Un acierto “histórico” y un mercado gigante que se va abriendo

14 abril, 2015

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Vilella, Delgado y Castro

“Los convenios firmados recientemente con China son uno de los grandes aciertos de la historia de la política exterior argentina”, disparó el analista Jorge Castro ayer en un seminario sobre políticas agroalimentarias entre Argentina y China, país que, dijo el organizador Fernando Vilella, de la Facultad de Agronomía de la UBA, es el centro de un continente como Asia “donde, si hoy hay 500 millones de personas de clase media, en 2030 serán 3.200 millones, y al pasar del mundo rural a las ciudades, dejan de producir sus alimentos y los compran. Es la oportunidad no ya para  ser granero del mundo sino supermercado del mundo”, alentó a los empresarios argentinos presentes. Estuvieron también el secretario de Agricultura y Ganadería, Gabriel Delgado, y varios expertos. Se criticó la inactividad del Mercosur como bloque en la materia de lazos con Asia.


 

En Mercosur y China más Países Árabes en 2030. Estrategias en los Negocios par un Mundo en Desarrollo, que sigue hoy en el hotel Meliá de CABA, ayer se trató el tema China.

Al abrir la reunión Vilella destacó que debe entenderse más la cultura de los negocios para tratar con chinos y árabes, pero que el esfuerzo bien vale la pena. Y destacó el rol de la universidad pública en su esfuerzo por coordinar acciones con el sector privado y la academia con una mirada estratégica.

Informó que 74% de la comida consumida por Asia en 2030 será importada y que pocos países, entre ellos Argentina, son candidatos a ofrecerla. Pero dijo que hay que mejorar en productividad. Las Américas serán las grandes oferentes de producción con proteínas y en Asia estarán los grandes consumidores (de clase media alta, en 2040, en China 190 millones de personas, en India 210 millones, en Japón 40 millones y también en Indonesia, Corea del Sur y otros países).

“En un mundo con 7.300 millones de personas, en los países con excedentes alimentarios viven 730 millones, sólo el 10 por ciento”, afirmó.

Delgado señaló que mirar a Asia no obedece a “ninguna defensa de ninguna bandera sino a comprender que el eje se mudó del Atlántico al Pacífico, es un desempeño de la economía global y nos obliga a repensar el mundo y el lugar de Argentina. Abrir mercados es uno de nuestros principales ejes en el Ministerio”, dijo. Llamó a superar tensiones con Brasil para “integrarnos por ejemplo en trabajos conjuntos fitosanitarios, ir juntos e integrados a negociar; tenemos ventajas, juntos producimos más soja que EE.UU.” E informó que “iremos en mayo nuevamente a China para avanzar en exportación de carne enfriada”. También valoró el trabajo de los agregados agrícolas en el mundo (en China, Omar Odarda lleva más de diez años, destacó) por su “trabajo invalorable” reclamando invertir más allí.

En la mesa sobre China, coordinada por Guillermo Santa Cruz, quien recordó que ya en 2010 el entonces primer ministro Wen Jiabao vino a la región y propuso estudiar la factibilidad de un acuerdo comercial con Mercosur, Castro sostuvo que “la desaceleración económica china no hace decaer la importancia de la República Popular, al contrario. Crecen más en servicio que en industria, crece más el PBI per cápita rural, aumenta más el empleo que antes con tasas de 10% (hoy en 7/7.5% de expansión del PBI) y hasta impulsan un nuevo banco asiático de desarrollo adonde se integran los europeos, desafiando a EE.UU., porque entienden que en diez años el renminbi completará su proceso de integración y quieren inversiones chinas en Europa”.

Respecto de Argentina, dijo que los convenios son un logro histórico y que en cinco o diez años algún acuerdo comercial macro habrá de todos modos. “China tiene hoy un PBI que ronda los 10 billones de dólares y llegará a 30 billones en 2030. Sus inversiones externas duplicarán todavía esa tasa de crecimiento, se multiplicarán por seis, y Sudamérica es un área que recibirá el impacto”. La clave del vínculo con China, dijo, es la inversión, más que el comercio.

Gustavo Idígoras, quien ha colaborado con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y fue consejero agrícola en Europa, hoy en el Grupo de Países Productores del Sur (GPS), sostuvo que la única forma de aprovechar la demanda china es “integrándonos”, pero fue muy crítico de lo hecho hasta ahora por el Mercosur. “Ha habido miles y miles de encuentros pero pocos avances. Es cierto que el PBI agrícola del bloque creció 220% en veinte años, más que los países de la OCDE u otras regiones. Pero si no trabajamos juntos no tenemos escalas. Argentina sola no puede. Y los ministros de Agricultura del Mercosur no se han reunido desde hace diez años. El Mercosur agroalimentario está inactivo”. Citó como alternativa el Consejo Agropecuario del Sur, CAS, donde está el Mercosur pero también Bolivia y Chile. “Es muy activo, a diferencia del Mercosur, pero sus decisiones no son vinculantes sino solo recomendaciones. Llamó entonces a Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela a armar una nueva agenda que incluya eliminar realmente los controles de frontera en materia fitosanitarias; armonizar requisitos sanitarios en lácteos, carnes, frutas y otros productos; crear una red de laboratorios regionales, homologar y reconocer registros, simplificar y facilitar la administración, entre otros puntos urgentes para reactivar el Mercosur con los nuevos gobiernos que van surgiendo por el calendario electoral del Cono Sur.

Félix Peña, de la Fundación ICBC, destacó como Castro que hoy lo de China para Sudamérica es más importante en materia de inversiones que de comercio, y desmitificó categorías de análisis que juzgó obsoletas como distinguir el corto, el mediano y el largo plazo, hablar de Este y Oeste o “atarnos a dogmas específicos como TLC (quizá pueda haber algún acuerdo preferencial de cooperación estratégica con China, sugirió) o formas estrictas”, inclusive el propio concepto de “integración”. Sí, dijo, debe el Mercosur, algo menos ambicioso, “articular en función de objetivos estratégicos, por ejemplo lo dicho en el GPS o el CAS”. Este “es un mundo de múltiples opciones, pero es imprescindible saber qué queremos de él, depende de nosotros. Es un mundo de mayores dimensiones donde habrá 10.000 millones de personas en quince o veinte años más y con mayor conectividad física y cultural. Para aprovechar eso, una variable clave, además de saber qué queremos y qué podemos, es la organizativa”, un punto débil en Argentina en materia pública y privada.

Ayer también hablaron en otra mesa Mariano Turzi, de la UTDT; Rodolfo Rossi, de Acsoja; Luis Zubizarreta, de Carbio; y Alberto Rodríguez, de Ciara. Sobre países árabes se destacó por ejemplo que Egipto es el primer importador mundial de trigo, que Marruecos tiene 75% de las reservas de roca fosfatada, un fertilizante clave en el agro; que Arabia Saudita es un gran importador de alimentos y el primero de pollos (800 mil toneladas por año), sobre todo de Brasil, o que Emiratos Árabes Unidos tiene una zona franca estratégica para ingresar productos a la región.

Hoy sigue con otros casos árabes y cierre al que comprometieron presencia precandidatos presidenciales.

Categorías: Economía Negocios

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