Base de EE.UU. en Tierra del Fuego, ¿respuesta a la de Neuquén?
Viomundo, un sitio ligado al Partido de los Trabajadores brasileño,entrevistó al politólogo e historiador Luiz Alberto de Vianna Moniz Bandeira, quien reside en Alemania, y señaló que la intención de Estados Unidos de poner una base en Tierra del Fuego, ambición de largas décadas, se aceleró ahora por la competencia con China, que instaló una base satelital en Neuquén. La llegada del gobierno de Mauricio Macri facilitó ese viejo sueño estadounidense, sostuvo.
-(…) ¿Qué implicaciones tendría el establecimiento de tales bases en la Argentina?
– Cualesquiera que sean las más diversas razones, inclusive científicas, la presencia militar de los Estados Unidos en la Argentina implicaría una mayor infiltración de la OTAN, en América del Sur, penetrada ya, discretamente, por Gran Bretaña en el archipiélago de las Malvinas –sostuvo el entrevistado. Abrogaría de facto y, definitivamente, la resolución 41/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que, en 1986, estableció al Atlántico Sur como Zona de Paz y Cooperación (ZPCAS). Brasil jamás aceptó que la OTAN extendiese al Atlántico Sur su área de influencia y actuación (…).
–Pero ¿establecer una base militar en la región de la Antártida no es una antigua pretensión de los Estados Unidos?
– Sí. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ese es un objetivo estratégico del Pentágono a fin de dominar la entrada en el Atlántico. Posiblemente, tal pretensión ahora se acentuó más, debido al hecho de que China está por construir en el Paraje Quintuco, en la provincia del Neuquén, corazón de la Patagonia, la más moderna estación interplanetaria y la primera fuera de su propio territorio, con una poderosa antena de 35 metros para investigaciones en el “espacio profundo”, como parte del Programa Nacional de Exploración de la Luna y Marte. La previsión es que comience a operar a fines de 2016. Pero a fin de recuperar la hegemonía sobre toda la América del Sur, en la disputa cada vez más obstinada con China era necesario controlar, sobre todo, a Brasil, y acabar con el Mercosur, la Unasur y otros órganos creados juntamente con la Argentina, su principal socio e interlocutor estratégico, cercando a los demás países de la América del Sur. La destitución de la presidente Dilma Rousseff podía permitir a Washington colocar un apoderado para sustituirla.
Moniz Banderia también sostuvo que “el cambio en la situación económica y política tanto de la Argentina como del Brasil parece, entretanto, muy difícil para los Estados Unidos. China se volvió el principal socio comercial de Brasil, con inversiones previstas superiores a 54 mil millones de dólares, y el segundo mayor socio comercial de la Argentina, después de Brasil. Este país, al desenvolver una política exterior con mayor autonomía, fuera de la órbita de Washington, y de no intervención en los países vecinos y de integración de la América del Sur, conforme la Constitución de 1988, constituye un obstáculo a los designios hegemónicos de los Estados Unidos, que pretenden imponer a todos los países de las Américas tratados similares a los firmados con las repúblicas del Pacífico. A EEUU les desagrada que Brasil integre el bloque conocido como BRICS y sea uno de los miembros del banco con sede en Shanghai para competir con el FMI y el Banco Mundial”.
La entrevista (en portugués)
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