Postales de la transformación
Como parte de dos viajes, invitado por la Universidad de Shanghai (SU), el sociólogo argentino Fortunato Mallimaci recorrió esa ciudad y Beijing y contó sus impresiones en Dang Dai. Mallimaci es director del Programa Cultura, Sociedad y Religión del CEIL/Conicet, con el cual la SU ha firmado acuerdos de cooperación. Está previsto en ese marco que en noviembre de este año se realice en Buenos Aires un encuentro China-América Latina sobre los efectos de la globalización en el país asiático. En Leer más, su nota con ricas reflexiones sobre el desarrollo social y educativo chino.
–Por Fortunato Mallimaci
He estado dos veces en la China invitado por la importante Universidad de Shanghai (SU). La primera en el frío de noviembre y diciembre de 2014 y la segunda en el verano de julio de 2015. Tuve la oportunidad de estar en la populosa ciudad de Shanghai, luego en Hangzhou a quien Marco Polo llamó “la ciudad más suntuosa y elegante del mundo” y al final en Beijing y en la Gran Muralla, espacios misteriosos y fascinantes. Se trató de una experiencia única, distinta y que, muchas veces, me dejó sin palabras. Mi memoria “privilegiada” era sobre la China socialista de Mao. Sabía (había leído mucho antes de viajar) de la modernización y transformación actual.
Algunas obviedades impresionistas: estamos en las antípodas, al otro lado del planeta, después de 26 horas netas de vuelo… Once horas de diferencia horaria… Casi se podría decir otro mundo, la otredad total. A mi primera llegada el nerviosismo era total pues me inquietaba el no poder comunicarme. Los ideogramas me resultaban de otra dimensión. Por supuesto, la primera sensación es no comprender nada: la barrera del idioma es casi infranqueable tanto en el lenguaje oral y el escrito. Imposible comprender un cartel, una indicación de tránsito, un menú en un restaurant.
Shanghai y Beijing son dos ciudades gigantescas. Entre las dos, tienen más habitantes que el total de la Argentina. Son ciudades al menos en apariencia, muy “modernas” y en cierto punto sofisticadas. Aeropuertos y estaciones de tren de última generación, enormes autopistas, avenidas más anchas que la 9 de Julio (y muchas), automóviles de alta gama, rascacielos espejados de todas formas y colores, centros comerciales de lujo, sedes de los principales bancos del mundo, medios de transporte ultra modernos (subterráneos, buses, trenes bala que van a 300 km por hora).
Se perciben niveles muy notables de consumo: miles (cientos de miles) de personas en los miles de restaurantes, consumiendo todo tipo de mercancías. Imposible imaginar que hasta hace pocas décadas el consumo era considerado una desviación burguesa, así como la “coquetería”. Cruzamos a cientos de miles de personas vestidas como cualquiera de las que cruzaríamos en otra capital importante del mundo: marcas globalizadas, muy especialmente norteamericanas.
En el verano estamos en plenas vacaciones. Hay muchos turistas visitando ambas ciudades, la inmensa mayoría, por supuesto, chinos. Casi no se ven occidentales o si ustedes quieren, en 1400 millones de habitantes, son una pequeñísima minoría los extranjeros que llegan. Al punto que un turista occidental es una “curiosidad”, que merece ser tomado en fotos, tocado, saludado.
Proporcionalmente se ven pocos chicos. La ley del hijo único, aun levemente flexibilizada, tiene visibles consecuencias. Sin duda consecuencias demográficas que empiezan a colocar algunos problemas estructurales en el sostenimiento del crecimiento económico y la existencia de la fuerza de trabajo disponible para responder a las necesidades de la producción. Se nos ha dicho que estas cuestiones están siendo consideradas por las autoridades gubernamentales, en vistas a considerar excepciones o ampliaciones. Pero nos comentan también que las trasformaciones culturales son profundas. Una estudiante de la universidad de Shanghai tiene dificultades para comprender que la mayoría de las familias –en Argentina, por ejemplo- tienen al menos dos hijos, a veces más. Que existen las familias numerosas. Y no está claro que si la norma se liberaliza, las parejas chinas estén dispuestas a tener más hijos.
Los problemas relacionados con la vivienda, aun en el marco de inversiones inmobiliarias multimillonarias, continúan siendo graves para las familias chinas. Salvo para aquellos sectores beneficiados directamente por el crecimiento económico, con altos salarios o ganancias, es muy dificultoso el acceso a la vivienda propia o alquilada. Hay una alta proporción de grupos familiares que cohabitan en viviendas, en general de distintas generaciones.
