Dulces de una chacra de Neuquén a Shanghai
“Sólo fruta orgánica y azúcar”, dice Ana Laura Calducci en La Mañana de Neuquén. “Ésa es la receta simple pero efectiva con la que el productor local Juan José Ferri conquistó a los comerciantes chinos, que esperan ansiosos el primer envío de muestras para vender sus dulces del otro lado del mundo. Por estos días, el neuquino reparte sus energías entre la creación de nuevas variedades de mermeladas y la preparación de las encomiendas con barras de membrillo que mandará para deleitar los paladares orientales.”
Ferri fue pionero en el cultivo de frutas finas en la ciudad y, ante la dificultad de sostener su chacra, se dedicó a fabricar dulces artesanales. Su secreto es una combinación precisa entre sus dos únicos ingredientes, que permite la conservación dentro del frasco por tres años, como mínimo. A esta fórmula mágica la bautizó “Talzauber” (vocablo alemán que significa “encantador del valle”).
Desde hace años vende su escasa producción en supermercados y reposterías de la capital, así como en algunas despensas del Alto Valle. Hace un mes le llegó una invitación del Consejo Federal de Inversiones para mostrar lo que hace en la SIAL 2015, la feria de alimentos que es la puerta de entrada al mercado chino. “Me dije por qué no, si estoy jubilado y en esta etapa quiero disfrutar; iba a cumplir mis 65 años en China y me pareció una manera diferente de festejarlos”, relató.
Recién al bajar del avión, Ferri tomó conciencia de las oportunidades que se le abrían con el viaje. Superando las barreras idiomáticas y culturales, se las ingenió para explicar a los chinos que no usa conservantes ni colorantes y que parte de la fruta elegida la cultiva él mismo en su chacra de Valentina Sur.
Tuvo éxito. Sus dulces artesanales fueron una novedad y recibió varias propuestas de compra, aún cuando sus potenciales clientes no conocían algunas frutas. “No sabían qué era un membrillo y por eso estoy armando ahora muestras para mandar; hay un potencial interesantísimo”, remarcó.
Entre la emoción y la falta de experiencia, cometió el error de calcular mal el precio en dólares, porque no conoce en detalle los requisitos de exportación de Argentina. Hoy le parece que el tipo de cambio va a ser un escollo, pero está dispuesto a superarlo. Cuenta que decidió asesorarse y, antes de largarse a mercados distantes, empezará más cerca. Planea probar suerte en Chile y quizás en Miami con un familiar, mientras acomoda su estructura para llegar a Shanghai.
“Es que somos tres gatos locos”, indica para describir su fábrica. Su capacidad máxima es de 1500 frascos por día y no tiene cuentas bancarias, se maneja al contado. Ferri es un sobreviviente de las sucesivas crisis económicas del país. Dos veces perdió todo y volvió a empezar de cero. Hoy elige vivir tranquilo y, tras una jornada en la fábrica, terminar el día tomando mate bajo sus frutales. “Eso, por más que venda en China, no estoy dispuesto a cambiarlo, es intocable”, afirmó.
Levantó su fábrica loteando la mitad de la chacra y se quedó con tres hectáreas. Con el tiempo, se volvió experto en dulces. Conoce al detalle la química de las frutas y no se cansa de experimentar. Así, de su imaginación surgieron mermeladas únicas, como la de manzana con sidra y la de rosa mosqueta con miel.
Una de las creaciones más recientes son los aderezos de frambuesa con mostaza y cereza con moras y vino malbec. Antes de largar un sabor nuevo, él mismo hace de catador y lo ayudan como asesores sus empleados y amigos.
Con tantos sabores originales y la pasión que pone en sus productos, le sobran motivos para confiar en que las coyunturas económicas son el único obstáculo para conquistar Oriente. Por eso, aunque no quiera perder la escala artesanal y aún no tenga el sí definitivo para exportar, ya piensa en cómo se vería el diseño de la etiqueta en caracteres chinos.
En estos días todavía se recupera del cambio horario tras tantas horas de vuelo y el fuerte contraste entre las ruidosas calles de Shanghai y la tranquilidad de su chacra. En su escritorio, lo esperan nuevas invitaciones para exposiciones en Moscú y Alemania, pero, por ahora, prefiere dejar las valijas en el cuarto.
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