Un nuevo libro pone la lupa sobre las relaciones bilaterales
Acaba de publicarse el libro China, el aliado inesperado. Presente y futuro de la relación entre Argentina y la República Popular China, del periodista e historiador Néstor Restivo, uno de los directores de Dang Dai. El trabajo forma parte de la colección Ideas Argentinas que lanzó a mediados de año la Editorial de la Universidad de Villa María, Córdoba. Hernán Brienza, director de la colección, señala que la “complementariedad entre China y Argentina puede reconstituir un círculo de exportación virtuoso para nuestro país”. El libro de Restivo está dividido en capítulos referidos a las cuestiones históricas, comerciales, financieras, científicas, diplomáticas, académicas y culturales del vínculo bilateral, y toma como base artículos que el autor publicara en la revista Dang Dai y en otros medios donde ha colaborado. En Leer más, la introducción
-Por Néstor Restivo
La relación bilateral con la República Popular China se ha convertido en un eje fundamental de la Argentina. Se trata de una política de Estado aún en construcción, de calibre similar, por lo estratégico, a la que nuestro país tiene con el Mercosur y otros países de la región -aunque de distintas características, por supuesto- y que ya supera en importancia a otras que supieron ser las principales durante el siglo XX -y que todavía siguen siendo relevantes- como el caso de Europa y Norteamérica. En términos comerciales, las relaciones argentinas gozan de un buen equilibrio con socios de todo el mundo, muy lejos de la visión malintencionada y falaz, surgida de propios argentinos principalmente, aunque también de la mirada manipuladora de los grandes medios de comunicación extranjeros, que nos quiere hacer ver como parias o “caídos” del mundo. China es el segundo socio de Argentina, apenas por debajo de Brasil. Pero nuestro intercambio comercial tiene una estructura equilibrada por destinos y orígenes de los flujos de bienes y servicios que lo componen.
En lo financiero y en materia de inversiones también ha crecido exponencialmente el vínculo con la RPCh, ese gigante asiático que asombra al mundo y que ha vuelto a ocupar el lugar global que tenía antes de que la Revolución Industrial le hiciera perder protagonismo en beneficio de las potencias occidentales, algunas de las cuales la invadieron y humillaron en la decadencia de su etapa imperial. Hoy, y en los años por venir, esa cooperación y programa de inversiones que va más allá del mero intercambio de bienes y servicios es la clave. Y finalmente en lo político, en espacios como las Naciones Unidas, el Grupo de los 20, la disputa con el poder financiero mundial, el armado de los BRICS (el grupo que forman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y otros espacios donde se está reformateando el planeta hacia un esquema de poder multipolar, Argentina y China también han expresado coincidencias, en la línea histórica de los diálogos Sur-Sur que vienen de la inmediata posguerra y que tuvieron en líderes como Juan Domingo Perón y Mao Zedong a dos grandes impulsores.
En 2014 los gobiernos nacionales asentados en Buenos Aires y Beijing asumieron una relación “estratégica integral”, una jerarquía que está dentro del segundo círculo en importancia que otorga la política exterior de la República Popular China, con muchas subdivisiones en su complejo organigrama. En ese marco, en nuestro país se suceden debates acerca de los riesgos y oportunidades del vínculo, muchas veces certeros y útiles -porque sin dudas debe discutirse a fondo y desde el interés nacional un lazo llamado a reformatear nuestro futuro y el de toda la región latinoamericana y el mundo- y otras peligrosamente ignorantes en relación a las particularidades de esta nación milenaria y compleja. Hay políticos y periodistas que hablan de China y estarían en apuros si se les preguntara el nombre de más de dos ciudades, dos políticos o dos famosos del gigante asiático.
Como periodista e historiador, desde los años ’90 he venido siguiendo esa relación en el diario Clarín, donde trabajaba entonces, y lo seguí haciendo en los medios en donde me desempeñé a partir de la década siguiente, como Radio Nacional, el suplemento Cash de Página/12 y otros, en especial la revista y portal especializado Dang Dai, que fundamos en 2010 con mis colegas Gustavo Ng y Camilo Sánchez y que me permitiera viajar en dos oportunidades a Beijing, Shanghai, Nanjing y otras ciudades. En esos medios he tratado muchos de los temas que aquí retomo, asombrado, como cualquier observador del fenómeno chino, de lo mucho que se ha avanzado en la relación bilateral y de lo que todavía falta por construir.
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