Palabra de académicos
Tres representantes del Instituto de Estudios para América Latina (ILAS) de la Academia de Ciencias Sociales China (su director Wu Baiyi y los intelectuales Lin Hua y Guo Cunhai) hablaron ayer en un seminario en la Universidad Nacional de Tres de Febrero sobre el “ascenso pacífico” chino, las relaciones económicas con Argentina y los vínculos culturales. De esto último, fue una grata sorpresa para Dang Dai que nuestra revista y portal web fueran citados como uno de los cuatro ejemplos del trabajo de acercamiento cultural, junto con la tarea de los institutos Confucio y el amor de los chinos por el tango y el fútbol argentinos.
Guo, quien pidió más intercambio cultural
Wu Baiyi, director general del ILAS, reconoció que “hay una preocupación acerca de si China va a competir, a pelear con otros países. Pero tanto el presidente como el primer ministro han insistido en un escenario pacífico”.
Otra inquietud vinculada a la anterior es –aseguró- si la cuestión cultural puede aggionarse. “Creo que sí, por ejemplo la empresa Huawei tiene consultores extranjeros para esa adaptación. Diría que la RPCh puede atestiguar una postura de aceptar, siempre ha sido tolerante con sus minorías (por ejemplo, la política de hijo único sólo aplicó a la etnia han, la mayoritaria); siempre ha sido pacifista, y eso puede trasladarse a la relación con otros países”.
También en comercio, inversiones, cooperación, prosiguió Wu “(por ejemplo con América Latina o particularmente con Argentina) se puede atestiguar esa vocación china”. La apertura de China y su ascenso pacífico “traen aparejada la idea de aceptar a los demás países”, afirmó el académico.
Lin Hua, investigadora asociada, Departamento de Estudios Sociales y Culturales del ILAS, habló del “salto” que han tenido las relaciones económicas sinoargentinas y de las oportunidades y retos. De las primeras resaltó que “no hay grandes conflictos de intereses, muchos consensos y apoyos mutuos, una dependencia y necesidades mutuas (en comercio e inversiones) y complementariedad fuerte”. Y de los retos citó fricciones comerciales por normativas y proteccionismo y falta de estudios profundos de oportunidades de mercados. Pero indicó que “los obstáculos surgen inevitablemente, siempre coexisten en estas relaciones oportunidades y desafíos. Confío en que en el futuro habrá más cooperación y consensos y menos contradicciones”. También aceptó que el vínculo con China debe orientarse a favorecer la industrialización argentina, por caso por la vía de inversiones.
Por su parte, y al hablar del papel que desempeña la cultura en las relaciones chino-argentinas, el doctor Guo Cunhai (investigador asociado y Subdirector del Departamento de Estudios Sociales y Culturales del ILAS de la Academia) mostró en una de sus filminas de la presentación que los clubes de tango y el gusto por el fútbol argentino en China, así como el aporte al intercambio que hacen los Institutos Confucio o la revista Dang Dai en Argentina son ejemplos de ese vínculo sin el cual “se pierde perspectiva de los lazos entre ambos países. Debemos aportar a más conocimiento mutuo”.
Indicó que el gobierno chino enfatiza esa necesidad por ejemplo cuando el presidente Xi Jinping en sus giras por Latinoamérica (dos en un año y medio de mandato, destacó) “regala películas chinas o se refiere siempre al intercambio cultural”. Y recordó que Argentina y China firmaron en julio, en los convenios de la relación estratégica integral, un acuerdo para abrir en Buenos Aires y en Beijing sendos centros culturales de cada país.
Guo sugirió “fortalecer los intercambios, que son más diversos que la mera relación política y económica; pensar en premios a traducción de obras, hacer más activos los cursos de los Institutos Confucio y realizar más seminarios y actividades culturales”.
Los tres académicos son parte de una delegación de varios integrantes más que visitaron el CARI, la Fundación ICBC y la Untref, por la cual hablaron ayer Carlos Moneta y Sergio Cesarín.
Moneta dio una perspectiva de la reconfiguración mundial con eje en Asia y en China de aquí al 2030 y más también (“aquí –ironizó – inventamos en nano-tiempo, pero allá siempre trabajan pensando en el largo plazo”) y los desafíos y oportunidades que tiene América Latina y Argentina en articular con esa estrategia, en un escenario marcado por mega-acuerdos regionales y una creciente importancia de las cadenas de valor. Y Cesarín historió la permanente tensión en Argentina por buscar márgenes de autonomía externa respecto de los poderes de turno (Europa, Estados Unidos, la etapa de la Guerra Fría, ahora China), una característica que atravesó, dijo, a gobiernos y regímenes de distinto signo en los últimos dos siglos. Afirmó que China ofrece acaso una mayor flexibilidad en ese juego de alianzas y da más “permisividad del sistema”, y que “en ese sentido la RPCh es un actor positivo para movernos en el sistema internacional”. Citó el caso específico de Malvinas como factor de sujeción política y la necesidad de tener en China un socio “para el desarrollo”, no sólo un vínculo político y económico.
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