¿Qué harían Scioli o Macri con la “asociación estratégica integral”?

29 octubre, 2015

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En su última edición gráfica, Dang Dai publicó un informe sobre qué harían los entonces seis  candidatos presidenciales argentinos sobre la relación con China, en caso de ganar. Ahora que pasó la primera ronda electoral y quedaron para el balotaje del 22 de noviembre primero Daniel Scioli y segundo Mauricio Macri, reproducimos parte de ese informe con la posición de esos dos dirigentes y de sus equipos de colaboradores.


Durante los debates parlamentarios de fines de 2014 y comienzos de 2015, todos los partidos de oposición, algunos –muy pocos- con argumentos atendibles y otros –la mayoría- con posturas irrisorias, alentadas desde los medios periodísticos anti-todo, rechazaron los convenios con China, que igualmente se impusieron por la mayoría democrática y parlamentaria del oficialismo, que vino tejiendo lazos con la RPCh desde 2004, seguramente con aciertos y errores, pero sin pausa, y también, aunque sin mucha coordinación -otro tema a corregir- con ramificaciones hacia varias áreas: infraestructura, comercio, finanzas, ciencias, educación, cultura, turismo, entre otras.

Todo indica que la primera opción, la continuidad, se impondrá por la fuerza de los hechos. Y que el Estado argentino deberá articular mejor entre sus reparticiones -China lo hace con su propio régimen político, lo cual  marca una de las asimetrías del vínculo- el lazo con el nuevo aliado. También sería más que bienvenida una coordinación de acciones de cara al país asiático a nivel Mercosur, siempre una prioridad de la política externa nacional.

Las relaciones bilaterales argentino-chinas se han expandido no sólo a nivel de Estado nacional sino también en provincias y aun municipios. Las renovaciones de mandato también en algunas de esas jurisdicciones tienden a privilegiar la continuidad en la profundización de la asociación estratégica integral que han firmado los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping.

El candidato del oficialismo, Daniel Scioli visitó China como vicepresidente en 2006 y fue recibido por su par Zeng Qinghong, con quien evaluó varios puntos de la agenda entre ambos países. Fue en octubre de ese año en el Gran Palacio del Pueblo. Scioli también visitó las instalaciones de la Villa donde se realizarían los Juegos Olímpicos 2008, participó de la presentación del Buró de Coordinación de Asuntos de Expo Shanghai 2010 y visitó a las autoridades del gobierno de la Zona Nueva de Pudong, Shanghai.

“Tanto el ministro de Comercio, como el vicecanciller de la República Popular China expresaron su reconocimiento al crecimiento argentino y señalaron las excelentes oportunidades de negocios en el corto y mediano plazo”, afirmó Scioli en esa oportunidad. También, que los empresarios chinos expresaron su interés por ampliar en proyectos vinculados al desarrollo de infraestructura, ferrocarriles, subterráneos, puertos y energía en Argentina, lo que se refrendaría en los años sucesivos; destacó la condición de socio estratégico que reviste China, poniendo en valor su creciente posición como demandante de exportaciones nacionales y el amplio consenso en temas internacionales globales. Y eseguró: “Hoy los grandes mercados están en Asia, por lo tanto es fundamental complementar esfuerzos para desarrollar infraestructura como el ferrocarril Belgrano y el San Martín, que nos permita incrementar la oferta de nuestras economías regionales. China tiene interés por impulsar estos emprendimientos”.

En 2014, el candidato del Frente Para la Victoria –a quien acompaña en la fórmula Carlos ‘Chino’ Zannini, cuya militancia juvenil en los ’60 adhiriendo al partido maoísta Vanguardia Comunista, por lo cual pasó algunos años como preso político, fue muy recordada cuando fue designado candidato a vicepresidente- recibió al vicepresidente del Comité de Chongqing del Consejo Consultivo del Pueblo Chino, He Shizhong, y el gobernador de Beibei Distrito, Wang Kuiwan. Y en 2015, con el embajador Yang Wanming, Scioli se comprometió, de llegar a la Presidencia, a mantener y profundizar la relación iniciada por Cristina. “Quiero llevar certidumbre y confianza para seguir avanzando en nuevos acuerdos”, aseguró el gobernador bonaerense, y agregó que “juntos, los dos países vamos a alcanzar grandes conquistas, que dan más y mejores oportunidades, más empleo y más inclusión”, al tiempo que destacó “las posibilidades que se abren de cara al futuro en materia de inversiones y desarrollo”. Su declaración ocurrió apenas después de que trascendiera una carta del jefe de gobierno porteño y candidato presidencial Mauricio Macri en la cual advertía que un eventual mandato nacional suyo revisaría la “constitucionalidad” de lo firmado.

