Año Nuevo: la sana costumbre de limpiar la casa

31 enero, 2016

Sanitation workers clean up the waste removed from a fourth storey apartment on September 9, 2015 in Qingdao, Shandong Province of China. The build up was collected by an octogenarian man who hoarded the waste, despite complaints from other residents. The elderly man's son had to trick his father out the house so the clear-up work could begin

Por Gustavo Ng

Hoy se está festejando el Año Nuevo Chino en Buenos Aires. Es un festejo adelantado, porque el año comienza el 8 de febrero. Hay tiempo, entonces, para limpiar.

Me explico. Ayer mi amigo chino Federico me confirmó algo que me habían dicho en China: los días previos al Año Nuevo, algunas familias se dedican a sacar todo lo que tienen en su casa.


Todo. Muebles, ropa, cajas, electrodomésticos, adornos, papeles, antiguos recuerdos familiares, ollas, las cosas del baño, herramientas, todo el interior de placares y roperos.

Todo, salvo algún cuadro, como para poder limpiar hasta el último rinconcito.

Justamente para eso sacan todo, para poder barrer cada partícula de lo que se acumuló durante el año y no es bueno que se arrastre dentro del nuevo tiempo que comienza.

Hay que barrer aquello que salió mal, las desgracias, lo que no se cumplió.

A eso los chinos le llaman “fantasmas”.

Los fantasmas no son necesariamente malos. Pueden serlo, como un accidente de auto o una enfermedad, pero también es un fantasma lo que queda del empeño por conseguir algo a lo que se decidió renunciar. También son fantasmas los que nosotros entendemos más fácilmente como fantasmas: lo que queda sin resolver de las personas que murieron.

Hay que sacar todo lo que hay en la casa para poder deshacerse de los fantasmas, que quedan aferrados a las cosas.

Una vez se ha sacado todo, se revisa qué sirve y qué no, o sea, que está limpio para el futuro y qué es o tiene restos de fantasmas.

Lo que tiene fantasma (que, insisto, no es necesariamente malo), se deja afuera. Lo mejor sería quemarlo, pero si no es posible se puede quemar una pequeña muestra y el resto se lo llevarán los recolectores de residuos.

Claro que en la selección de qué tirar y qué conservar hay que ser honesto.

Y hay que ser firme, incluso drástico, porque hay fantasmas que saben que fuera de la casa, desaparecerán para siempre, y entonces se aferran desesperadamente.

Hay que ser valiente en esa selección, porque cuando se hace, se reconfigura el pasado y se diseña nuevamente el futuro.

Categorías: Cultura

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