Argentina
–Por Jorge Castro, Instituto de Planeamiento Estratégico
Al cumplirse 45 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y la Argentina el vínculo con la República Popular es absolutamente prioritario para nuestro país.
“Economía de mercado”
La naturaleza de la economía china, la expresión más vigorosa del capitalismo contemporáneo, se convirtió en una expresión plena de “economía de mercado”.
Las exportaciones chinas aumentaron 10 veces en los primeros 13 años posteriores a 2001. Pasaron de u$s 266 mil millones en 2001 a u$s 2,3 billones en 2014. Significa que, a partir, del ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC), se expandieron 30% anual, duplicando el nivel promedio de crecimiento logrado entre 1978 y la fecha de ingreso a la OMC.
Plataforma trasnacional
El boom de las exportaciones chinas es inseparable de la conversión de la República Popular en la principal plataforma de producción y exportación de las grandes empresas transnacionales (ETN’s). Más de 60% de las ventas externas chinas son obra de las compañías transnacionales radicadas en el país, proporción que aumenta a medida que la producción escala en contenido tecnológico y valor agregado hasta llegar a 80% o 90% del total.
La irrupción de China en el comercio internacional coincidió con el cambio de su naturaleza. Dejó de ser entonces cuestión de oferta y demanda y se convirtió en más de 80% en comercio intraindustrial realizado dentro de las cadenas globales de producción, constituidas por 88 mil ETN’s y sus 600 mil asociadas o afiliadas.
El rasgo esencial del nuevo sistema de producción trasnacional es que la inversión es más importante que el comercio, porque es la forma primordial de acción de las compañías transnacionales. Por eso, en esta fase del desarrollo capitalista, la cuestión esencial es atraer el capital bajo la forma de inversión extranjera directa, para después, en una segunda etapa, multiplicar las exportaciones.
De ahí que lo crucial de China en la economía mundial a partir de 1991 -caída de la Unión Soviética- haya sido su condición de segundo destinatario de la inversión extranjera en el mundo, sólo después de EEUU, con un promedio de u$s 120 mil millones anuales, a las que hay que sumar las recibidas a través de Hong Kong.
La República Popular se ha convertido en la mayor exportadora del mundo, tras superar a Alemania y EEUU. La relación comercio internacional de la República Popular alcanzó a 75%, en 2016, y es el país más integrado y abierto del capitalismo del siglo XXI.
El reminbi se convierte en moneda global
A partir de 2010, China comenzó a comercializar sus productos en reminbi. Fue 0,7% de su intercambio global en 2011, 9% en 2012, 35% en 2014 y sería 65% en 2025.
China invirtió en el exterior u$s 266 mil millones en 2016, sólo superada por EEUU (u$s 290 mil millones), aunque alcanzó la primacía si se le suma Hong Kong (u$s 120 mil millones).
A partir de 2008, la República Popular ha iniciado el redespliegue del stock de reservas del Banco del Pueblo de Beijing (u$s 4,3 billones), y tras haberlas concentrado en la compra de títulos del Tesoro norteamericano entre 2001 y 2010, las ha reorientado ahora hacia la inversión directa en el exterior, la mitad en los países capitalistas avanzados (EEUU y Europa en primer lugar).
Principal fuente de capitales
Esto la ha convertido en la principal fuente de capitales del mundo de hoy, por encima de Wall Street y la City de Londres. El PBI chino se ha duplicado desde 2007, y asciende ahora a u$s 11,4 billones (dólares constantes), al tiempo que su superávit de cuenta corriente se ha reducido a 2,6% del producto. Hay que agregar que debido a la duplicación del PBI experimentada desde entonces, ese superávit equivale hoy a 10,3% del producto de 2007 (u$s 360 mil millones). El Deutsche Bank estima que se cuadruplicaría en 10 años.
La previsión del gobierno británico sobre las perspectivas de la economía china son las siguientes: estima que el PBI se triplicará en 15 años (ascendería entonces a u$s 30 billones), que el ahorro doméstico se multiplicará por 3 (u$s 12 billones), y que aumentara 6 veces la inversión en el exterior hasta alcanzar a u$s 600 mil millones anuales.
Este es el país que constituye para la Argentina la relación prioritaria en el siglo XXI.
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