Las condiciones de trabajo son muy exigentes. Pocos feriados, pocas vacaciones, se trabaja muchas horas y también los fines de semana. Y por supuesto la legislación laboral en el espacio urbano está aún en pañales.
Todas estas cuestiones, juntamente con lo que parece ser un débil sistema previsional, alimentan una especie de “pacto intergeneracional”. La mayoría de los niños que se observan en las calles están con sus abuelos, que se hacen cargo de la crianza. A veces conviven en la misma casa y/o ciudad, otras viven con los niños en ciudades o pueblos más pequeños y sus padres los visitan una o dos veces por mes. Varios de los jóvenes investigadores en pareja que me encuentro en la SU están en esta situación. Impensable en nuestra sociedades y modelos de funcionamiento familiar. “En compensación” los jóvenes se hacen cargo de los ancianos, de su manutención y asistencia.
Existe una gran sensación de “seguridad”, y al mismo tiempo de disciplina social. De día y de noche anduvimos por todo tipo de lugares en esas ciudades sin “sentirnos” inseguros. Muchos controles callejeros y en los servicios de transporte realizados por la policía o el ejército. Escáneres para pasar los bolsos en el subte de Shanghai, controles de identidad (varios) para ingresar a la Plaza Tiananmen, a los museos, a los centros comerciales. No hay pintadas en las paredes ni carteles.
Difícil comprender y descubrir lo qué se “dice” en la televisión estatal . Eso sí, utilizando el control remoto se “ven” varias películas de guerra , donde los malos son “los ejércitos japoneses”; películas y series costumbristas que van desde la época de los emperadores hasta cómo viven los recién llegados en las grandes ciudades y por supuesto varias canales con espectáculos –como en nuestra tele- con participación de jóvenes y familias que cantan, bailan, responden preguntas y hacen artes marciales. Cada ciudad tiene su canal de noticias y hay noticieros nacionales
Un tema para una larga reflexión es el sistema universitario y científico. El acceso es muy competitivo. Quienes acceden a la universidad y sobre todo al nivel de postgrado, tienen una exigencia de rendimiento muy alto y con riesgos de quedar en el camino. La infraestructura universitaria es impresionante. El campus de la Universidad de Shanghai es una pequeña ciudad –no tan pequeña- donde habitan y estudian estudiantes y profesores. La Biblioteca es un gran edificio de 5 pisos, con un acervo bibliográfico computarizado y con varias escaleras mecánicas. Hay edificios diferenciados para estudiantes chinos –varones y mujeres- y extranjeros. La población local es minoritaria frente a la masiva presencia de estudiantes de toda la China Parques, gimnasios, hoteles, lavandería, restaurants y hasta un importante hotel, donde uno es alojado forman parte del campus. Una estación de metro lleva el nombre de la Universidad.
CEIL /CONICET Y LA SU
La primera visita la SU fue para dar clases, conferencias, reuniones con profesores y dar una conferencia en la reunión anual de la Academia china de Sociología. Fui invitado por el Center for Global Studies , luego que su director realizara una visita a nuestro Programa de Sociedad, Cultura y Rreligión.
Fruto de esa visita fue preparar un convenio entre el CONICET y la SU para la cooperación científica, académica y de investigación en el área de ciencias sociales y humanas. El convenio también busca el intercambio de investigadores, de becarios y doctorandos entre la China y la Argentina.
En julio de 2015 con la presencia del rector de la SU, del responsable del gobierno de la Republica Popular de la China para las relaciones con América Latina , con personal del consulado argentino en China y cientos de investigadores y profesores de numerosas universidades chinas , se firmó oficialmente un acuerdo marco . Por el CONICET firmó su presidente, el Dr. Salvarezza y por la SU, su rector. Acto seguido se inauguró el Primer Coloquio China-América Latina sobre los aspectos y efectos de la actual globalización en nuestro continente coorganizado por el CEIL/CONICET y el Center for Global Studies . Participaron investigadores de Brasil, México, EEUU, Colombia, Chile , Uruguay y Argentina invitados por el CEIL/CONICET y cientos de especialistas de América Latina de universidades chinas. La mayor parte del coloquio fue en castellano.
En el mes de octubre llegó la primera doctoranda china para realizar estudios de posgrado en Argentina y está próximo a viajar un doctorando argentino para hacer estudios de posgrado en la SU.
Se busca avanzar también en el acuerdo-marco, un acuerdo específico entre ambas instituciones para la cooperación en ciencias sociales y humanas el largo plazo. Y está previsto para noviembre de 2016 la realización en Buenos Aires de un encuentro chino-América Latina sobre los efectos de la globalización en China.
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