La visita de Obama, en una de sus claves: China

23 marzo, 2016

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Anoche llegó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a la Argentina, y una recurrente lectura de su visita pone a China como uno de las razones. Se sabe: a Washington le inquieta la presencia china en Latinoamérica y hacia allí apuntaron análisis de The New York Times, La Nación, Clarín, Perfil o Página 12, con algunas opiniones fuertes en un sentido u otro aludiendo a un ampio arco de interpretaciones: van desde realineamientos e intereses geopolíticos y geoeconómicos hasta “valores” occidentales incompatibles (sic) con los orientales y aun alusiones a las supuestas causas del reciente hundimiento de un pesquero chino en aguas argentinas.


Para el diario neoyorquino, “es posible también que el mandatario estadounidense quiera reafirmar la posición de Estados Unidos en la región, donde China ha establecido fuertes nexos. “Obama trabaja como una suerte de péndulo”, dijo para esa nota el experto en relaciones internacionales Carlos Escudé: “Visitó un régimen comunista que se está transformando y ahora viene a ver el nuevo régimen de centro-derecha”. Y agrega el Times: “Macri, quien proviene de una rica familia y es ex alcalde de Buenos Aires, busca reposicionar internacionalmente a su país al distanciarse del socialismo venezolano, acercándose a líderes empresariales globales y a sus homólogos de Europa y Estados Unidos. Estas acciones persiguen revertir las estrategias de su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner, cuyas políticas nacionalistas obstaculizaron el comercio y las inversiones, además de preferir las alianzas con Rusia y China”.

El ALCA y el TPP

En un libro de reciente aparición, Los trabajadores en el No al ALCA, de la CTA, el ex canciller argentino Jorge Taiana recuerda como en la cumbre de 2005 en Mar del Plata cuando Argentina, Brasil y Venezuela lideraron el rechazo a ese acuerdo, el presidente norteamericano George Bush se enojó porque a su entender “todos estamos aquí básicamente para defendernos de China”.

Ahora está en marcha el TPP, un acuerdo de “liberación” comercial transpacífico para algunos muy similar al frustrado ALCA.

Según el diario La Nación Washington apunta a establecer un acuerdo de libre comercio con los países latinoamericanos de la Alianza Pacífico (AP), formada por países con acuerdos de “libre comercio” con EE.UU., y “allí es donde encaja uno de los engranajes del viaje de Obama a Buenos Aires. Macri ya adelantó en varias oportunidades su intención de unir la economía argentina con los países de la Alianza Pacífica. El Presidente está convencido que el corredor bioceánico debería concretarse durante su mandato para agilizar el comercio con Asia”. La Amcham, cámara que nuclea a empresas de EE.UU. en Argentina, propicia también un acercamiento de Argentina a la AP y al TPP.

Valores “incompatibles” 

El diario Clarín dio lugar a una dura columna de Rubén Perina, profesor en EE.UU., para quien “la geografía determina inevitablemente que continuará actuando geopolíticamente en la región, con mayor o menor liderazgo, para proteger sus intereses y valores, y por ello seguirá atenta y sospechosa de la reciente penetración de  China, Irán y Rusia. (…) Estos, en su tozudez e impericia internacional, desde 2005 decidieron seguir al venezolano Hugo Chávez y su modelo popular-nacional y anti-norteamericano,  y jugarse a una dependencia financiera y económica-comercial con China. Si bien China, Irán y Rusia pueden ser importantes socios comerciales, por la incompatibilidad con sus valores (básicamente anti-democráticos), no pueden ser los aliados estratégicos, como pretendió equivocadamente el gobierno kirchnerista.

Perfil, en una opinión de Andrei Serbin Pont, plantea que “la normalización de relaciones con Cuba (el otro punto del viaje de Obama) fue el primer paso en un claro giro de la política exterior norteamericana hacia América Latina, que después del 11 de septiembre de 2001 se había desentendido con la región facilitando el rápido crecimiento de gobiernos de izquierda que embanderaban un discurso antiimperialista, promovían iniciativas integracionistas que excluían a EE.UU. y le abrieron las puertas a la inserción de Rusia y China”.

El hundimiento del pesquero

En otra posición completamente contraria, Atilio Borón planteó en Página 12 que el TPP, “engendro de Washington para instalar un gigantesco ALCA en la Cuenca del Pacífico. Ambas iniciativas tienen un ominoso común denominador: la exclusión de China, la segunda economía del mundo o, según como se la mida, la primera. Precisamente con este país se ha producido días atrás un gravísimo incidente: el hundimiento de un pesquero chino que se había internado ilegalmente en aguas territoriales de la Argentina. China es el segundo socio comercial después de Brasil, el principal comprador de productos agrícolas de la Argentina y uno de sus socios financieros e inversionistas más importantes. Poco o nada se ha dicho hasta ahora de este suceso por parte de Beijing pero no hay duda que las relaciones entre ambos países sufrirán inéditas tensiones. Casualmente el hundimiento del pesquero tiene lugar en vísperas de la llegada de Obama a la Argentina, y hay algunas razones para especular que esta súbita ‘mano dura’ de la Prefectura argentina, excepcional habida cuenta de los numerosos pesqueros que depredan las aguas territoriales de ese país sin ser molestados, podría ser otro gesto de ‘buena voluntad’ de la Casa Rosada para con el visitante. Una inequívoca señal de que, pese a la robustez de los vínculos económicos con China, Buenos Aires se alineará incondicionalmente con Estados Unidos en su sorda lucha con China y Rusia”.

Equilibrio

En la última edición impresa de Dang Dai, el especialista en el tema Gonzalo Paz, profesor en Georgetown University, escribió que tanto China como EE.UU. cuidan mucho y se observan en cualquier movida que se haga en América Latina con participación china, en un triángulo que tiene este marco analítico en el contexto global: “En términos de relaciones internacionales entre ambas superpotencias -escribió Paz- hay un intento de administrar la relación bilateral y por evitar un conflicto que los realistas creen que tarde o temprano ocurrirá pero que los constructivistas creen no determinado, es decir que las relaciones entre las superpotencias (son y serán) lo que ellas quieran que sea”.

Categorías: Política

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