Debates actuales, del neoliberalismo a la nueva izquierda

8 noviembre, 2016

 

Los intelectuales chinos están buscando nuevos marcos teóricos para comprender la realidad de su país y del mundo, en un abanico que va desde el neoliberalismo a la nueva izquierda. Las incógnitas y las contradicciones, el resignificado de palabras como pensamiento oficial, pensamiento independiente, libertad, dictadura o desarrollo, entre tantas, se debaten intensamente en esta década del siglo XXI, buscando un nuevo rumbo. “En algún momento, intelectuales chinos seguían el  modelo de Yugoslavia, pero ese país desapareció; en otros, el modelo de la URSS, pero también desapareció…Ahora China quiere seguir el  modelo de China”, dijo en Buenos Aires el profesor Wei Ran.


Como parte de un proyecto Sur-Sur con el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales el doctor Wei Ran, o Fernando Wei, dio una charla en la misma sede de Clacso en Buenos Aires y otra en el Instituto Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

En esta última, organizada por el Grupo de Estudios del Este de Asia (GEEA), dio una conferencia sobre “recursos alternativos” en el pensamiento contemporáneo de su país, donde integra el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales (CASS). Lo acompañaron entre otros la directora del Instituto, Carolina Mera, y los integrantes del GEEA Verónica Flores, Ignacio Villagrán, las profesoras de la Universidad del Salvador Maya Alvisa Barroso o de la Universidad Nacional de La Plata Silvia Aboyo, entre mucho público presente.
Wei hizo un recorrido por las principales corrientes de pensamiento chino contemporáneo, una caracterización temporal que ubicó en especial a partir de la década de 1990, es decir luego de los episodios de Tiananmen, en 1989, que cerraron “el siglo XX corto” que vivió China desde la caída del imperio en 1911, y que en su seno tuvo una década “muy larga” como la de 1960, atravesada por la Revolución Cultural, hoy revisitada asiduamente por el  mundo intelectual chino.
“Hay muchas incógnitas en mi país, y desde luego no tenemos sólo la voz del gobierno sino muchas voces independientes. Aparecen contradicciones en los términos, hay quienes se vuelcan a posiciones muy pro Estados Unidos en cuanto al pensamiento y forma de vida (esos pensadores ven a EE.UU. como la concreción final del desarrollismo que inició Deng Xiaoping), y hay protestas de otro tipo, y posiciones críticas de nueva izquierda”, señaló, o sea, cualquier cosa menos la quietud de pensamiento que a veces algunos quieren vender de China como un país estático.
En esa búsqueda de nuevos paradigmas, sostuvo que China mantiene dogmas del marxismo pero a veces, según corrientes de opinión intedrnacionales, muestra lealtad al modelo clásico del desarrollo capitalista, aunque Wei reconoció que el crecimiento económico y la estabilidad social alcanzada estas décadas son las bases de la legalidad. El hecho de que haya una economía de mercado pero manejada por una burocracia estatal sería “una astucia de la historia”, y genera “una nueva dialéctica” otra circunstancia: que una vanguardia leninista haga ideología neoliberal.
Wei recorrió sintéticamente las principales voces que discutieron todo esto desde 1990, comenzando por Li Zhehou, del Instituto de Filosofía de la CASS, quien analizaba las tensiones que venían ya del movimiento del 4 de mayo de 1919, protestas estudiantiles e intelectuales en la Plaza de Tiananmen que marcaron a fuego la historia china, que condicionaron los debates hasta la proclamación de la República Popular en 1949, y que hoy aún se revisitan.
En los ’80 hubo un boom intelectual que se truncó con los mencionados hechos de 1989 en esa misma plaza. Li trabaja el concepto de “ilustración contra la salvación” (ilustración por el liberalismo llegado de Europa, y salvación, como idea que recorre varios períodos de China cuando ésta se queda sin apoyos externos y debe encerrarse en sí misma para la solución de sus problemas).
Zi Zhongyun buscó por esos mismos años de Li una reconstrucción de la tradición moral confuciana, pero “Confucio es un recurso complicado –dijo Wei- porque conlleva efectivamente toda una tradición moral, pero al mismo tiempo, a su lado hay un eje político muy definido, la figura del emperador y las cortes” a quienes él aconsejaba. La historiadora Zi propone reconstruir la moral pero por encima de la polítca.
Por su parte, Yu Ying-Shih, hongkonés, quien como los dos citados anteriormente nació en 1930, desarrolló un pensamiento analítico de las clases medias chinas.
Y en la década del 90, cuando irrumpe el neoliberalismo en China como en el resto del mundo, apareció una crítica marxista, como la de Xu Youyu, nacido en 1947 y parte del movimiento de neo-ciudadanos. Qin Nui (1953-) es otro caso de esta corriente.
En la nueva izquierda, el conferencista destacó a Wang Hui (1959-), crítico de la “modernidad” del desarrollismo capitalista y autor de conocidos textos sobre el Tíbet, por ejemplo; a Gan Yang (1952-), quien estudia la “unión de tradiciones” como la milenaria, confuciana, revolucionaria y de mercado; o finalmente la profesora Dai Jinhua (1959-).
La visión de Wei –quien además de interesarse por el pensamiento contemporáneo de su país ama el cine latinoamericano, uno de los temas de sus tesis de estudio, y ha traducido entre otros a Bioy Casares o, ahora, a César Aira- es que las tendencias que van desde el neoliberalismo a la nueva izquierda no chocan violentamente, al menos en el seno del Partido y del Gobierno, donde los debates de estos años del gobierno de Xi Jinping hacen más bien eje en otras cuestiones, como la lucha anticorrupción. Y donde los que se dan en el plano de la sociedad se inclinan preferentemente por una visión liberal, siendo la que llevó hacia el desarrollo y hacia una mejor calidad de vida. 
Categorías: Política

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