Un diagnóstico duro
Hoy por hoy hay más riesgo que posibilidades en la relación que se ha establecido con China por parte de América Latina y el Caribe porque “no hubo de nuestro lado una propuesta específica de corto, mediano y largo plazo, como sí tiene China”. En parte, ello se debe a “un déficit institucional, que también tienen los chinos, pero nosotros mucho más. Por ejemplo, a nivel CELAC no hay una secretaría técnica que siga los temas con China en lo concreto y específico, es decir en proyectos puntuales”. Lo planteó ayer Enrique Dussel Peters (UNAM y Red ALC-China), quien puso énfasis en la necesidad de profundizar el tema del desarrollo productivo latinoamericano en la relación con China porque “como va hasta ahora, ese vínculo no funciona”.
Dussel Peters acaba de coordinar la publicación del libro Beyond Raw Materials (Más allá de los commodities) junto con Ariel Armony, (Universidad de Pittsburgh) y que ayer se presentó en la Fundación Ebert en Buenos Aires, donde el economista mexicano de origen argentino dio una charla con periodistas. El día previo había presentado su trabajo en la Universidad Torcuato Di Tella.
El experto habló de las etapas del vínculo sino-latinoamericano, primero en comercio (hasta hace 15 años China ocupaba el lugar 125º como socio comercial de América Latina y hoy es el segundo regional, 1º en el caso de algunos países), luego en inversión (10% de la inversión externa china va América Latina, y China es el segundo inversor mundial en camino a ser exportador neto de capitales) y actualmente en cooperación financiera (con más financiación actualmente que el Banco Mundial y el BID sumados, dijo). Pero, como se ha señalado muchas veces, el patrón no es conveniente para la región, que exporta “sólo 3% de su total a China en bienes de mediano o alto nivel tecnológico en tanto China nos vende de ese tipo de bienes y servicios el 60% de su total”.
En la charla se plantearon los casos del poroto de soja, mineral de hierro o cobre como ejemplos conocidos. Y de las dificultades que se presentan en China para entrar con otro productos, incluso para empresas grandes como la mexicana alimenticia Bimbo o la aeronáutica brasileña Embraer. “El tema es que ahora hay una etapa de inversiones llave-en-mano que consolida ese patrón”, dijo Dussel. “Si no cambiamos hacia instituciones que estudien esto y hagan contraofertas a China o negocien de otro modo, esto tiende a emporar”, sostuvo.
“Invertir en instituciones es fundamental para América Latina”, abundó, refiriéndose a un marco institucional en los tres niveles: público, privado y académico.
“Debemos aprovechar el pragmatismo chino para negociar proyectos a corto, mediano y largo plazo con una agenda de desarrollo, si no evocaríamos los debates que en su momento hiciera Raúl Prebisch sobre centro y periferia. Hoy por hoy, ese tipo de negociación de nuestro lado (sí de China) no se está verificando, y seguimos siendo muchas veces muy ‘tropicosos’, es decir poco serios”. También apuntó a explorar zonas chinas desconocidas en América Latina, alejadas de los centros tradicionales como Beijing o Shanghai.
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