La política de China, analizada por académicos argentinos
Las reformas políticas en curso en China, los escenarios posibles de su proceso de apertura, los debates sobre la idea de democracia, y cómo éstos podrían impactar en el país asiático y en sus socios, como Argentina, fueron analizadas ayer durante una mesa académica preparada para presentar el nuevo número de la revista Dang Dai. Participaron Jorge Malena, de la Universidad del Salvador; Cristina Reigadas, de la Universidad de Buenos Aires, y Mariano Turzi, de la Universidad Torcuato Di Tella.
Los directores de Dang Dai, Gustavo Ng y Néstor Restivo, presentaron la publicación y comentaron sobre la actualidad potente del vínculo bilateral, en un acto colmado de público que se realizó en el posgrado de la Universidad de Congreso, con sede en Mendoza. En la apertura también habló como anfitrión Alejandro Razzotti, director del centro Diálogo Abierto para el Reencuentro, asociado a esa casa de estudios de flamante apertura en Buenos Aires.
Jorge Malena, de la Universidad del Salvador
Según Malena, y de acuerdo con su lectura de los análisis que se hacen sobre la suerte del Partido Comunista Chino, éste enfrenta tres escenarios posibles: de declinación (en base a una apertura económica pero con continuidad de la cerrazón política, lo que podría derivar en la suerte que tuvo la Unión Soviética, su implosión), de fortalecimiento (con una tercera generación de líderes post maoístas hoy en el poder que revitalizarán al partido) o de adaptación a las circunstancias (con oídos más atentos a las demandas populares, que reclaman frente a situaciones derivadas de los efectos no deseados del período de reformas).
Para el sinólogo de la USAL, el presidente Xi Jinping con sus reformas se asemeja de algún modo a la antigua escuela de los legistas, representada por Han Feizi, que en el siglo III antes de Cristo (todavía en el caótico período previo a la unificación nacional, con la dinastía Qing) enfrentó al confucionismo con el reclamo de establecer leyes y normas escritas para la sociedad, en lugar de basarse en la virtud, las costumbres y los ritos que proclamaba la tradición. “Si los antecesores de Xi propusieron, en el caso de Jiang Zemin, una mayor apertura a sectores medios, a una nueva burguesía y a intelectuales, y en el caso de Hu Jintao, una sociedad armoniosa para atenuar las consecuencias no deseadas de la reforma y apertura, Xi ahora busca un gobierno asentado en la Ley y un combate a fondo contra la corrupción”, sobre lo cual dijo que para fines del año pasado ya había registradas 52 mil denuncias contra 68 mil funcionarios. Malena sostuvo que entre la lucha de las facciones internas del PCCh (la visión del declive del partido de gobierno), la evolución hacia un Estado de derecho (adaptación a las circunstancias, acaso observando modelos como el de Hong Kong, Taiwán o Singapur) o la reedición del legismo (un fortalecimiento del régimen), veía como escenario más posible este último, en un camino pragmático al estilo chino, es decir gradual.
Cristina Reigadas, del Instituto Germani de la UBA
Reigadas enmarcó los debates sobre democracia en China en un contexto más global. “La crisis de las democracias es en todo caso global, con un gran desencanto en las poblaciones de muchos países”, dijo. Señaló que era muy “simplista” decir que en China no hay democracia, y que las demandas de mejor gobernanza y participación son globales, sin ignorar la especificidad del régimen chino de partido único. Para la investigadora y profesora de la UBA, algunos lemas que observó en un viaje a Beijing ponen el debate actual en cuatro ejes: el patriotismo (China es un país donde el nacionalismo juega un rol importante), la virtud (que no puede imponerse por decreto), la inclusión (un legado del marxismo leninismo y del maoísmo en términos de propender a la justicia social) y la legitimación (para lo cual no basta con haber alcanzado China grandes avances en lo económico y los niveles de consumo, ciertamente notables).
“No hay un solo modelo de democracia para conceptualizarla como concepto. Y hoy en el mundo hay un giro hacia las democracias deliberativas, que es muy bienvenido por algunos intelectuales del gobierno chino. Además las elecciones populares de base ya existen en más de la mitad de los municipios de la RPCh”, sostuvo. Sin embargo, los líderes del Partido buscan que los cambios deben ser incrementales y los costos, calculados.
Como diferencias clave con Occidente citó que estos debates surgen en China al mismo tiempo que su reemergencia como poder global, con una convivencia entre socialismo con instrumentos capitalistas, y una apertura que existe pero que sigue siendo con autoritarismo de partido único. La antigüedad china hace que no se trate de empezar de nuevo, dijo Reigadas, sino de pensar el futuro de la nación asiática con una mezcla de pensamientos propio y lo que toma del resto del mundo, lo cual al cabo también marca otra singularidad.
Mariano Turzi, de la UTDT
Para Mariano Turzi, todos estos cambios deberían importarle mucho al mundo y a países como Argentina, que han establecido con China acuerdos estratégicos, porque “debemos saber con quién estamos negociando”. Si, retomando lo que había dicho Malena sobre las disputas internas en el PCCh entre el llamado grupo de Shanghai y las ligas juveniles del partido, cambiara el poder de turno, ¿cómo afectaría eso las relaciones que se van tramando con China?, un tema que atañe a la enorme cantidad de países que hoy tienen fuertes vínculos económicos con China. Para el académico de la Di Tella, “2016 es un año crítico” porque ya habrán madurado algunas de las reformas que lanzó Xi, hay elecciones en EE.UU., comenzará un nuevo gobierno en Argentina y hay meganegociaciones comerciales mundiales que darán resultados llamados a reformatear los flujos del comercio, las inversiones y las finanzas mundiales.
También sostuvo que los tres escenarios que se abren para el PCCh citados por Malena replican lo acontecido en otros casos históricos en los cuales la revolución, la reforma o la restauración marcan los futuros posibles. “Desde la metodología académica, debemos ser extremadamente prudentes con China, al analizarla desde nuestras miradas de occidentales. Sólo un país como ése pudo conjugar una política socialista con una economía capitalista, sólo ese país logró sacar de la pobreza a 627 millones de personas desde las reformas de Deng Xiaoping, hace sólo tres décadas… el mérito del PCCh es inédito. Pero frente a escenarios posibles de inestabilidad, los países asociados como Argentina, que además tienen con China fuertes asimetrías, y en desventaja, deben estar muy bien preparados”, concluyó Turzi.
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