Kala OK
Por Alejo Bekinschtein
El karaoke –para cuyas pistas en Buenos Aires damos algunos datos al final de la nota- nace en Japón en los años de 1970, pero se difundió en China en las dos décadas siguientes. En chino se dice ??OK (Kala OK), y el “ok” se lee en inglés, okey, como tratando de que se pierda su origen japonés. Al principio, eran unos aparatos raros que proyectaban en una pantalla las letras de las canciones, pero con el tiempo el sistema se volvió cada vez más sofisticado y hoy son simplemente programas en una PC que se conecta a un televisor y a un equipo de audio. Las letras son proyectadas sobre el videoclip de la canción seleccionada, e incluso la computadora juzga lo bien sincronizado que la persona canta al final del número. Por ello, hace ya bastantes años que en China al Karaoke se le dice KTV.
Pero el karaoke o KTV no es sólo un sistema de entretenimiento electrónico. Se trata de todo un espacio de encuentro social, de intercambio y de esparcimiento. Podemos decir que la salida al Karaoke es lo que para un occidental es ir a un bar o para un argentino ir a un boliche. Los KTV están por doquier en las grandes ciudades, los hay de todas las categorías y de todos los precios. Cuando uno piensa en Karaoke en Argentina, piensa en un cantobar donde se canta frente a una gran audiencia de desconocidos; en China es todo lo contrario. Los KTV son edificios de varios pisos que se dividen en salitas de diferentes tamaños. Cada sala tiene una o dos mesas, sillones, está totalmente equipada hasta con luces de discoteca, insonorizada, y refrigerada o calefaccionada, dependiendo de la estación. La decoración las asemeja a los casinos de Las Vegas o a hoteles de Miami, sumando todo lo kitsch que uno se pueda imaginar. Un mozo, o en general, un batallón de mozos y mozas se encarga de ofrecer bebidas y comidas (que suelen ser más caras que en otros lugares) y entonces empieza a fluir el alcohol, sin el cual nadie se atrevería a cantar. Allí, el que queda en ridículo es el que no canta, y no al revés, ya que todos lo intentan y ya entrada la noche, algunos van incentivando a los demás a desafinar en público.
Esta actividad no está reservada a los aficionados a la música, sino que gente de todo tipo ha estado alguna vez en un KTV. Se realizan fiestas de cumpleaños y de casamiento, encuentros de amigos, reencuentros de compañeros, incluso festejos por éxitos laborales. En realidad cualquier excusa en buena para ir a un karaoke. Muchas veces empresarios argentinos en viajes de negocios han sido invitados a uno de estos lugares. Esto es bastante común puesto que los chinos no hacen negocios con gente que no conocen, y el KTV es una excelente oportunidad de romper el hielo y conocerse, y por qué no, divertirse.
Las canciones que se cantan son variadas, van desde folklore chino hasta canciones pop internacionales. No tienen limitación en cuanto al idioma; hay canciones en mandarín, cantonés, shanghainés, coreano, japonés, inglés, hasta algo en francés o español. Muchas veces no saben lo que están cantando pero lo cantan por fonética.
Las canciones románticas son siempre las favoritas, ya que son fáciles de cantar y recordar. Deng Lijun (???) o Teresa Teng es una de las cantantes favoritas, sus canciones son melosas y alegres. Ella es todo un símbolo de la China actual. Nació en Taiwán, de una familia de China continental, tuvo éxito en toda Asia y fue prohibida en China durante los primeros años de la Reforma y Apertura, y murió en Tailandia tempranamente, como toda estrella. Otros cantantes favoritos son Wang Fei (Faye Wong en inglés), Liu Dehua (Andy Lau), Zhou Jielun (Jay Chou) y el grupo S.H.E.. Incluso las canciones del conocido actor Jackie Chan son cantadas en los KTVs.
Karaoke en Buenos Aires
Para ir a un KTV en Buenos Aires hay dos opciones. Se puede ir a un restaurante chino con karaoke, lo cual suele ser complicado porque hay que reservar la sala y por lo general piden un consumo mínimo del restaurante. Además, como las máquinas son chinas, no hay forma de conseguir cantar una canción si uno no sabe caracteres chinos, y que por lo general, son los tradicionales. La otra opción no deja de ser difícil: hay que internarse en el barrio coreano, en el Bajo Flores, sobre la calle Carabobo, donde hay lugares especializados. Pero allí las máquinas están en coreano.
La solución para los no iniciados en estos idiomas, es entonces quedarnos en casa, buscar videos subtitulados en Youtube y cantar sin que nadie nos escuche.
(*) Profesor de chino. Nota publicada en la revista Dang Dai Nº 10
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