Por la reciente política de “dos hijos” en lugar del hijo único en China, su proceso de urbanización y de creación de clase media y el agotamiento de otras fuentes, el suministro de alimentos de Argentina al país asiático se hará “más sostenible”, dijo ayer en Buenos Aires la profesora Guo Jie de Peking University. América Latina también presenta, dijo, un sendero hacia una mayor relación con China; en cambio el proyecto de tren bi-oceánico anunciado en Brasil hace unos meses por funcionarios brasileños y chinos, con recorrido hacia los puertos del Perú, luce “más complicado” por la envergadura de la obra y eventuales conflictos de corrupción, afirmó. Fue ayer en una charla en la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentina China.

Guo es profesora en la Facultad de Estudios Internacionales de la PKU y fue presentada por el titular de la Comisión de Educación de la Cámara, Gonzalo Villarruel, también directivo del Centro Universitario de Idiomas (CUI), que co-organizó la ponencia.

Guo habló de las relaciones bilaterales y reconoció el problema de que los países del Cono Sur proveen a China básicamente materias primas. De sus exportaciones, en Argentina casi 80% es soja (71 a granel y 7 aceites), Brasil 75% soja y mineral de hierro, Chile 75% cobre, Perú mayormente minerales y pescados y Venezuela, petróleo, dijo. “Este patrón no beneficia a América Latina pero tampoco a China, genera una inseguridad ‘no convencional’”, comentó, y señaló que el interés del gobierno chino es contribuir al proceso industrializador en la región. “A nivel económico y político, por ejemplo en el BID y en el CELAC, trabajamos para mejorar la relación”, afirmó.

En su exposición recorrió las inversiones chinas en América Latina, hizo un informe minucioso del rubro alimentos (al que ve con más potencial, y citó cómo se ha venido trabajando por parte de los Ministerios de Agricultura de Argentina y China) pero también habló de cómo se afianzaron estos años los lazos en cultura (difusión de tango, traducciones de libros, etc.), educación (labor de los Instituto Confucio) y turismo (mejora en el convenio sobre visas), aunque reconoció que falta mucho para hacer que “el cuento chino, esa frase de la que aquí se habla, que tiene mucho de fantasía, demuestre que esta edad de oro a la que llegamos pueda ser sostenible y duradera”.