El embajador Guelar saliendo a la cena de gala, junto a su esposa, Viviana Fontanini

– Por Diego Guelar, embajador argentino en China

Fue notable e inédito el nivel de seguridad de esta cumbre. Miles de soldados y policías custodiando las calles de una bella ciudad habitada normalmente por 9 millones de personas. Sin embargo, la ciudad está vacía. Nadie entiende dónde están. La explicación oficial es que le han dado vacaciones y facilidades para pasajes y estadías fuera de la ciudad. En nuestros países nunca podríamos hacer una cosa semejante. Entre los extranjeros se percibe un espíritu que mezcla envidia con admiración y sorpresa. Esta cumbre es incomparable con ninguna otra que ha ocurrido y ocurrirá. Seguramente el gobierno chino ha querido dejar en claro que tiene una capacidad mayúscula para organizar eventos en su propio país que se proyecten en todo el mundo.

La fiesta de gala en el Hotel Xizi es de una perfecta organización: limusinas de una suerte de Rolls roys chino únicamente al alcance de las principales figuras del gobierno o de sus huéspedes y una recepción que combina la pompa con la calidez y la hospitalidad características de oriente.

La delegación que acompaña al Presidente de la Nación está encabezada por alguien que despierta la mayor atención de los presidentes: la Canciller Susana Malcorra, finalista a la Secretaría General de Naciones Unidas, presente en el evento (el actual titular Ban Ki Moon se encuentra también presente, celebrando que en el día de hoy, en forma conjunta, China y EEUU ratificaron los acuerdos medioambientales de París). La canciller está acompañada por el Vicecanciller Foradori, el Embajador Guelar, el Ministro Prat Gay y los secretarios Lacoste y Pompeo.

Terminada la cena, en dos barcos tradicionales realizan una corta excursión por el lago oeste los jefes de estados y sus consortes en uno, y las delegaciones acompañantes en otro. Al finalizar este paseo de media hora tiene lugar un impresionante espectáculo de luz y sonido. Las delegaciones se retiran luego a sus alojamientos, con el desafío pendiente de un dia más de trabajo, donde las mejores ilusiones de un mundo todavía preocupado por la pobreza, la violencia y el narcotráfico construirán el mensaje que deberá concretarse a más tardar el año 2030. Pese a todos los temores y las dudas, el mundo puede dormir tranquilo con que está en buenas manos”.