Los créditos a América Latina

30 abril, 2015

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El presidente de China saluda a su homólogo de Guinea Ecuatorial

“China tiene un objetivo: crear una nueva arquitectura financiera global en la que Pekín sea capaz de dictar la pauta no solo en su zona de influencia regional, Asia, sino ahora en América Latina, ansiosa de inversión que permita superar su etapa de economía exportadora de materias primas”, dice El Universal, de Venezuela.


Con el último crédito otorgado por China a Venezuela, en abril, por 5.000 millones de dólares, el país asiático continúa como el mayor prestamista de América Latina, y Caracas como el mayor benefactor y deudor de Pekín en la región, seguido de Brasil y Argentina.

De 2005 a 2014 China otorgó créditos por 119.000 millones de dólares a toda América Latina, superior a la suma de los préstamos concedidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), según los datos del think tank Diálogo Interamericano.

La dirigencia del Partido Comunista de China (PCC) no está vacilando en su afán de lograr jugosos contratos en países donde las ganancias son la única condición sobre la mesa.

Ese principio, en detrimento de exigencias como apertura política, democracia o derechos humanos -planteadas en algunos casos por Europa o EEUU-, le ha permitido avanzar en sectores como petróleo, gas, agricultura en Asia y África.

El malestar de Washington con Pekín ante el nacimiento del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), se refleja por el hecho de que este nuevo ente será capaz de financiar programas de desarrollo sin las draconianas exigencias de EEUU, lo que sin duda impulsará el liderazgo del país comunista.

Con 57 países como fundadores del BAII -por el momento Venezuela no piensa adherirse-, confirmaron fuentes de la Cancillería venezolana a El Universal-, los proyectos de esta nueva entidad permitirán lograr avances en materia de infraestructura para países pobres de Asia que urgen de capitales, como Bangladesh.

La receta China tiene dos ingredientes clave, líneas de crédito preferencial y de tipo comercial, permitiendo que sus deudores paguen con lo que producen, por ejemplo, sus recursos naturales.

En una entrevista con el diario The Wall Street Journal el presidente estadounidense, Barack Obama, insistía esta semana en la necesidad de sellar acuerdos comerciales con Asia de forma urgente porque, argumentó, “si EEUU no escribe las reglas, lo hará China”.

“No queremos que China use su tamaño para empujar a los países de la región a unas reglas que nos dejen en desventaja”, comentó el mandatario.

Sobre esas reglas, la rivalidad de EEUU con la segunda economía del mundo se sustenta por la capacidad de ese país de hacerse con negocios de una manera audaz, con Latinoamérica como muestra.

China ha registrado una de las tasas de crecimiento anuales más altas del mundo desde 1980 (cerca de 10%), incluso durante la crisis financiera global.

Solo entre 2000 y 2013, el comercio de bienes entre América Latina y China se multiplicó por 22, pasando de poco más de 12.000 millones de dólares a casi 275.000 millones de dólares, calcula la Cepal, de tal modo que Asia y África pueden convertirse en tercer polo de poder para la élite para China en una década, lo que algunos llaman “el dominio del dragón rojo”.

Categorías: Latinoamérica

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