En el entorno de Scioli, los dirigentes que más trabajan en las relaciones externas son el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de la Producción, Ciencia y Tecnología bonaerense, Carlos Peralta, y el asesor Rafael Follonier. También acercan ideas el ministro de Industria Cristian Breitenstein, quien ha tenido contactos con inversores chinos en la provincia, los más recientes en las áreas automotriz, portuaria y con el embajador Yang Wanming,  y el subsecretario de Gestión y Articulación Francisco Cafiero, quien además preside un think tank orientado específicamente al país asiático, el Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China, Clepec.

Peralta ha organizado cursos de capacitación para Pymes que buscan entrar en Asia y en China junto con la Fundación Exportar. Follonier fue uno de los artífices del Unasur durante los gobiernos kirchneristas y ya le ha armado a Scioli, como gran enlace con dirigentes latinoamericanos, sus viajes de contacto con Lula Da Silva en Brasil y Raúl Castro en Cuba, entre otros. Y el Clepec ya ha hilado varios contactos de alto nivel en China con el gobierno de Xi Jinping y el Partido Comunista a través, sobre todo, de la Juventud partidaria.

Otro punto de contacto estos años ha sido el Banco Provincia, cuyo titular Gustavo Marangoni (que iría al eventual gabinete si Scioli gana) ha organizado actividades de inversión y comercio para pymes de su distrito.

Desde luego, si ganara Scioli varios actuales dirigentes (entre muchos más Axel Kicillof, que ingresó al Congreso, o Jorge Taiana, ex canciller; funcionarios de Ministerios que continúen sus gestiones con las mismas conducciones, como Planificación, que tiene cursos de capacitación en chino para sus funcionarios, etc.) seguirán vinculados y ya tienen lazos con China, lo mismo que organismos públicos (Senasa, Inta, Conicet, YPF) o entidades empresarias afines al oficialismo como la CGE y otras que continuarían sus lazos con China sin tanto cambio en los interlocutores oficiales de Argentina. Lo mismo ocurrirá desde la dirección de Relaciones Internacionales del Senado, muy activa en el vínculo con China.

Durante la gestión del sciolismo en Buenos Aires, asimismo, varias ciudades de la provincia encararon lazos con China, como la propia capital La Plata, que firmó un acuerdo de hermandad con  Shenyang, o en el sur Tornquist, Bahía Blanca, Mar del Plata y otras que han tejido lazos con la República Popular. Igual puede decirse de varias universidades del conurbano bonaerense o el interior de la provincia. El sorpresivo triunfo del PRO en la provincia y aún en La Plata y varias intendencias podría generar modificaciones.

Por su parte, el jefe de gobierno porteño viajó a China antes de tener ese cargo para visitar a su padre allá, Franco Macri. Desde luego, su relación con el país asiático está muy beneficiada por esa presencia, ya que el empresario frecuenta esos negocios desde 1988 y se ganó mucha confianza allí, al punto de haber sido designado Consejero para Inversiones Latinoamericanas por Beijing.

Pero como alcalde, Mauricio Macri lo hizo una sola vez en junio de 2008 –su primer viaje al exterior- y realizó gestiones en la capital, Shanghai y Shenzhen. En Beijing abrió la oficina de Turismo de Buenos Aires, se reunió con la central empresaria CITIC y lo recibió el viceministro de Comercio chino, con quien habló del financiamiento para subtes. En Shanghai tuvo contactos con ejecutivos, algunos allegados a su padre, y continuó las gestiones para financiar el subte porteño. Y en la tercera ciudad se entrevistó con la empresa de telecomunicaciones Huawei y otras del rubro informática, telecomunicaciones y tecnología en general, con la mirada puesto en el polo tecnológico que luego abriría en la capital federal. El tema subtes fue el principal objetivo del viaje a China, que luego seguiría por Vietnam.

