Sobre un twitt

5 febrero, 2015

Por Néstor Restivo

Causa bastante risa que medios como la BBC o el Financial Times de Londres, The Washington Post de Estados Unidos o el español ABC, critiquen con tanto ahínco el twitt con el cual la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hiciera referencia a “La Cámpola” y al “aloz” como una broma a las dificultades de los chinos para pronunciar la “r”. Los medios británicos son bastante cautos acerca de la masacre que su imperio cometió –entre muchas otras- con tantos chinos en el siglo XIX o del colonialismo que les impuso, y ha escrito un porcentaje ínfimo de líneas críticas y revisionistas al lado de la catarata de tinta que acompañó esas atrocidades. Que el diario de la capital del país donde el racismo fue explícito y normativo hasta hace sólo pocas décadas y aún hoy se mantiene implícitamente en las cárceles, en la policía o en las calles, para no hablar de sus propias masacres con otros pueblos, venga a dar lecciones de tolerancia “racial” también es de una hipocresía mayúscula. Y del diario que refleja a la ex genocida y hoy patética monarquía española, ¿qué decir?


No fue feliz, claro, la ocurrencia de CFK, aunque los twitt sean un género de difícil manejo, que han provocado ya varios líos a distintos presidentes, y aunque ella lo haya justificado, con bastante razón, diciendo en otro mensaje, y pidiendo perdón, lo que no suelen hacer los viejos imperios acerca de sus descalabros: “Perdón. Es que es tanto el exceso del ridículo y el absurdo, que sólo se digiere con humor. Sino (sic) son muy, pero muy tóxicos”. Sí, hay mucha toxicidad en los medios y en los criticones-sin propuestas alternativas seriales. Ello no quita que la jefa de Estado debió haber evitado esas frases.

Parte de la prensa argentina –dejando de lado programas de TV penosos por su, esos sí, racismo y xenofobia- prefirió reparar también en forma desproporcionada más en esa anécdota que en todo lo que hay de fondo en el viaje presidencial y en la profundidad de la alianza con China, un tema que debería ser de agenda pública por las implicancias que tiene en nuestra región (un debate que en verdad es de escala global). En cambio, sólo para citar los ejemplos de los dos diarios más influyentes de Argentina, uno -tan simpático a todas las aventuras imperialistas- se hace eco de los lamentos que hay en Estados Unidos por el acercamiento argentino (y de toda Latinoamérica) a China; casi pareciera que la melancolía es del propio periodista que viajó a Beijing para cubrir la gira presidencial. Y el otro, para mostrar la seriedad y lo metódico con que trata estos temas, envió a la cobertura a la periodista que cubre exteriores con mucha dedicación y hace muchos años pero que días antes había informado que el disparo fatal al fiscal Nisman, cuyo caso intentó mezclarse siempre con el viaje a China para contaminarlo de basura, se había disparado a 15 centímetros de su sien, una “noticia” que duró lo que debería durar la no muy afortunada gracia de la Presidenta.

Categorías: Política

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