Un artículo del diario La Nación  (“Se viene un giro en la política exterior argentina“) cita “un diplomático desde Brasilia”, “un destacado diplomático europeo”, “la Cancillería” y “buena parte de las embajadas” como fuentes que “aseguran en reserva que la relación de amigo-enemigo con algunos países, el cierre de fronteras económicas y las limitaciones en la estrategia exterior del país llegó a un límite con el kirchnerismo”. La nota espera “desde el 10 de diciembre una batería de medidas concretas en el plano diplomático: la apertura de la economía argentina al mundo, el esperado regreso al crédito externo, el refuerzo del Mercosur, el reestablecimiento de las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea, la revisión de los acuerdos con China”. Asombra y jaquea la lógica que en el mismo párrafo se hable de “apertura de la economía argentina al mundo” y “revisión de los acuerdos con China”: los acuerdos con el país asiático ¿no implican relaciones con el “mundo”? ¿Entenderemos que China está fuera del “mundo”? ¿Lo entenderán así Estados Unidos o Alemania, cuyas economías están profundamente imbricadas con China?