Memoriosos chinos recuerdan esa agenda oficial pero también su paso por uno de los spa más lujosos de Beijing, al que sólo se accede con un socio nacional que invite. Entre otros servicios profesionales y de alto nivel, uno que llama la atención es la pileta, una de las tantas, donde el cliente, al poner a mojar las piernas en su agua caliente, recibe la amable visita de pecesitos adiestrados para los puntos negros y la piel muerta de los pies, una sensación exquisita, dicen.

Pese a las buenas relaciones con China, Macri tuvo dos tropiezos. El primero, en 2013, cuando debía viajar para recibir en Nanjing la bandera olímpica de los Juegos de la Juventud, al finalizar la competencia en esa ciudad china y empezar a transitarse el camino hacia la que se hará en Buenos Aires en 2018.  Es un rito habitual entre alcaldes, pero Macri no viajó y ofendió a los chinos. Tanto, que el reemplazante Horacio Rodríguez Larreta no recibió ni flameó la bandera en el Estadio olímpico (sí se vio y escuchó por video a un ídolo chino, Lionel Messi, que recibió una ovación al decir que los esperaba en Buenos Aires), sino en una pequeña oficina donde lo atendió un funcionario de segunda línea y para la foto debieron amucharse los que acompañaban a Larreta. El otro desplante fue este año, cuando en medio del debate parlamentario por los acuerdos bilaterales, el equipo de Macri pidió una reunión privada al embajador Yang Wanming. Cuando éste recibió al subsecretario de Relaciones Internacionales del gobierno porteño y a cargo de Relaciones Institucionales en el PRO, Fulvio Pompeo, y al legislador Federico Pinedo, le dieron una carta donde Macri advertía que podía haber alguna cuestión de inconstitucionalidad en los convenios. Yang agradeció, dijo que lo analizaría y entendió que eso no trascendería. Se equivocó. Al día siguiente el diario El Cronista, con alguna fuente que no pudo ser otra que el PRO, divulgó la carta y el hecho no cayó nada bien en la Embajada china. En el gobierno nacional tampoco. El ministro Julio de Vido dijo que ese gesto era “infame”. La carta firmada por el candidato presidencial señalaba que los acuerdos “comprometen al Estado argentino hacia para las próximas décadas” y, entre otros párrafos: “Consideramos que las actuales conductas del gobierno argentino podrían ser violatorias de la Constitución Nacional y contrarias al más elemental principio de transparencia en el manejo de la cosa pública”.

Con todo, Macri tiene buenas relaciones con la RPCh ya sea por los lazos de su padre o, entre otras razones, por la tarea del gobierno porteño en áreas de intercambio como la instalación de una escuela municipal bilingüe en Parque Patricios o el apoyo al Barrio Chino, los festivales de tango porteño que se concursan también en Beijing o iniciativas turísticas para fortalecer los lazos bilaterales. Y además el PRO logró meter en la Legislatura porteña en las elecciones de este año al empresario Fernando Yuan.

Uno de los hombres que hasta hace poco militó en el PRO y más conoce China es Rodrigo Herrera Bravo, quien ya como legislador porteño en el acuerdo PRO- Justicialismo capital en 2003 había mostrado su amistad con China en proyectos legislativos. En 2008 acompañó a Macri a China como director del Ente de Turismo y en los años siguientes desarrolló una muy profunda relación con funcionarios, académicos y empresarios del país asiático a través de la fundación que dirige, Diálogos Estratégicos, que realiza viajes a China todos los años. Pero Herrera Bravo se alejó del PRO y quienes más trabajan ahora con Macri en temas de política exterior son Diego Guelar, secretario de Relaciones Internacionales del partido, ex embajador en EE.UU. durante el menemismo y autor del libro La Invasión Silenciosa – El desembarco chino en América del Sur, y el mencionado Pompeo. Otros  hombres del PRO con ambiciones externas son el diputado Pinedo y el ex embajador Rogelio Pfirter. Tampoco hay que descartar –con Scioli tampoco- la llegada de extrapartidarios, ahora que ambos buscan nuevas alianzas de cara al balotaje.

Categorías: Política

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