Hace pocos días falleció en Buenos Aires un amigo de las relaciones bilaterales sinoargentinas, Pablo Chen. Y también un amigo generoso de Dang Dai. Fue de los primeros inmigrantes chinos en nuestro país, allá por la década de 1950. Pao Ching Chen, tal su nombre real, había nacido en Shanghai y llegado vía Hong Kong.

Técnico eléctrico, una vez instalado aquí tuvo hijos y representó a varias empresas, incluso en China, adonde viajó por ejemplo como representante de Rizobacter, dedicada a biotecnología. Fue también intérprete en muchas rondas de negocios que se hicieron estos años desde 2004, cuando se aceleraron los intercambios de visitas oficiales, culturales y empresarias entre los dos países.

Fue un activo participante de la comunidad china en Argentina, desde su rol, hace muchos años, en el grupo Juventud China, hasta que la muerte lo sorprendió el 3 de noviembre pasado. La última vez que lo vimos como Dang Dai fue en el magnífico concierto que la Orquesta Sinfónica de Qingdao ofreció en el Centro Cultural Kirchner. Ojalá esa maravillosa música lo acompañe siempre en su camino a la eternidad.