ASEAN avanza y es una puerta de entrada a China
Néstor Restivo
Poco se conoce en Argentina, en general, de los países del sudeste asiático, pese a lo singular, diverso e interesante de su reciente proceso de desarrollo. Como suelen dominar las malas noticias en los medios, sí se supo de la crisis de 1997/8. Y poco más. Ahora, Carlos Moneta y Sergio Cesarín presentaron el libro que editaron sobre Escenarios de integración: Sudeste Asiático y América del Sur. Hacia la construcción de vínculos estratégicos, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Y Moneta, que dirige allí la Especialización en Economía y Negocios con Asia Pacífico e India, trazó una historia de los países del ASEAN, marcó los beneficios para Argentina y la región de conectarse con una zona –y sus 500 millones de habitantes- que es “menos blindada”, con “menos asimetrías” que la que presentan grandes economía y, sobre todo, puede ser “puerta de entrada” a China, una experiencia que ya siguió con éxito India. Después de varios años de negociaciones, en 2015 se formará la Comunidad Económica del ASEAN, luego de que se fijara esa agenda en la cumbre de líderes de Myanmar.
Ha sido muy interesante, dijo, y poco estudiado aquí, cómo los países del ASEAN (Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur, Filipinas, Vietnam, Laos, Camboya, Brunéi y Myanmar) se construyeron con soberanía política muy recientemente, en los años 50 y 60, y pese a tironeos de la guerra fría y las disputas entre EE.UU., la URSS o China lograron un desarrollo que, si bien muy dispar (por ejemplo el PBI per cápita de Singapur comparado con el de Laos), consiguió coordinar acciones entre sí, buscando identidad propia y margen de maniobra frente a grandes players, lo cual abre una gran posibilidad de desarrollo para ellos y quienes se asocien.
“Fue muy distinto al ALCA, por ejemplo –dijo Moneta-, donde EE.UU. pretendió ser central y radial hacia el resto de las Américas. En cambio el ASEAN primero se consolidó y formó luego ASEAN + 1, con China, Japón o Corea del Sur”. En la introducción del texto, Moneta señala las características del modelo del sudeste asiático y de la preeminencia de la opción regional por la que se inclinaron sus países, frente a la crisis global y el fracaso de alternativas de “integración” más multilaterales.
Los editores introducen también la idea de resiliencia, la capacidad de personas o en este caso países de reconfigurarse luego de una crisis profunda, como sucedió en esta zona del mundo.
Cesarín –que en el libro escribe el capítulo sobre las complejas relaciones entre ASEAN y China, reparando en comercio e inversiones, infraestructura (como la Red Ferroviaria Pan-Asia) la cuestión del agua y la energía (el plan de desarrollo del Delta del Mekong) entre otros temas en un plano geopolítico y geoeconómico- señaló que podía ser un modelo a seguir, y que pese a los avances y retrocesos en la integración sudamericana, con antinomias que deberían descartarse entre Pacífico o Atlántico, “se abre en el Sudeste Asiático una nueva oportunidad”. Ellos, dijo, “tienen con nosotros una crisis de expectativas. Esperaban más de nuestro proceso de integración, como región. Pero hay una nueva oportunidad para aprovechar”.
Moneta habló de la inminente Comunicad Económica del ASEAN y valoró cómo se espero a que los países más débiles pudieran adaptarse, a diferencia de lo que sucede con el Mercosur y sus socios más chicos como Paraguay. “Es parte del proceso de la llamada ‘Fábrica de Asia’ vinculada a China, Japón y Corea. Es la plataforma económica más importante del mundo, para Argentina y la región, una puerta para entrar a China, como hizo India”, sostuvo.
En tal sentido, en la mesa estuvo el autor de uno de los capítulos, Alonso Ferrando, director de Proyectos del Instituto de Estrategia Internacional de la Cámara de Exportadores de la República Argentina, quien analizó las potencialidades de nuestra región en materia de exportación de alimentos. “El sudeste asiático se autoabastece en 75%, pero necesita importar el resto, con una clase media creciente, urbanización y, pese a que están creciendo menos en PBI, no es así en demanda de productos que nosotros podríamos abastecer por los nuevos hábitos de consumo que lleva aparejado aquel proceso”, dijo.
Finalmente, apuntó a la necesidad de que nuestra región se integre “a las cadenas de valor” asiáticas, donde el gran debate es “quién y dónde se genera valor, si aquí o allá”.
También presentó el libro Pablo Jacovicks, de la Untref, quien dijo que puede ser una herramienta de consulta muy útil para diplomáticos y empresarios por la cantidad de datos que contiene. Destacó asimismo el aporte del capítulo sobre la experiencia del Conicet en Asia: “no es sólo intercambio de mercaderías o materias primas”, destacó.
El trabajo, de 360 páginas, sigue a otro muy importante compilado por Montea y Cesarín sobre las multinacionales asiáticas en América Latina (Tejiendo Redes, 2012) y recoge artículos de destacados especialistas de México, Malasia, Uruguay, Brasil y Argentina (del Conicet, el Senasa y el CERA).
Al cierre, Cesarín recordó emotivamente a quien está dedicado el libro, Jorge Di Masi, fallecido en 2012, un precursor de estos temas desde el Departamento de Asia y Pacífico del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata.
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